Autor: Rómulo Betancourt
Título: Un informe revelador del Banco de Venezuela.
Fecha de publicación: 10-06-1938
Publicación: Diario Ahora


Nos ha llegado, impreso en folleto, el informe presentado por la Dirección del Banco de Venezuela a la asamblea general ordinaria del 15 de marzo de 1938.
Las cifras de utilidades obtenidas por el primer instituto bancario nacional, durante el segundo semestre de 1937, son realmente exageradas.
El total de las utilidades líquidas de ese Banco fue, en sólo el espacio de seis meses, de Bs. 1.452.970,38. Más del 10% anual, y eso calculando el porcentaje sobre un capital declarado de 24 millones de bolívares, que no se corresponde con el capital efectivamente pagado.
Gracias a las magníficas utilidades hechas por el Banco, acordó la directiva el reparto de 6 dividendos de Bs. 70 por acción y de Bs. 7 por cupón; y se repartió un dividendo extraordinario en diciembre de 3.5%.
De acuerdo con los estatutos del Banco, fuertes porcentajes de las utilidades se aplican afondo de garantía (10%) y a fondo de reserva (10%). También, por medio de una de esas conocidas estratagemas de contabilidad, se aplica gruesa suma en cada balance =en el segundo semestre de 1937 fue de Bs. 13.219,59- a >. Estos > vienen haciéndose desde que el Banco fue fundado, por lo cual ya están varias veces pagados esos moblajes de las oficinas de Caracas y del interior. Por lo desvencijados y achacosos, los muebles de las agencias de provincia mueven a lástima.
Después de efectuadas estas deducciones, mediante sutiles malabarismos de contabilidad, lo que queda para repartir como porcentaje de utilidades a los empleados y para ser gravado con el impuesto de 2% sobre utilidades de los Bancos, resulta una suma irrisoria.
Así, encontramos en el mismo informe que comentamos el dato de haberle correspondido en el segundo semestre de 1937 a los empleados de la Oficina Central del Banco, por concepto de utilidades, la cantidad de Bs. ¡4.118.82! Como debe ser repartida entre más de cien empleados, esa suma exigua resulta una pobre migaja del festín de que disfrutan los accionistas de la citada institución bancaria.
No se informa en el folleto del Banco de Venezuela cuánto le correspondió pagar al Estado por concepto del impuesto directo del 2% sobre utilidades. Tampoco discrimina el Ministerio de Hacienda, en su Memoria anual de 1938, el montante de lo pagado por cada uno de los bancos durante el año económico 1937-1938.
Empero, es fácil deducir que fue muy poco si se tiene en cuenta que el total de lo recaudado en el segundo semestre de 1937, en concepto de impuesto pagado por todos los Bancos operantes en Venezuela, fue de Bs. 27.586,40.
La estimación hecha en el Presupuesto del año pasado de las entradas por concepto de Impuesto de 2% sobre Utilidades Bancarias fue de Bs. 60.000. Y en vista de que ni siquiera esa suma exigua fue cubierta, el Ministerio de Hacienda no encontró nada mejor por hacer sino reducir la estimación en el Presupuesto para el año 38-39. De 60 mil bolívares que aspiró a recaudar por ese concepto durante el año económico en vísperas de fenecer, redujo su aspiración para el año próximo a 30 mil bolívares.
Tomándose en cuenta todos estos hechos, se encuentra muy explicable la actitud de personeros del Banco de Venezuela cuando el año pasado hicieron "desinteresada" oposición al Banco Central de Emisión. Un Banco de esa índole, centralizando el pingüe negocio de la emisión de billetes y realizando las funciones colectoras y translativas de fondos fiscales actualmente a cargo de un Banco privado, haría disminuir a proporciones razonables esas enormes ganancias obtenidas en la actualidad por inversionistas privilegiados.
También resulta explicable la largueza con que la institución bancaria cuyo informe glosamos apoyara a una fenecida liga ultra reaccionaria. Esa Liga -usando el anticomunismo como mascarón de proa- se organizó precisamente para combatir toda tendencia reivindicatoria en el campo del trabajo y de las conquistas sociales. Mucho interés tiene una institución que reparte entre sus empleados cuatro mil bolívares, como participación en utilidades que sobrepasan al millón de bolívares, en que no se reglamente -por ejemplo- la Ley del Trabajo. Porque mientras esta reglamentación esté en el mundo de lo nebuloso, tendrán un magnífico pretexto de que echar mano para cumplir sólo en una forma con sabor a burla las disposiciones de aquella Ley, sobre reparto de utilidades entre los trabajadores de las empresas privadas.
Como remate y síntesis de este apurado comentario al Informe más reciente del Banco de Venezuela, vamos a insistir en tres exigencias a los poderes públicos tercamente sustentadas desde esta columna:
1) El Banco Central de Emisión debe ser realidad cumplida lo más pronto posible. Resulta inconcebible que en manos de intereses privados continúen actividades -como la de emitir billetes y manejar los fondos estatales reservados a Bancos gubernamentales en la mayoría de las Naciones avanzadas del Mundo.
2) Es de urgencia inaplazable el establecimiento de un sistema completo y eficaz de tributación directa. El único impuesto no traslativo que existe en Venezuela -el cual incide directamente sobre la riqueza-es el del 2% sobre las Utilidades Bancarias. Y debe modificarse, en el sentido del aumento del por ciento a deducir en beneficio del Fisco; y de hacer más riguroso el método de recaudarlo, para evitar así las evasiones de su pago mediante argucias de contabilidad. No es concebible que las mayorías empobrecidas de la Nación contribuyan anualmente con 61 millones de bolívares, por el sólo concepto de tributos aduaneros, al sostenimiento de los gastos del Estado, mientras los Bancos en su conjunto sólo paguen por anualidad la cantidad de Bs. 30.000.
3) La Ley del Trabajo debe ser reglamentada. Hace ya dos años que los sectores trabajadores de Venezuela esperan y reclaman, en vano, esa reglamentación. Si se lleva a cabo con un sentido progresista y de justicia elemental, se evitará en lo sucesivo el espectáculo de empresas que acusan más de un millón de bolívares como utilidad semestral y sólo distribuyen cuatro mil bolívares entre sus empleados de la Oficina Central.