Autor: Rómulo Betancourt
Título: Presupuestos de gastos en Venezuela en comparación con los de algunos países de América Latina
Fecha de publicación: 15-06-1938
Publicación: Diario Ahora


Venezuela es uno de los países de la América nuestra con más alto presupuesto anual de gastos. Si se exceptúan a México, a la Argentina y al Brasil; nuestro país tiene un volumen anual de gastos gubernamentales mayor que el de todos los países de América Latina.
Demos algunas cifras, en confirmación de lo que acabamos de afirmar:

NacionesPresupuestoEquivalente
en moneda nacional en dólares americanos

Argentina Pesos 915.800.000 283.740.000
BoliviaBolivianos 274.000.000 10.960.000
ColombiaPesos 81.567.000 13.900.000
CubaDólares 79.200.000 79.200.000
ChilePesos 1.620.900.000 81.000.000
PerúSoles165.545.000 42.000.000
MéxicoPesos423.000.000 118.000.000
VenezuelaBolívares 330.000.000 (Plan Trienal) 100.000.000

Como se observa, nuestro país tiene un presupuesto más de dos veces mayor que el de Colombia, país que casi triplica la población de Venezuela. Chile, la nación poderosa industrialmente, con grandes centros de cultura, país entre los más avanzados de América y con un millón de habitantes más que nosotros, tiene un presupuesto inferior en un 50% al de Venezuela. México, con sus 19 millones de habitantes, sus formidables inversiones en educación, política agraria, política minera, etc., apenas tiene un presupuesto anual de gastos mayor en 18 millones de dólares al de Venezuela.
¿Cómo se explica, entonces, el monstruoso atraso del país? ¿Cómo se explican esos 500 mil niños sin escuelas, y ese pauperismo tremendo del campo, y esa producción estancada de la agricultura y de la cría?
Se explica por la distribución que se da al presupuesto. Las necesidades vitales de Venezuela se soslayan en los presupuestos de gastos, o apenas se atienden deficiente y parcialmente.
En cambio, una burocracia enorme, en gran parte parasitaria, absorbe una proporción considerable de la renta nacional.
Esos dineros que tan fácilmente se obtienen -mediante el cargo espléndidamente remunerado, o la obvención graciosa-, se dilapidan con la misma facilidad con que se adquieren. Es por eso que Venezuela -entre otros lujos superfluos e igualmente costosos- se da el de ser una de las naciones americanas que importa más automóviles del extranjero. Pueblo donde el arribismo hace estragos, cualquier mequetrefe, al escalar una Dirección de Ministerio, se construye quinta, importa un automóvil del último modelo y hace vida de gran señor. Todo a costa del Estado o, mejor -ya que el Estado es una concepción abstracta de la filosofía constitucional- a costa de un pueblo depauperado, enfermo, ignorante. ".
No se hable, pues, de empréstito. Ni de 200 millones de bolívares ni de 30 millones de bolívares. Contrólense los gastos públicos, dése un destino cónsono con las necesidades vitales de la Nación a los ingresos del erario, arbítrense nuevos recursos rentísticos, y el Gobierno estará capacitado económicamente para llevar adelante las obras capaces de transformar la estructura económico-social de Venezuela.
Otros pueblos de nuestro mismo continente nos dan el ejemplo de la inversión honesta, reproductiva y realmente progresista de los fondos gubernamentales. Ahí están, como ejemplos precIaros, México y Colombia.
Que estamos todavía muy distantes de esos casos ejemplares, lo revela la forma como está distribuido el Presupuesto 1938-39, actualmente en discusión en el Congreso.
Ese Presupuesto -como tuvimos oportunidad de demostrarlo en alguno de nuestros artículos- reedita, agravándolo, el clásico sistema venezolano de que Obras Públicas, Interiores y Guerra absorban los mayores por cientos en la distribución total del renglón de egresos.
Y mientras esta situación no se modifique, seguiremos siendo un país de palúdicos y de analfabetos, que alimenta y engorda la voracidad sin límite -suerte de concreción del mito griego de las Danaides- de una burocracia prolífica y siempre insatisfecha.