Autor: Rómulo Betancourt
Título: La Compañía Anónima Bananera Venezolana
Fecha de publicación: 05-03-1938
Publicación: Diario Ahora


Está en circulación, impreso en folleto, un "prospecto para la formación de una Compañía Anónima Venezolana, cultivadora, compradora y exportadora de bananos y otras frutas".
Este "prospecto" contiene, a más de las bases sobre las cuales será organizada esa empresa, una exposición que hizo ante la Cámara del Comercio de Puerto Cabello el señor M. V. Gallegos Rivero. Este agricultor venezolano fue designado por el Gobierno Nacional para visitar y estudiar las zonas bananeras de Colombia y Centro América. Síntesis de sus observaciones en el departamento colombiano del Magdalena y en la provincia costarricense del Atlántico son las notas que leyó ante los representantes del comercio y de la industria de Puerto Cabello.
Este proyecto de explotación en grande de la industria bananera cuenta con el apoyo gubernamental. Su capital se integrará así:
1) - Bs. 1.000.000 que en calidad de préstamo y por conducto del Ministerio de Fomento, aportará el Gobierno Nacional. Este préstamo será hecho bajo las siguientes condiciones, todas muy liberales: pago en 15 años, en diez cuotas iguales anuales, comenzando los pagos cinco años después de iniciadas las actividades de la empresa. Este préstamo rentará e13% anual, que no comenzará a cobrarse sino 3 años después de comenzados los trabajos de la compañía.
2) - Bs. 1 ;000.000,, susceptible de ser aumentado hasta la cantidad de Bs. 5.000.000, como capital inicial. Para cubrir el millón de bolívares del capital inicial se emitirán diez mil acciones nominativas, con un valor de Bs. 100 cada una. Además, ya cuenta del aumento del capital previsto, se emitirán acciones nominativas, del mismo valor de Bs. 100 por unidad, para ser colocadas entre los productores, los empleados, obreros y jornaleros de la compañía. El valor de estas acciones será cubierto, por parte de los productores, con un porcentaje (el 10% del valor de la fruta recogida en los fundos) que cultiven; y por parte de los empleados, obreros y jornaleros con un porcentaje (también el 10%) deducible del montante de sus sueldos y salarios.
Aspira esta nueva empresa a iniciar sus trabajos sembrando 1.000 hectáreas de fruta. Calculan que cada hectárea producirá un mínimun de 750 racimos anuales. Pero, reduciendo aún más el volumen de producción para evitar el peligro de los cálculos alegres, los promotores de esta empresa fijan en sólo 650 racimos la cosecha rendible por hectárea. Las 1.000 hectáreas que se proyectan sembrar rendirán así 650.000 racimo, que vendidos a la cotización mínima de US$, 0.65 por racimos arrojarán un total de Bs. 1.339.000 por cosecha. Si de esta suma en bruto de deducen los gastos de transporte hasta Puerto Cabello, resulta un producido líquido anual de Bs. 1.014.000.
Como se observa, el negocio -tal como surge de los cálculos hechos por sus promotores- no puede ser más halagüeño. Bastarían dos cosechas para recuperar la totalidad del capital invertido. En un 50% sobre ese capital habría que calcular, pues, el porcentaje anual de utilidades.
Y hay que tomar en cuenta otros renglones de beneficios no comprendidos en la suma que hemos citado. Nos referimos a los derivables de la siembra en el terreno destinado a las bananeras, y mientras se levantan éstas, de arroz y otros frutos, con el solo gasto de lo que cuesten la semilla, la siembra, la recolección y la trilla. No se requieren gastos de acondicionamiento del terreno, por cuanto están previstos tales gastos en los cálculos hechos para el cultivo del banano.
Hasta aquí la síntesis del proyecto de empresa bananera nacional, lanzado por comerciantes e industriales de Puerto Cabello.
Hemos querido transcribir lo esencial de ese proyecto para popularizarlo desde esta columna. Responde esa iniciativa a una idea que con terquedad de convencidos hemos defendido desde esta sección: la de que Venezuela debe abordar, con audacia, la empresa de cultivar en las zonas propicias de su vasto territorio, el banano y otras frutas tropicales de extenso consumo en los mercados de ultramar. Empero, con capital venezolano; y en condiciones tales que esa fuente de riqueza no sea un monopolio más de los privilegiados de la fortuna, sino oportunidad de bienestar para muchos y renglón nuevo de ingresos para el fisco nacional.
Si hemos pensado siempre así, es lógico que veamos con todo interés el ensayo, en vísperas de ser intentado por la Compañía Anónima Bananera Venezolana.
Y en el propósito de contribuir a que se afirme sobre bases de solidez y de justicia, siquiera relativa, tal empresa, haremos varias sugestiones de interés acerca de ella en nuestro artículo de mañana.