Autor: Rómulo Betancourt
Título: El éxito de la Reforma Tributaria en Colombia
Fecha de publicación: 19-02-1938
Publicación: Diario Ahora


Tema sobre el cual no debe dejarse de insistir es éste de la reforma en el sistema tributario nacional.
El régimen impositivo de Venezuela es anticuado y deficiente. Es, además -y resulta esto lo que más debe destacarse- profundamente injusto. El peso mayor de los impuestos incide sobre la población pobre del país, ya que no existe el sistema de tributación indirecta, cobrado sobre la riqueza.
Estas son verdades que, de tanto repetirse, han adquirido el rango de lugares comunes. Empero, sobre el renglón debe mantenerse el dedo puesto, hasta lograrse una transformación profunda en la organización fiscal del país, heredada de la Colonia sin beneficio de inventario.
Otros países estaban, como nosotros, a la zaga de la evolución mundial. Evolución orientada, en todos los Estados modernos, hacia la progresiva substitución de los impuestos indirectos, sobre el consumo, en impuestos directos, sobre la riqueza.
Colombia, al igual que nosotros, soportaba el peso muerto de un régimen tributario arcaico, antieconómico y saturado de injusticias. Reaccionó a tiempo. Alfonso López, el admirable estadista que está actualmente en la Presidencia de la República vecina, condensó en legislación positiva el anhelo de las mayorías democráticas de aquel país de ver remozado, transformado, el sistema impositivo del país.
La reforma tributaria en Colombia ha tendido al establecimiento de impuestos directos, sobre la renta y sobre el exceso de beneficios. Las voces agoreros de la reacción conservadora se alzaron para anunciar catástrofes al ponerse en vigencia esa legislación. Presagiaron ruina del comercio y de la industria, retracción del capital privado para invertirse, fuga, de Colombia, de los capitales extranjeros, etc. Nada de eso ha sucedido. Colombia atraviesa actualmente un período de indiscutible prosperidad económica. Pocas veces ha habido, como en la actualidad, mayor intensidad en la vida del comerció y de la industria. Y el fisco, próspero, está cerrando sus presupuestos con superávit. De país eternamente deudor, con su hacienda pública enfeudada a los emprestadores de Wall Street, Colombia se está transformando en país cuyo Estado, gracias a los ingresos extraordinarios derivados de los impuestos directos, se basta a sí mismo. Esos impuestos han incidido, principalmente, sobre las grandes empresas extranjeras, explotadoras del petróleo, del oro, de los diamantes, de la luz eléctrica, etc.; y sobre los institutos bancarios, tanto extranjeros como nacionales.
Este panorama lo descorrió ante sus oyentes, respaldando cuanto afirmaba con el índice irrebatible de la cifra, el presidente López, en conferencia pronunciada en Bogotá, en el Teatro Municipal de la capital colombiana.
Aludiendo a las gráficas con que ilustró su conferencia, dijo en esa ocasión el presidente, López:
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El presidente López continúa así en su discurso comparando lo que tributaban, antes y después. de la reforma en el sistema impositivo, la Compañía colombiana de Tabaco, el Consorcio de Cervecerías Bavaria, las Compañías Eléctricas, el Banco Central Hipotecario, el Banco de Colombia, etc. Luego de leer estas cifras en crescendo de tributos exigidos por un Gobierno previsivo e inteligente a los usufructuarios de riquezas naturales y de negocios particularmente reproductivos, dice el presidente López: "Yo invito al público, a los que han visto aumentar las cifras de sus propios impuestos, en una suma casi insignificante a que me digan si no les satisface pagar un poquito más, porque estoy seguro que es un poquito más lo que ahora tienen que entregarle al fisco, a trueque de tener el gusto de oír leer esas cifras. Con su total, podrá desarrollarse todo el plan de obras públicas nacional en diez años".
Este claro ejemplo de Colombia tiene, para Venezuela, el sentido de una incitación. Y no cabe otra cosa, sino cerrar este artículo con la misma interrogación ya hecha en los anteriores en que hemos planteado la cuestión tributaria:
¿Cuándo se resuelve el Ejecutivo a enviar a las Cámaras ese proyecto de reforma tributaria prometido en el Programa de Febrero y en el Plan Trienal?