Autor: Rómulo Betancourt
Título: Necesitamos electricidad barata
Fecha de publicación: 05-02-1938
Publicación: Diario Ahora


En nuestro artículo de ayer, prometimos tratar del precio de la electricidad de Venezuela. El tema, como observábamos, es de actualidad, porque si se vendiera a bajo precio en nuestro país el fluido eléctrico, resultaría menos agudo el problema del combustible. La electricidad podría sustituir muy bien al carbón vegetal en una serie de utilizaciones domésticas e industriales.
Esto resulta actualmente imposible. El precio del fluido eléctrico en Venezuela es absurdamente alto. Y esto lo verifica quien salga de nuestras fronteras, y visite cualquiera de los países vecinos. Al comparar las tarifas vigentes en ellos, con las que rigen en Venezuela, constata la desproporción absurda que existe entre unas y otras.
Es el caso del doctor Vicente Dávila. Viajó por Colombia y de allá se trajo datos que ha publicado e¡1 un diario local, donde pone en evidencia la gran diferencia de precios de la electricidad entre Caracas y Barranquilla.
De las comparaciones que hace el articulista, se evidencia que 422 unidades de energía eléctrica cuestan al consumidor barranquillero Bs. 26, mientras que esa misma cantidad de energía eléctrica tiene que pagarla el consumidor caraqueño en la cantidad de Bs. 115,40. O sea, que la electricidad cuesta en Caracas cuatro veces más que en Barranquilla.
La desproporción es aún mayor con respecto a otras ciudades de Colombia, en las cuales ha sido municipa1izada la producción y distribución de la energía eléctrica. Es el caso de Medellín, la capital del departamento colombiano de Antioquia, ciudad en la cual es de un centavo el precio del KWH.
Es oportuno hacer ver que es una misma compañía la que vende energía en Barranquilla y la que le vende en Caracas. Allá se llama "Compañía Colombiana de Electricidad", y en Venezuela "Compañía Venezolana de Electricidad". Mas, detrás de ambos rótulos circunstanciales se disimulan, como alguna vez lo dijimos en esta misma sección, ramales latinoamericanos del trusts yanqui de la electricidad: la Electric Bond and Share.
Estos datos son un indicio revelador del volumen de utilidades verdaderamente cuantioso, que seguramente hacen las compañías de electricidad entre nosotros. Si ese indicio no bastare, ahí están cálculos concretos evidenciando nuestra afirmación. Nos referimos a los cálculos publicados recientemente por los ingenieros J. A. Ayala y Francisco Ayala. Las investigaciones de estos técnicos los han llevado a la conclusión de que bastaría la inversión total de Bs. 12.000.000 para construir, en los alrededores de Caracas, una planta que produciendo anualmente 26 millones de Kilowatios-hora y vendiéndolos al precio reducido de diez céntimos de bolívar por kilowatios-hora, amortizaría el capital a los 20 años de funcionar la empresa y los accionistas podrían repartirse en todo tiempo utilidades del 6% anual.
La conclusión a que se llega es clara: en Venezuela la electricidad se vende excesivamente cara. Y se vende así, porque una actitud oficial enérgica no se ha asumido aún frente a tales empresas. En los países alertas, comenzando por Estados Unidos, desde hace tiempo se han catalogado a las empresas de electricidad como de utilidad pública. Y, en consecuencia, se han fijado regulaciones legales o reglamentarias acerca de su funcionamiento. En Estados Unidos, las comisiones de servicios públicos supervigilan las tarifas eléctricas. En Colombia, varias Municipalidades han adquirido las plantas y son ellas las que suministran el servicio a la colectividad. En Costa Rica, se discute actualmente una Ley de Expropiación, previo pago de indemnización de las empresas generadoras o comerciadoras con electricidad. Podríamos continuar citando países americanos donde una enérgica y tuitiva acción gubernamental se ha desplegado para poner cese a los abusos de los explotadores privados del negocio eléctrico.
¿Cuándo sigue Venezuela esos ejemplos aleccionadores? ¿No es acaso ahora, cuando el carbón vegetal se sustrae prácticamente al consumo nacional, la hora oportuna de una inteligente intervención gubernamental para que se abarate el fluido eléctrico?
Dejamos planteadas estas preguntas. Ojalá tengan pronto una satisfactoria respuesta oficial.