Autor: Rómulo Betancourt
Título: Balnearios y hoteles ¿serán en realidad "obras reproductivas"?
Fecha de publicación: 24-06-1938
Publicación: Diario Ahora


Entre las "obras reproductivas" señaladas en el Plan Trienal está un grupo de hoteles y balnearios. Se trata, según las expresiones textuales del Presidente de la República, de obras de "carácter remunerativo", las cuales "por sí mismas pagarían lo largo de su coste".
El total de la inversión prevista con ese fin en el Plan Trienal es de Bs. 5.865.000, distribuidos así:

























Hotel de Puerto Cabello

1.100.000

Hotel y Balneario Macuto

500.000

Balneario de San Juan de Los Morros 100.000
Hotel y Balneario en Aguas Calientes 765.000
Hotel en Caracas

3.400.000

Total Bs. 5.865.000


Ahora bien: el Ejecutivo le asigna tanta importancia a la construcción de esa > de obras suntuarias y ostentosas que pretende realizadas entre las primeras, dándole primacía sobre otras de mayor interés contenidas en la exposición del Plan Trienal.En efecto, no obstante ser tan escueta y rápida la exposición de los Ministros de Hacienda y Obras Públicas en el Congreso, aún sobró tiempo y espacio que" dedicar en ella a la proyectada construcción de balnearios y de hoteles. No informaron esos Ministros si ya estaban presupuestadas de un todo las escuelas Normales prometidas en el Plan. Empero, se expresa allí, con no velada satisfacción, que "están, asimismo, muy adelantados los estudios relativos al grupo de hoteles y balnearios destinados a dar un impulso decisivo al desarrollo del turismo en el país y se calcula que la ejecución de este grupo de obras podrá comenzarse en el primer trimestre del año de 1939".
Pareciera, al leer este párrafo, como que en los medios gobernantes se conceptuara a los venezolanos todos víctimas de la amnesia. Algo así como aquellos monos que puso Kipling a vivir en el Libro de las selvas vírgenes: desmemoriados, incapaces de retener ni por una hora el recuerdo de las experiencias vividas.
De no tener ese criterio el Ejecutivo, debiera pensar que todos los venezolanos conocemos la historia del hotel Jardín, del hotel de San Juan de Los Morros y del hotel Miramar., Fueron construidos también para atraer al turismo; y sólo han servido, hasta hoy, de onerosa carga para el Estado y de lugar de esparcimiento para una ínfima minoría opulenta de la población venezolana.
Este tópico del turismo está lo ya suficientemente desacreditado para que no se continúe explotando. Sin negar de plano las posibilidades de atraer mayor número de turistas a Venezuela, debe aceptarse resueltamente la verdad de que no llegará a constituir esa > un filón explotable en grande por nuestro país. El turista norteamericano va a Cuba -país que sí tiene un fuerte renglón de ingresos por ese concepto- porque La Habana es una gran ciudad, capital de vicios, sede de la rumba, cosmopolita y complicada. El turista -en el mejor de los casos, hombre de negocios que viaja para descansar sus nervios de la tensión de la Bolsa, cuando no empleado subalterno que aprovecha sus vacaciones para una económica tournée por las Américas- no sale de Estados Unidos a caza de paisajes. Sino de esas emociones fáciles y grotescas que le proporcionan a maravilla los dancings habaneros.
Tan es cierto lo de nuestra poca atracción al turista, que durante el año pasado apenas pasaron por puertos venezolanos 25.000 turistas. Sería interesante precisar cuánto gastaron en Venezuela, ya que muchos de ellos apenas alcanzan a desembarcar por unas horas en La Guaira o Puerto Cabello.
En nuestro concepto, el Ministerio de Fomento -al cual corresponde lo relativo al turismo- debe demostrar, con números, que en realidad van a ser reproductivas las inversiones que se hagan en balnearios y hoteles para ricos. Su deber insoslayable es el de explicar por cuáles misteriosas razones van a estar siempre repletos los nuevos hoteles fastuosos que se construyan con dinero de la Nación, cuando al Miramar, al hotel Jardín y al hotel de San Juan de Los Morros no concurren sino los enriquecidos en la rebatiña del petróleo, uno que otro cafetalero o gran comerciante, o banquero > y la clientela pródigamente remunerada de burócratas y de presupuestívoros que sostiene el Estado venezolano.
Si en los medios oficiales se continúa creyendo excelente la política > de obras suntuarias para minorías privilegiadas -política del cemento armado- que se diga y que se acepte, con sentido de responsabilidad. Que diga y que acepte cómo el criterio administrativo se orienta, primordialmente, hacia la edificación de obras para goce y deleite de unos pocos, mientras en toda la vasta extensión de nuestra tierra dolorida el hambre, y la miseria, y la incultura y la enfermedad endémica reinan soberanamente.
Nota del Redactor: Ayer se deslizaron dos errores en esta sección. Uno numérico y otro gramatical.
El primero, fue el de decir que había sido reducido en 148 millones de bolívares el primitivo proyecto emprestista del Gobierno Nacional. En realidad, la reducción es de 173 millones de bolívares, ya que el proyecto inicial era de 200 millones y se limita hoy a 27 millones.
El error gramatical consiste en haber repetido dos veces la expresión >. Algo así como una >.
Suponemos que estos lapsus se deban al estado de ánimo que nos produjera el > ataque que nos hiciera en La Esfera un señor Nieto (?), por críticas nuestras a cierta conocida afirmación del MOP.