Autor: Rómulo Betancourt
Título: Interesante experiencia colombiana sobre almacenes de depósito
Fecha de publicación: 04-04-1938
Publicación: Diario Ahora


Entre las varias publicaciones permanentes de la Federación de Cafeteros de Colombia se cuenta el Boletín de Estadística. Es un órgano informativo de gran seriedad y cuidadosa selección en su material.
En el número 16 de esa revista, correspondiente a febrero de 1936, hemos hallado un pormenorizado e interesante estudio sobre los Almacenes Generales de Depósito. Por los términos de esa exposición, que glosaremos, se verá cómo ha sido de beneficioso para la agricultura colombiana el establecimiento y generalización de los almacenes de depósito.
El objetivo de éstos es el de salvar al agricultor medio y pobre de las garras del intermediario. Su función no es la de valorizar artificialmente los frutos, mediante el fomento de fuertes stocks de éstos en el interior del país. Su finalidad es la de hacer préstamos a los agricultores, mediante el depósito por éstos de sus cosechas en calidad de prenda agraria, en forma tal que los proteja de la necesidad de malbaratar sus frutos en épocas de depresión, de baja de los precios.
Las reglas bajo las cuales se rigen los almacenes de depósito, verdaderas instituciones de utilidad pública por los servicios eminentes que prestan a la agricultura, son las siguientes:
1) El agricultor que no desee vender su café, por no ser remunerador el precio a que se cotice en el momento de recoger la cosecha, lo deposita en uno de los Almacenes de la Federación de Cafeteros. Estos almacenes están estratégicamente repartidos en las zonas de la República de mayor vitalidad agrícola; y han sido construidos tomándose todas las providencias requeridas para que los frutos depositados no se deterioren por la acción del tiempo o de agentes exteriores. El almacén expide entonces al depositante un bono de prenda, sobre el cual puede obtener, en el Banco de la República y en bancos comerciales, hasta el 7 5% del valor de su café, al reducido interés de 3% anual. El almacén, informado diariamente por la Federación de Cafeteros de las oscilaciones de los precios, aprovecha la coyuntura favorable, cuando el grano está valorizado, para vender los lotes depositados. También informa al interesado, si éste lo solicitare, de las oscilaciones de los precios, vendiendo cuando el depositante así lo ordene.
2) Cuando se trate de préstamos muy pequeños, por tratarse de lotes reducidos de café, el almacén hace la operación directamente, no expendiendo certificado de prenda. Para facilitar aún más las operaciones de sus clientes, los almacenes hacen anticipos para los gastos de transporte, y arriendan a los interesados los empaques necesarios para el envío de las cargas.
3) En los pueblos donde no funcionan agencias del Banco de la República, ni de bancos comerciales, los bonos de prenda pueden ser descontados en las Cajas de Crédito Agrario, Industrial y Minero.
4) Los almacenes han extendido sus ventajas a los exportadores. Estos pueden depositar los lotes que estén dispuestos a colocar en los mercados consumidores del exterior, obteniendo un porcentaje en metálico sobre su valor global. En esta forma se impide que los exportadores, presionados por la necesidad de numerario, coloquen el grano en los mercados cuando las cotizaciones sean bajas. Impidiendo ésto, los almacenes de depósito han contribuido, eficazmente, al afianzamiento de los precios del café colombiano en los mercados de Estados Unidos y Europa.
En un principio, el radio de acción de los almacenes de depósito se contrajo al café. Luego fue extendido a otros artículos producidos por la agricultura o la industria colombianas. Observa la publicación que glosamos cómo ha sido esta medida particularmente beneficiosa para los cultivadores de trigo. Antiguamente, en la época de las cosechas, con la intensificación de la oferta, se despreciaba ese fruto al extremo de no ser remunerador su cultivo. Hoy, mediante el sistema de almacenes de depósito, se logra estabilizar los precios del trigo durante todo el año.
Actualmente, se reciben en los almacenes de depósito los artículos que enumeraremos, y sobre los cuales presta el Banco de la República los porcentajes que también se especifican, tomando como base el avalúo comercial del día:
Café75%
Algodón75%
Sal75%
Lana70%
Fique elaborado70%
Arroz70%
Trigo65%
Anís 65%
Semillas de algodón 60%
Manteca nacional60%
Sulfato de soda60%
Tabaco y cigarros 60%
Cacao 60%
Harina55%
Fique en rama 50%
Maderas aserradas 50%
Jabón50%
Cartón nacional50%
Velas esteáricas 40%
Higuerilla40%
Esta experiencia colombiana bien puede ser aprovechada en Venezuela. Entre los más agudos problemas de nuestra agricultura está el de la acción extorsionadora del intermediario. Aprovechándose de la penuria del campesino, el comerciante, o el gran terrateniente, compran las cosechas a precio de "gallina flaca", como dice el habla sentenciosa y gráfica de nuestro pueblo.
El establecimiento de silos, o almacenes de depósito, en todas las zonas productoras del país, operaría como un correctivo contra el intermediario y como una efectiva protección a los intereses del agricultor de limitados recursos económicos.