Autor: Rómulo Betancourt
Título: La Educación Pública en el Plan Trienal
Fecha de publicación: 20-05-1938
Publicación: Diario Ahora


Hemos leído, en un colega local, fervorosos comentarios acerca de los proyectos del Ministerio de Educación Nacional durante los 3 años del Plan Trienal.
No hemos podido menos que sonreír con escepticismo. No concebimos cómo pueda abordarse, con resuelta decisión de solucionarlos, esos graves problemas que confronta la educación venezolana con los medios económicos puestos al servicio de esa empresa.
Es una tradición ya clásica en la historia presupuestaria de Venezuela la de que ocupe el Ministerio de Educación el rango de Cenicienta. Un rápido vistazo al porcentaje que le ha correspondido a ese Ministerio en los últimos 35 años de la vida nacional comprobará la afirmación.
En la década 1901-1910 le correspondió el 4.9% del total. En la década 1911-1920, el 5,2%. En la década de 1921-1930 y en el quinquenio 1930-1935 no se modifica sensiblemente el porcentaje acordado a ese Ministerio en la distribución presupuestal. En el Presupuesto de 1936-37, primero del actual régimen gubernativo, se opera una tímida reacción favorable a Educación: su Presupuesto supera a los de Hacienda, Relaciones Exteriores y Fomento. En el Presupuesto de 1937-38 le correspondió a educación 8,1/2% del total.
El balance de ese desdén supremo que han tenido los gobiernos > por la cultura del hombre nativo se palpa a simple vista. El 80% de la población adulta nacional es analfabeta. 420.000 niños, según las constataciones de la I Convención de Maestros, no tienen planteles educacionales adonde concurrir. En un país urgido de 10.000 maestros normalistas, apenas si 170 y tantos han sido graduados por la Normal de Caracas. Las escuelas y colegios -comenzando por la Normal de Caracas- funcionan en casas de habitación construida por particulares, sin las condiciones exigidas por las reglas de la arquitectura escolar. La capacidad productora del obrero y del campesino nativo son muy bajas, porque no se han multiplicado las escuelas forjadoras de técnicos. Los maestros de escuela constituyen el sector de servidores públicos menos atendido por el Estado, al extremo de que el sueldo más alto del Magisterio sea de Bs. 400 mensuales. Es apenas ahora -gracias a los esfuerzos del senador y pedagogo Luis B. Prieto- que se discute una Ley de Escalafón y Jubilación del magisterio en el Congreso de la República.
Y para enfrentarse el Estado a este pavoroso problema de la incultura venezolana, ¿cuáles recursos aporta el Plan Trienal? Lamentablemente tenemos que comprobar cómo las sumas allí previstas son en absoluto insuficientes para la magnitud de las tareas a abordar.
En el primer año del Plan Trienal, el 1938-1939, se prevé una erogación de Bs. 22.100.392 para Educación. El aumento sobre lo presupuestado en el año retropróximo es de Bs. 3.729.946. Ahora bien, el presupuesto del año 3738 se agotó hace varios meses, y el Ministerio de Educación Nacional, ha venido satisfaciendo sus gastos mediante decretos ejecutivos de créditos adicionales. Hasta la fecha se han votado créditos para Educación por valor de más de 2 millones de bolívares, lo que hace prever que para el final del año económico de 1937-1938, lo gastado por ese Ministerio supere a los 23 millones de bolívares. En consecuencia, el aumento que en su favor figura en el Presupuesto del primer año del Plan Trienal, resulta ficticio, no real. Es más: posiblemente resulte disminuido el presupuesto, porque se gastarán 22 millones mientras todo hace prever que en el año económico que termina en junio próximo lo total de lo invertido por el Estado en ese Ministerio sobrepase a los 23 millones.
Al lado de esta constatación, hay que hacer otra, no menos lamentable. Nos guiaremos por una interesante nota publicada en ese diario por el doctor Prieto, pedagogo preocupado.
El aumento teórico del Presupuesto de Educación es parte de un aumento global del Presupuesto General de Gastos de la nación que alcanza a la cifra de 128 millones de bolívares. Resulta así que mientras el presupuesto de 1937 -38 a Educación le correspondió el 8,1 /2 % del total de gastos, en el del primer año del Plan Trienal (1938-39) no le corresponderá sino el 6,39% de ese total. Y después de hacer esta constatación, agregó el doctor Prieto: >
Es claro que para concordar en los hechos con la política de >, el Ejecutivo debió, cuando menos mantener en el primer Presupuesto del Plan Trienal la proporcionalidad existente en el Presupuesto de 1937-38 con el total de gastos. El Presupuesto de Educación debió ser así mayor de 28 millones de bolívares con lo cual le hubiera correspondido el 81/2 % del total de lo presupuestado.
Y obsérvese que hemos dicho: >. Porque ni siquiera ese Presupuesto lo consideramos suficiente para financiar una política educacional de profundo sentido creador. En la realización de una política del tal tipo -ligada estrechamente con otra de saneamiento, de repoblación y de protección al trabajo- está la clave de la superación del atraso nacional.
El análisis de las partidas para construcciones escolares previstas en el plan nos conduce a pesimistas conclusiones. No se prevé la edificación de varias Escuelas Normales ni de edificios escolares adecuados en todas las ciudades importantes del país. En cambio se presupuesta la creación de edificios que bien pueden ser calificados como suntuarios, suerte chaqué espléndido para un hombre que anduviera con los pies descalzos. No es un Museo de Ciencias, con costo de Bs. 300.000 ni una casa de Estudiantes, con costo de Bs. 900.000, ni una Universidad del Zulia, con costo de Bs. 800.000, lo que más necesita Venezuela. Sino escuelas populares, donde se desanalfabetice nuestra densa masa inculta; Normales, urbanas y rurales, para preparar los equipos de maestros necesitados con urgencia inaplazable, etc.
Debemos decirlo con franqueza, con toda la franqueza y lealtad requeridas en casos como éste: la realización del Plan Trienal, si es que no se modifica sustancialmente su capítulo educacional, apenas rozará el problema de la cultura en Venezuela. Si la parte material del Plan se realiza en todos sus detalles, presentará Venezuela el espectáculo de una nación cruzada por veloces ferrocarriles y por anchas carreteras asfaltadas, pero en la que están obstruidos los caminos de la cultura.
Y cultura significa para nosotros -que tenemos de la escuela una concepción realista y antirretórica-, no ya preparación memorista y libresca, sino capacidad técnica, posibilidad de crear, de hacer, de construir.