Autor: Rómulo Betancourt
Título: Rápido paralelo entre las utilidades de las empresas industriales y comerciales estadounidenses y las venezolanas.
Fecha de publicación: 02-06-1938
Publicación: Diario Ahora


Es imposible hablar con un industrial o con un comerciante venezolano, de los que manejan millones de bolívares, sin verlo lamentarse de las escasas utilidades obtenidas en sus negocios.
En esta supuesta bancarrota crónica del alto comercio y de la alta industria nacional se han apoyado los enemigos del impuesto sobre la renta para oponerse a una legislación de esa índole.
Niegan esos opositores a una reforma en la estructura tributaria de Venezuela la capacidad económica de los sectores fuertes del comercio y de la industria para afrontar nuevos impuestos.
Esta tesis pudo prosperar impunemente, por un número largo de años. El secreto de los inventarios anuales no trascendía más allá del círculo cerrado de los empleados de mayor confianza. Nadie -fuera de esos empleados y de los dueños de los grandes almacenes y de las industrias poderosas- conocía el volumen de sus ganancias.
Y es explicable así la resistencia opuesta por varios magnates nacionales a las exigencias de la Dirección de Estadística del Ministerio de Fomento de datos sobre sus negocios; no querían comunicar el volumen de sus inversiones, de sus gastos y de sus utilidades, datos éstos reclamados para el levantamiento de los censos industrial y comercial del Distrito Federal.
No obstante ciertos ardides de que se valieron algunos, para no suministrar a los comisionados de Fomento los datos reales sobre sus negocios, es lo cierto que los censos aludidos revelaron porcentajes insospechados de ganancias en los sectores mejor dotados de la industria y del comercio. Los datos sobre Bancos, aún no publicados, arrojaron nueva evidencia acerca de las utilidades cuantiosas que obtiene en Venezuela el capital.
No sucede lo mismo en otros países. Escojamos uno, Estados Unidos, para hacer un rápido paralelo entre las ganancias alcanzadas allá y aquí por grandes comerciantes y grandes industriales.
En el número correspondiente a abril de 1938 del Boletín mensual que edita el National City Bank, encontramos algunos datos de utilidades netas sobre las ventas en las empresas más importantes, tanto industriales como comerciales, durante los años de 1936 y 1937.
La primera constatación 'que nos impresiona es la de que el máximum de utilidades fue del 15%, correspondiente a la industria de los productos químicos. Y el más bajo, el de 0,7 %, correspondiente a la industria de la carne.
Luego, al estudiar los promedios de utilidades obtenidas por empresas comerciales, se constata que el por ciento de utilidades de las grandes >, correspondientes a nuestros almacenes mayoristas fue de 2,7%.
En contrastación con estas cifras, demos unas cuentas del comercio y la industria venezolanas, tomándolas de los censos del Distrito Federal elaborados por la Dirección de Estadística.
Durante el año 36, los mayores de víveres declararon utilidades por valor de Bs. 7.657.373,41, correspondiéndole un porcentaje neto con respecto al capital invertido de 46,9% o sea 44% más que las utilidades que hacen en Estados Unidos los establecimientos comerciales similares.
Los mayores de ferretería obtuvieron beneficios por valor de Bs. 975.609,28, equivalentes al 22,4% del capital invertido.
Las utilidades de las botillerías se cuentan entre las más altas. Alcanzaron a la cantidad de Bs. 1.495.419,49, equivalentes al 49,2% del capital.
En cuanto a las industrias, encontramos que el por ciento mayor de beneficios fue alcanzado por las de la madera. Declararon utilidades por valor de Bs. 1.464.159,15, o sea el 43,98% de capital invertido. La industria de cueros y sus manufacturas arroja un saldo de utilidades de Bs. 1.784.058,09, o sea el 30,39% del capital. El porcentaje más bajo de utilidades fue el obtenido por las industrias de la goma y del caucho, con el 4,86% del capital.
Ahora bien, ¿cuáles son las causas de esta desproporción entre las utilidades hechas aquí por las casas fuertes del comercio y los industriales más ricos, y las obtenidas en Estados Unidos?
Entre otras, pueden señalarse dos: el precio bajo a que se paga en Venezuela el trabajo humano; y el sistema rentístico del país, que exime a la riqueza del pago de tributos directos.
En Estados Unidos, el nivel de salarios y sueldos es mucho más alto que entre nosotros. Y los Gobiernos -el federal, el estadal, el municipal- no vacilan para gravar fuertemente las ganancias obtenidas por el capital privado.
Estos datos que hemos transcrito sirven para revelar la posibilidad de que en Venezuela se establezca un impuesto sobre la renta. Impuesto reglamentado en forma tal que el tributo sea progresivo, pagando el pequeño comercio y la pequeña industria sumas mínimas. Y el comercio mayorista, los sectores prósperos de la industria desarrollada, los usufructuarios extranjeros de negocios de mucho rendimiento (electricidad petróleo, minas de oro y de aceite mineral, etc.), los tributos máximos.
Si se resuelven Congreso y Ejecutivo a apelar a esos arbitrios rentísticos nuevos, de una vez puede desecharse la funesta idea de contratación de un empréstito. Ningún Gobierno tiene derecho a legarle a las generaciones futuras una Nación endeudada sino después de agotar todas las posibilidades normales de arbitrarse recursos.