Autor: Rómulo Betancourt
Título: La cuestión del cambio
Fecha de publicación: 18-03-1937
Publicación: Diario Ahora


El problema del cambio viene torturando la mente de los venezolanos que se preocupan, sinceramente, dejando a un lado intereses de grupo por el bienestar del país desde hace un año o más. No significa esta aseveración que el problema no existiera antes; sólo que existía en forma latente porque la conveniencia personal de algunos de los asociados a Gómez y la presión que ejercían las compañías del aceite no permitían que se pusieran de manifiesto y, menos aún, se le discutiese. Mas desde entonces se pudo pensar en venezolano y cesaron las compañías de obrar sobre los centros oficiales. El tópico ha sido motivo de preocupación de parte de los Ministros de Hacienda y de Fomento.
El famoso "Convenio de Caballeros" celebrado entre el Gobierno Nacional y los gerentes de las compañías petroleras más señaladas, en julio de 1934, fue sanado por las partes, precisamente cuando el bolívar estaba en pleno proceso de alza, marcando claramente la tendencia a llegar al punto-oro. Se dio como pretexto para aquella peregrina operación que era necesario proteger a los agricultores, cuyos productos de exportación sufrían una depreciación grande. No quisieron observar los financistas de la época que mientras el alza artificial del dólar daba alrededor de Bs. 12.000.000 a la agricultura, las compañías dejaban de ingresar una suma tres veces mayor en nuestra economía y que los artículos importados tenían que sobrellevar para perjuicio al consumidor una alza de más o menos un 28 por ciento sobre el costo de origen, con el agravante de que importamos casi tres veces más de lo que exportamos. Los expertos de las compañías petroleras, más avisados y mejor enterados de la tendencia del bolívar sabían que éste reaccionaría rápidamente hasta el punto-oro y celebraron un arreglo a todas luces favorable a sus intereses. Más adelante se negaron a entrar en nuevos convenios que le pudieran atar de pies y manos porque supusieron que, debido a la expansión de los gastos del tesoro, que se traducía en un acrecentamiento de las importaciones, bajaría todavía más el bolívar. La situación cambia de nuevo, a nuestro favor, debido a la inteligencia política del Gobierno, a que se equilibren los ingresos y egresos del tesoro, al aumento de valor de los frutos principales de exportación y, finalmente, a la necesidad en que se hallan las empresas explotadoras de petróleo de incrementar sus trabajos en Venezuela para poder atender la creciente demanda de aceite que se registra en el mundo, circunstancia ésta que se traduce en un mayor aporte de dólares y otras monedas extranjeras a nuestro mercado voluntario y en el robustecimiento consecuencial del bolívar. No está pues en la conveniencia de Venezuela hacer nuevos convenios con las empresas petroleras. El Gobierno puede crear un fondo de estabilización del cambio y debe proceder al alza del bolívar, pese a la resistencia que puedan intentar las compañías petroleras.
El Ministro de Fomento declaró en cierta oportunidad que no existe convenio entre el Gobierno y las compañías que obligue al país. El Ministro debe saberlo, pero es lo cierto que si no existe un convenio formal hay un "entendimiento" o cuando menos se mantiene un "status quo", que deriva del convenio Tinoco, y que en este momento nos es perjudicial, ya que, como afirmamos ayer, marca una tendencia al alza que sólo está contenida por ese estado de cosas irregulares.