Autor: Rómulo Betancourt
Título: Geografía económica de Colombia
Fecha de publicación: 17-01-1938
Publicación: Diario Ahora


Hace algún tiempo comentábamos en esta misma columna la interesante inquietud recién nacida en Colombia por los estudios económicos. En nuestra vecina de Occidente, un equipo de hombres nuevos está superando a ese tipo medio de colombiano que los ignorantes consideran como característico: el del morenito sentimental que canta bambucos y recita a Julio Flores.
Mientras en Venezuela no hay sino una escuálida minoría de hombres con su preocupación volcada sobre el hecho económico, en Colombia existe toda una tendencia orientada en ese sentido. Bien es cierto que allá recibe aliento e impulso desde las esferas oficiales esa preocupación hacia el enfoque técnico de los problemas económicos.
Estas reflexiones se nos ocurren repasando las páginas de la Geografía Económica de Colombia, que en la editorial Antena de Bogotá acaba de publicar Luis Enrique Osorio. El inquieto profesor de dinamismo supera en este libro -modelo de claridad, de método y de síntesis- su obra anterior. El visionario de Los Destinos del Trópico -vasconcelista hasta en esa subestimación del hecho económico- ha comprendido ya que sobre el esqueleto de la economía se vertebra la historia. Y hacia la economía ha orientado su magnífico dinamismo intelectual.
En menos de 300 páginas, Luis Enrique Osorio resumió lo esencial y determinante en la fisonomía económica, financiera y social de Colombia. Las características geográficas del país; la raza y su evolución; la producción agrícola; la producción pecuaria; los productos químicos y fabriles; la organización nacional: el Estado, la moneda, comunicaciones, el comercio, las relaciones exteriores, la higiene y la educación: todo esto, visto panorámicamente pero con mirada penetrante, está contenido en los tres centenares de páginas de la Geografía económica de Colombia".
Particularmente interesante son los capítulos en que estudia Osorio la cuestión agraria en Colombia y la penetración del imperialismo extranjero.
Frente al problema del petróleo -planteado también en el país vecino, aun cuando con menos agudeza que entre nosotros- propugna Luis Enrique Osorio una política salvadora. Nos referimos a la de la unificación de Venezuela, Colombia y los demás países del Caribe, incluyendo al gran México, para elaborar una línea de acción uniforme frente a los trusts.
Trabajos como los de Luis Enrique Osorio son toda una revelación. Revelan que una nueva conciencia le está naciendo a América. El tipo de idealista palabrero, rodoniano, está siendo desplazado por el que sabe cómo los sueños, sueños son, cuando no se insertan sobre el hecho económico, médula y determinante de los otros fenómenos sociales.
El caso de Luis Enrique Osorio -dramaturgo, novelador, vasconcelista cogido entre las mallas de la > y de otras elucubraciones igualmente líricas del ex ministro de Educación de México- aplicando su capacidad al estudio de los fenómenos económicos, revela, insistimos, que gana cada día un prosélito más en nuestros pueblos el realismo, la anti-fantasía. Unidades valiosas de la intelectualidad americana están renunciando a la imaginación como guía para dilucidar los fenómenos sociales. Y procurando para marchar con paso firme a través de lo que se ha dado en llamar >, una segura brújula: el análisis de lo económico.
Al estimarle a Luis Enrique Osorio el ejemplar de su libro que ha enviado a la Dirección y Redacción de Ahora, hacemos votos porque trabajos de esa misma índole sean publicados muy pronto en Venezuela –nos sobran poetas y nos faltan economistas-.