Autor: Rómulo Betancourt
Título: El trigo en Venezuela
Fecha de publicación: 01-02-1938
Publicación: Diario Ahora


Hace algún tiempo, contamos en esta sección el problema del trigo en Venezuela. Hicimos entonces una apreciación superficial, a vuela-pluma. Hoy nos proponemos profundizar en el tópico. Su importancia no necesita destacarse. Bastaría recordar que se trata de un cultivo básico en los poblados estados de la cordillera (Táchira, Trujillo y Mérida), Y en la parte Norte del estado Lara.
Su importancia deriva sobre todo, de la circunstancia de que el trigo no es un fruto que requiere, en Venezuela, ser exportado. Mientras el cacao, el café, la sarrapia son frutos cuyo excedente de producción, con respecto a las necesidades internas de consumo, necesitan disputarle el sito en los mercados extranjeros a los frutos similares de otros países, el trigo nacional no necesita salir de nuestras fronteras a librar áspera competencia. Y ello porque tiene asegurado un mercado interno cuya capacidad de absorción es actualmente muy superior al volumen total de las cosechas.
Entre los pocos estudios interesantes que se han hecho en Venezuela sobre el cultivo de trigo y sus perspectivas, está el del ingeniero agrónomo Doctor Bartolomé Schelotto, técnico argentino al servicio del Ministerio de Agricultura. Utilizaremos algunos datos de este trabajo y otros recogidos personalmente por nosotros en la cordillera.
La primera faceta que se ofrece al análisis, en la cuestión triguera, es la del volumen de las cosechas y la capacidad nacional del consumo. Y se constata, a este respecto, que hay una cuantiosa diferencia entre la harina de trigo consumida en el país y la que producen los molinos de Occidente. De aquí se importa anualmente de otros países, especialmente de Estados Unidos, alrededor de 20 millones de kilogramos de harina.
Investigaciones estadísticas revelan que la capacidad de consumo del mercado venezolano ha llegado a ser hasta de 28 millones de kilogramos de harina. Como el promedio de extracción molinera es del 50% (o sea que para producir un kilogramo de harina se requiere moler dos kilogramos de trigo en grano) se deduce que para producir los veinte millones de kilos de harina promedialmente consumidos, por año, se requieren 40 millones de kilos de trigo. En la actualidad, se produce en el país, y son absorbidos por el mercado, alrededor de tres millones de kilos. Por consecuencia -sumando estas cifras-llegamos a fa conclusión de que el trigo tiene asegurado un mercado interno en Venezuela hasta por cuarenta veces más de la cifra actual de producción.
La segunda cuestión a resolver es ésta: ese mercado potencial de que dispone, ¿estará en posibilidad de cubrirlo la industria triguera nacional, ofreciendo un producto capaz de competir con el importado en calidad y precio?
Lo esencial para poder contestar satisfactoriamente esta pregunta es saber sise dispone en Venezuela de suficiente extensión de tierras, cuyas condiciones de clima y altura sean adecuadas al cultivo del trigo. Y, en este sentido, las constataciones son satisfactorias. Los mejores terrenos para la siembra retributiva de ese cereal son los ubicados entre los 1.800 y 3.000 metros, con temperaturas que oscilan entre los 10 y 18 grados. Ahora bien, abundan en nuestro país tierras labran tías que reúnen esos requisitos. En la enorme extensión territorial que atraviesa el tramo venezolano de la cordillera andina, se multiplican las zonas aptas para la producción triguera. En la porción norteña del estado Lara -como ya dijimos- se encuentran también campos propicios para el trigo, que allí se cultiva con tan buenos resultados como en los estados andinos.
Parte de la faja triguera nacional tiene una excelente ubicación desde el punto de vista, tan esencial en los cultivos agrícolas, de su fácil contacto con los centros de consumo. Los campos productores de Mérida están, prácticamente, escalonados a la orilla de la carretera de Occidente. En esta misma situación están dos regiones trigueras de Táchira (La Grita y El Cobre). En cambio, los campos de producción trujillanos están alejados del camino carretero y requiere la industria de la utilización del transporte en bestias, medio de traslado de los frutos, lento y dispendioso. En cuanto a la producción tachirense de Tamá, por lo desvinculada que está de esa región del centro del Estado, más bien engrosa la producción colombiana, vendiéndose las cosechas en el país vecino. Sintetizando se puede decir que existiendo, como existe, un problema de transporte con respecto al cultivo triguero, éste no es de tal magnitud que implique el desahucio de toda esperanza en el posible ensanchamiento del cultivo.
Disponiendo Venezuela de cuantiosa extensión de tierras aptas para el cultivo del trigo, y no siendo insalvables las dificultades del transporte, ¿a qué atribuir el lento avance de la producción, mejor su estancamiento?
Daremos respuesta a esta interesante pregunta en nuestro artículo de mañana. En él pasaremos revista a todas las deficiencias, tanto técnicas como económicas, que han entrabado el desarrollo de una próspera y cuantiosa producción triguera en Venezuela.