Autor: Rómulo Betancourt
Título: La industria pecuaria
Fecha de publicación: 20-04-1937
Publicación: Diario Ahora


Acaba de dictar el ciudadano Presidente de la República, con la aprobación del Consejo de Ministros, un importante Decreto creando siete campos ganaderos de experimentación que funcionarán en otras tantas de las zonas pecuarias de la República y cuyas finalidades serán verificar la bondad de los pastos nativos y de los importados que se puedan aclimatar en nuestro ambiente físico, vigilar las aguas con fines de Sanidad Animal, llevar a cabo cruzamientos y adiestrar a los criadores en los métodos que sean más prácticos. En una palabra, se trata de procurar el mejoramiento de la especie.
Nos parece muy bien el Decreto y la intención que lo mueve y estamos ciertos de que, si se le lleva a vías de hecho con sentido práctico y conocimiento de la materia, habría de redundar en beneficios reales para la ganadería venezolana. Ya que el Ministerio de Agricultura y Cría se está ocupando con marcado interés por elevar la cría a la categoría de industria conducida inteligentemente, sacándola del estado natural, semi-salvaje, en que se desenvuelve, nos permitimos insinuar la conveniencia de industrializar la leche de manera de aprovechar una riqueza que hoy se pierde. Es notorio que en las regiones pecuarias, sobre todo en Los Llanos, se saca muy poca o ninguna utilidad de la rama más importante y más productiva de la cría. Es fácil darse cuenta de esta verdad examinando las estadísticas de importación de leches condensadas o secadas, de mantequillas y de quesos. Es sencillamente inconcebible que un país como el nuestro, con tres millones de cabezas de ganado vacuno, haya de comprar todavía leche y sus derivados en el exterior. Se puede pensar que la situación de ruina en que se halla la industria pecuaria, a pesar de la Ganadera de Maracay, de los subsidios o primas y de la exportación a Colombia y algunas de las Antillas, se debe principalmente al desprecio imperdonable hacia esa fuente de riqueza. La ganadería venezolana sólo aprovecha la carne y los cueros, cuando es la leche de un rendimiento mucho mayor si se la industrializa. Sería lo indicado en este caso establecer en las regiones pecuarias, en sitios que dominen una cierta región predeterminada, lactuarios que adquieran la leche de los hatos y la conviertan en mantequilla, en queso, la condensen o la evaporen. Una vez elaborados estos productos, podrían ser enviados a Centrales donde se las uniformase de aspecto y presentación. De este modo vendría a ser la leche una fuente de entrada para el criador, mucho más grande y regular de lo que es la carne y el cuero de la res.
Los ganaderos argentinos y uruguayos calculan que la leche representa el 75 por ciento de sus ingresos, y la carne, unida al cuero, sólo el 25 por ciento. Es claro que nosotros estamos desperdiciando la entrada más sustanciosa por desidia, por ausencia de organización y de disciplina comercial.
El ordeño diario trae otras muchas ventajas al criador, entre las cuales vale mencionar el amansamiento del ganado. Por otra parte, al tener productos de leche nacionales en cantidad suficiente para abastecer las necesidades del país, irán a los Llanos los millones de bolívares que salen hoy para el exterior a cambio de esos productos que importamos.
En el Ministerio de Agricultura y Cría se nota mucha actividad. Tras un Decreto viene otro y todos ellos bien encaminados, salvo detalles que nos hemos tomado la libertad de criticar en otras ocasiones con el único fin de colaborar a la medida de nuestras fuerzas en el buen éxito de las medidas que se proyecta poner en práctica. Así es que no dudamos que ese Departamento acogerá la insinuación que nos permitimos presentar hoy para hacerla estudiar por las personas entendidas que se hallan a su servicio.