Autor: Rómulo Betancourt
Título: Balance y síntesis de un análisis del Plan Trienal
Fecha de publicación: 23-05-1938
Publicación: Diario Ahora


En una serie de artículos -de la cual es éste de hoy el último- hemos analizado el Plan Trienal.
Nuestra posición para enfocar e documento presentado el 7 de mayo al Congreso por el ciudadano Presidente de la República ha sido objetiva, desapasionada y seria. Hemos analizado ese documento, pauta que el actual Presidente de la República le fija a su acción gubernativa durante los próximos tres años -revestidos de esa ponderada actitud de quienes no defienden intereses de grupos-, sino los intereses de Venezuela.
No hemos insistido en esta sección en aquellas cuestiones en que nosotros, como toda Venezuela, no regatearemos nuestro respaldo y nuestra simpatía a la acción oficial. Día de fiesta para esta sección será aquel en que se registre en ella que la Refinería de Petróleos del Estado, la Contraloría General de Gastos y otras saludables iniciativas contenidas en el Plan -como ya estuvieron contenidas en el programa de Febrero- han salido del mundo nebuloso de la promesa para concretarse en hechos cumplidos.
En nuestro análisis sobre el Plan Trienal hemos puesto énfasis especial en aquellos aspectos de su ordenación con los cuales restamos en disidencia. Y en este artículo final queremos sintetizar y precisar cuáles son nuestras objeciones al Plan:
1) Consideramos perjudicial para la República la idea de la emisión de 200 millones de bolívares en bono del Tesoro, fórmula disimulada de un empréstito estatal mixto (ya que los bonos serán redimibles en moneda nacional o extranjera). También creemos que debe evitarse el camino de la contratación de obras con compañías extranjeras, contrayendo con ellas una deuda la Nación. Venezuela, con su campo impositivo casi virgen, no tiene por qué acudir a arbitrios extraordinarios para aumentar sus ingresos fiscales. La vía del establecimiento de impuesto directo sobre la renta y sobre el exceso de beneficios, cobrado especial y principalmente a las compañías inversionistas extranjeras, es la que debe trajinarse. Con cifras demostramos la posibilidad de que el Estado venezolano recaude, por tales conceptos, más de 100 millones anuales de bolívares, sobre el volumen actual de ingresos.
2) Hemos señalado contradicción entre el confeso propósito presidencial de orientar la política del Estado hacia > y la forma como se distribuye el Presupuesto en el Plan Trienal. Los Ministerios de Relaciones Interiores, de Guerra y Marina y de Obras Públicas, son los favorecidos con presupuesto más inflados. Mientras que Educación, Sanidad y Asistencia Social, y Agricultura y Cría, han sido aumentados en proporción insuficiente a la magnitud de los problemas a resolver por esos despachos ejecutivos.
3) Ante el problema de la excesiva burocratización, nos hemos pronunciado por una poda enérgica en las partidas del Ministerio más pródigo en profesionales del puesto público y de la gabela presupuesta1: el de Relaciones Interiores.
4) Analizando en detalle las partidas asignadas a Educación Nacional, llegamos a la constatación de que el aumento acordado al Ministerio del Ramo en el primer año del Plan Trienal (1938 -1939) es teórico, no real. Y, al mismo tiempo, dejamos demostrado que, en proporción con el aumento general de 128 millones de bolívares en el Presupuesto del Estado, a ese despacho de fundamental importancia, más bien se le disminuyó el porcentaje que le correspondiera durante el año económico en víspera de terminar.
5) Al estudiar con detenimiento el capítulo agrícola del Plan Trienal, dejamos la constancia de que elude el problema agrario del país. Las soluciones que aporta son soluciones técnicas, dejando en pie y sin rozar siquiera esa trágica perspectiva venezolana de tierra sin hombres y hombres sin tierra.
Hasta aquí nuestras críticas planteadas -ya lo dijimos- con un sentido de altura sin caer en lo chocarrero y lo irresponsable.
¿Encontrarán eco en el Congreso algunas de estas observaciones? Esperamos que para alguna de ellas, cuando menos, tenga atención afectuosa la minoría progresista de ambas Cámaras.