Autor: Rómulo Betancourt
Título: Comercio del tabaco
Fecha de publicación: 30-03-1937
Publicación: Diario Ahora


En la Revista de Comercio de la República de Cuba, correspondiente al mes de febrero, encontramos datos sobre la exportación de tabaco y los subproductos que invitan a meditar en las posibilidades que esa industria ofrece a nuestro país. Cuba exportó en 1935 tabaco y sus sub-productos por los distintos puertos de la República, por valor de $154.699,475. Y en 1936 por valor de $13.330,910, es decir, un promedio de Bs. 56.550.000,00, o sea, más del doble de lo que nosotros exportamos en café.
Es inconcebible que Venezuela, país propicio, gracias a la bondad de su ambiente físico, para producir tabaco tan rico en fuerza y aroma como el cubano, no registre un solo bolívar en su estadística de exportación bajo ese título. Hay más que decir: en tiempos pasados exportaba Venezuela tabaco en cantidades apreciables y la hoja llegó a constituir una fuente de ingreso muy estimable. Llegó a gozar el tabaco venezolano de nombradía en varios países del mundo. Todo ese negocio desapareció por razones que convendría mucho poner de manifiesto.
No ignoramos que hay una serie de factores que hacen hoy difícil todo intento de exportación de tabaco, como son, por ejemplo, la falta de unidad y de estabilidad en los tipos, en el tamaño y el color de la hoja, y la preparación defectuosa de ésta, amén de un cultivo poco científico y cuidadoso. Cualquier torcedor de cigarros o fabricante de cigarrillos en Europa o en los Estados Unidos, estudia y combina las distintas calidades de hojas antes de lanzar una marca al mercado y exige, desde luego, a los proveedores, el suministro regular de un tipo uniforme de tabaco durante un año y otro.
La producción venezolana de tabaco es mayor en mucho que el consumo local, de donde resulta que los hacendados tienen que caer indefectiblemente en manos de los fabricantes de cigarrillos, quienes fijan los precios a su gusto. Es pues, urgente, abrir mercados en el exterior para nuestro tabaco. Pero, para poder intentar el negocio de exportación, precisa que se mejore la calidad y la presentación. Es necesario que se modifiquen esencialmente la manera primitiva que se emplea en el cultivo y los sistemas de preparación de la hoja.
Tenemos noticias de que el Ministerio de Agricultura y Cría ha dado pasos y tomado providencias en el sentido de remediar esos males. Estamos seguros de que el público leerá con gran interés los informes que este Departamento tenga a bien dar sobre la importante cuestión. Nosotros confiamos en que la intervención del Gobierno no se concretará solamente a fomentar el cultivo del tabaco en las regiones apropiadas y a enseñar la manera científica de cultivar y preparar la hoja, sino que se extenderá a gestionar la consecución de mercados consumidores y a prestar apoyo a los productores que exporten sus cosechas.