Autor: Rómulo Betancourt
Título: Observaciones acerca del comercio exterior de Venezuela
Fecha de publicación: 26-02-1938
Publicación: Diario Ahora


En nuestro artículo de ayer aludimos, de paso, a la falta de coordinación de nuestro comercio internacional.
En efecto, las relaciones económicas de Venezuela con las demás naciones no han sido objeto de un previsivo control estatal. El libre-cambio, esa forma de contacto económico entre los pueblos ya liquidada internacionalmente, preside el canje de materias primas, mercancías elaboradas y servicios entre Venezuela y los demás países.
Si un criterio menos empírico hubiera privado en las esferas gubernamentales del país, Venezuela hubiera podido colocar fácilmente en el exterior el escaso volumen de productos agrícolas y pecuarios que exporta. Hubiera bastado con que el Estado, regulando el comercio exterior, ajustara acuerdos bilaterales con aquellas naciones manufactureras, donde compramos el volumen mayor de las mercancías elaboradas que consume el país. Esas naciones han debido ser constreñidas, mediante la firma de tales convenios comerciales, a comprar nuestros productos hasta por una cantidad o valor determinados.
Basta echar una ojeada a las cifras del comercio exterior de Venezuela para comprender como no se justifican las dificultades de nuestros exportadores para colocar en el exterior el café, el cacao, las maderas, los cueros y los escasos productos restantes que vendemos.
En efecto, nuestro comercio exterior presenta la característica de arrojar un superávit a favor de la absoluta mayoría de las naciones con las cuales comerciamos. En otras palabras, que es sensiblemente mayor la suma pagada a ellos por nosotros, como valor de las mercancías que le compramos, a la pagada por ellos a nosotros como valor de las materias primas que nos compran. En estas condiciones, resulta fácil presionar a esas naciones para que nos compren mayor cantidad de café, de cacao, de cueros, de las adquiridas anualmente por ellas de los exportadores nacionales.
Algunas cifras, tomadas de reciente publicación, van a confirmar cuanto venimos sosteniendo.
Del estudio de un cuadro comparativo de la importación y exportación de Venezuela, desde el año de 1924, inclusive, hasta el 31 de diciembre de 1935, se deduce que Venezuela tuvo un superávit a su favor (exportó más que importó) sólo con respecto a cinco naciones (Dinamarca, España, Finlandia, Noruega, otros países). Su comercio exterior arrojó déficit en contra (importó más que exportó) con respecto a diez países (Alemania, Bélgica, Estados Unidos y Colonias, Francia y Colonias, Holanda y Colonias, Inglaterra y Colonias, Italia, Japón, Suecia).
El déficit en contra de Venezuela, en el valor de su comercio internacional con esas diez naciones, es cuantioso. Veamos algunas cifras (recuérdese que estos datos corresponden al período 1924, inclusive, hasta el 31 de diciembre de 1935, y que las cifras que daremos son estimadas en millones de bolívares):

Alemania 89.9
Bélgica 135.7
Estados Unidos y Colonias1.241.4
Francia y Colonias 33.6
Holanda y Colonias 51.3
Inglaterra y Colonias 365.2
Italia 56.8
Japón 12.75
Suecia 2.3

En estos datos han sido excluidos, muy lógicamente, los relacionados con el petróleo y sus derivados. Si esos datos se tomaran en cuenta, resultaría el comercio exterior de Venezuela con un superávit enorme y ficticio con respecto a Inglaterra, Holanda, etc. Pero es claro que no debe ser incluido ese renglón entre los productos de exportación venezolanos, ya que a la economía nacional no revierte su valor. Es bien sabido que se queda en el exterior, sumando guarismo en los depósitos bancarios de los accionistas de la Standard y de la Royal Dutch.
Corresponderá a la Dirección de Política Económica del Ministerio de Relaciones Exteriores el estudio de los datos de nuestro comercio exterior; y el ajuste de convenios bilaterales de comercio, aprovechándose de la situación excepcional, en ese sentido, en que está el pueblo que compra mucho y tiene muy poco que vender.