Autor: Rómulo Betancourt
Título: Reorganización de los servicios económicos en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Fecha de publicación: 25-02-1938
Publicación: Diario Ahora


La "Gaceta" del 22 de este mes publica un decreto presidencial, por el cual se reorganizan varios servicios del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Por este decreto se suprimen algunos cargos y se crean, en la Dirección de Política Económica, cuatro secciones. Estas son: Sección de Economía, Sección de Comercio Exterior, Sección de Información y Sección de Auxiliares Técnicos.
Las materias atribuidas a cada una de estas dependencias de la Dirección de Economía revelan el propósito de darle un rumbo técnico a nuestra política comercial. Nos tememos que simplemente se hayan creado otras cuantas oficinas burocráticas, sin eficacia operante. Empero, si es que esas oficinas son atendidas por personas capacitadas y si hay "en el Ejecutivo la intención de tener una política comercial inteligente, cumplirán una función eficaz esos organismos estatales.
Basta simplemente con detallar las funciones que se le asignan a cada uno de esos departamentos nuevos del Ministerio de Relaciones Exteriores, para vislumbrar su importancia.
La funciones que le corresponderán a la Sección de Economía, por ejemplo, son las de estudiar todo lo relacionado con tratados, convenios y modus vivendi de comercio y de navegación; relaciones entre el movimiento económico internacional y la economía venezolana; relaciones con los organismos económicos internacionales; aspectos internacionales de la inmigración y colonización; transportes y comunicaciones internacionales y su coordinación con los nacionales; protección internacional de la propiedad industrial; estudio de los costos de producción venezolanos en relación con la concurrencia internacional; doble imposición y evasión fiscal; recopilación y cotejo de los índices de la economía: mundial y de la venezolana.
Cada una de esas atribuciones que se le asignan a la sección de Economía en la Dirección de Política Económica tiene para Venezuela un interés de primer plano. No es posible que continúe vigente en nuestro país ese empirismo con que hasta ahora se han venido rigiendo nuestras relaciones de orden económico y financiero con las otras naciones.
Hace tiempo que el libre cambio manchesteriano hizo su tiempo. Vivimos en una época cuyo signo más caracterizado, en el plano de la política económica internacional, es el tratado bilateral. Los países compran a quienes le compran. Usan su capacidad de adquisición como arma para ensanchar sus posibilidades de vender. Y en un mundo así, Venezuela marcha a la deriva, comprando a quien no le compra, cerrando el balance de su comercio internacional con superávit a favor de casi todas las naciones manufactureras donde compramos mercancías semielaboradas o elaboradas.
Contra esa política inconsciente insurgió el Ministro Adriani, cuando reformó la Ley de Arancel, en el sentido de que pudiera el Estado aumentar hasta en un 100% los impuestos aduaneros sobre mercancías procedentes de determinados países. Esta coacción puede y deber ser usada como arma para equilibrar nuestras relaciones comerciales con varias naciones, Japón a la cabeza de ellas, en las cuales adquirimos grandes volúmenes de mercancías sin que nos compren, por un valor correlativo, materias primas nacionales. Y precisamente, será a la Dirección de Política Económica del Ministerio Relaciones Exteriores, recién reorganizada, a quien competa llevar adelante este > en el comercio internacional venezolano.
Seguiremos con atención las labores de los nuevos organismos estatales que se crean. Si llevan a la práctica iniciativas progresistas, las comentaremos con aplauso; y si se limitan a vegetar, las criticaremos responsablemente.

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