Autor: Rómulo Betancourt
Título: Dos tesis sobre Estadística
Fecha de publicación: 12-05-1938
Publicación: Diario Ahora


En el Congreso se discuten actualmente un proyecto de Ley de Estadística, elaborado y presentado por el Ministerio de Fomento.
Alrededor de este proyecto legislativo se ha suscitado una polémica de prensa. En los diarios se leen diariamente réplicas y contrarréplicas suscritas por diferentes señores. Y, como siempre en Venezuela, ha terciado en la discusión más de un inepto señor, para escribir cosas inaceptables en una polémica sobre un tema técnico. ¡Hasta cuándo haremos los venezolanos de nuestra audacia una patente de corso, que nos capacite para opinar sobre todas las cosas divinas y humanas!
Claro está que vamos a dejar a un lado a esos importunos e incapaces escritores, inmiscuidos en una discusión en la cual no tienen nada serio que aportar. Vamos a limitarnos a enfrentar las dos tesis en juego, sostenidas por personas entendidas ambas en la materia. -Shelly Hernández y Vandellós- y cuyos criterios divergen.
El proyecto de Ley de Estadística que se discute, en el Congreso es de francas tendencias centralizadoras. Resume en una Dirección Nacional de Estadística las atribuciones hoy dispersas entre las varias oficinas de esa índole existentes en los Ministerios y los Gobiernos estadales. Esa Dirección, dependiente del Ministerio de Fomento, tendrá la función de recoger y coordinar todos los actos de índole estadística (producción industrial, agrícola y pecuaria; índices de precios; dinámica demográfica; nacimientos, matrimonios, defunciones; coeficientes de crecimiento vegetativo, o por afluencia inmigratorias, de la población del país; centros nacionales, etc.).
Frente a esta tendencia marcadamente centralizadora de la Ley de Estadística; se ha pronunciado el jefe del Departamento de Estadística en el Ministerio de Sanidad. El señor Shelly Hernández graduado en Hopkins, se pronuncia por la descentralización de ese servicio administrativo. Su tesis es la de que cada departamento del Estado tenga sus propios organismos especializados en la reunión de todos los datos técnicos requeridos para el planeamiento de la acción administrativa. Un Consejo Nacional de Estadística, donde tuvieran representación cada uno de esos organismos autónomos, cumpliría el rol de unificar las directrices del trabajo común.
En apoyo de su tesis, el estadístico de la Sanidad aporta varios argumentos.
El esgrimido más tercamente es el de la mayor eficacia de esos organismos especializados sobre uno de carácter general. Y en apoyo de esta posición cita el caso de El Salvador, donde por no existir una oficina de estadística vital adscrita al Ministerio de Sanidad sino un sistema general de estadística centralizado, fue posible que prosperara e hiciera terrible poda humana una epidemia desarrollada en el país. Sanidad no pudo acudir rápidamente a enfrentarse a la epidemia y combatirla porque no pudo darse cuenta del índice crecido de mortalidad. Los datos al respecto los había recogido y archivado la oficina general de estadística.
En favor de la tesis centralizadora se han aportado, por otra parte, argumentos de sólido peso. La eficiencia coordinadora es mayor. Resulta más reducido el presupuesto requerido para sostener esa oficina única en estadística que las varias erogaciones parciales para pagar los gastos de departamentos de esa índole en cada Ministerio. En la experiencia de muchos países, donde la centralización de la estadística ha producido resultados muy positivos, debe buscarse inspiración.
Frente a las dos tesis, nuestra opinión se inclina a aceptar la de la centralización de la estadística. El problema estriba en la capacidad técnica de ese organismo único. Si está dirigido por gente capaz, si tiene cuadros de empleados enterados científicamente y con sentido de responsabilidad, es claro que una Oficina Nacional de Estadística suple, con ventajas, a la labor de varios departamentos dispersos de esa misma índole.
La centralización de los organismos administrativos de carácter técnico es una necesidad de Venezuela. En un país desvertebrado como el nuestro, tales organismos tienen un gran papel coordinador y orientador que jugar.