Autor: Rómulo Betancourt
Título: El senador colombiano Alfredo Navía y la acción corruptora de las compañías extranjeras.
Fecha de publicación: 27-06-1938
Publicación: Diario Ahora


Hace algunos días, el senador Ibrahim García hizo una grave denuncia en la Cámara del Senado. Dijo en pleno recinto parlamentario lo que era un secreto a voces desde hace bastante tiempo: que las compañías aceiteras norteamericanas e inglesas tienen agentes propios en el Congreso de la República.
Esta valerosa denuncia debió ser complementada por el senador de Falcón con el enunciado del nombre de cada uno de esos desertores de las filas del patriotismo, venezolanos menguados al servicio del dólar y de la libra esterlina.
Al mismo tiempo que cinismo en quienes así han arrendado su gentilicio, su título académico y su curul parlamentaria a fuerzas antinacionales, revela lo denunciado en el Senado la audacia de los aceiteros.
Esta audacia, esta falta de escrúpulos, este no detenerse ante ningún obstáculo en el empeño de sojuzgar económica y políticamente a los pueblos donde se instalan, no son características exclusivas de las empresas petroleras. El capital financiero -en todas sus modalidades y aspectos- procede con igual desfachatez y con idéntica "cara dura".
Buena prueba de ello nos la suministra un reciente incidente parlamentario suscitado en el Congreso de Colombia. Sus detalles corren publicados en las páginas de El Tiempo, de Bogotá, edición del 12 de marzo de 1938.
El diario liberal de don Eduardo Santos reproduce en esa edición, bajo grandes titulares, el discurso pronunciado en la Cámara del Senado por el parlamentario don Alfredo Navía.
Este Senador fue designado por el Ejecutivo, en reces? de sus actividades parlamentarias, para investigar las actividades en Colombia de la Magdalena Fruit Company. Fue él quien, acompañado de las autoridades judiciales, se incautó de los archivos de la compañía, selló las puertas de sus oficinas y llevó adelante la averiguación sobre los métodos de acción de la Magdalena Fruit Company, que condujeron a la cárcel a Mr. Bennet, representante en Colombia de los intereses del poderoso trust bananero de Boston.
Las influencias poderosas de la compañía se hicieron sentir. Mr. Bennet fue libertado. En cierta prensa colombiana -tan "nacionalista" como la que en Venezuela se opone a la refinación de petróleo por el Estado- comenzó a defenderse cálidamente los intereses de la Frutera. Fue entonces cuando el senador Navía ocupó de nuevo su curul parlamentaria, para continuar desde ella su valerosa campaña depuradora contra la Magdalena Fruit Company y contra sus dolosos manejos.
En el curso de una de sus intervenciones sobre este asunto, el senador Navía reveló cómo la Magdalena Fruit Company se manejaba para cosechar altos funcionarios públicos, para espiar las actividades de los más destacados personajes de la política, para manejar de acuerdo con sus necesidades y ambiciones al Congreso colombiano.
He aquí la transcripción textual de los más interesantes párrafos del discurso del senador Navía:
"Yo preguntaría a los honorables senadores qué opinarían ellos de una compañía que lleva una hoja de vida a cada uno de los ciudadanos que están ocupando el recinto del Congreso nacional. Hojas que les van indicando la influencia política y social de los personajes importantes del país y en los cuales se lleva, minuciosamente, los nombres de las personas más amigas y más íntimas de esos servidores públicos. De esta manera, sabe la compañía cómo puede llegar hasta esos señores, ya sean ellos senadores, diputados, ministros, etc. Yo podría traer aquí la hoja de servicios de cada uno de los honorables senadores, como también, cosa curiosa, la hoja de todos los posibles candidatos a la Presidencia de la República en este país, para que se pueda apreciar cómo éste ha sido un espionaje de lo más poderoso que se haya podido conocer. Controlar, señores senadores, ¡hasta el teléfono del Palacio presidencial! Pero hay otras cosas más graves, que no causan terror sino furor: la compañía americana ha invertido grandes sumas de dinero para obtener determinados resultados en los comicios populares..."
- Se ha registrado el caso de quienes le decían a la compañía: Me acaban de proclamar diputado en la Asamblea o representante a la Cámara, de donde sabré defender los intereses de la compañía.
- Qué podría decir el honorable Senado, de una compañía que ha hecho convocar asambleas a sesiones extraordinarias desde Boston?...
- Leer esas páginas del expediente, ver las cartas que obran allí, es cosa que provoca la indignación: correspondencia, entre otra, que había sobre la conveniencia de no dejar pasar determinada Ley en el Congreso por estar en contra de los intereses de la Compañía, y respuestas relativas al buen éxito de la campaña ordenada.
Esto ha sucedido en Colombia, también ha tenido realidad en Venezuela. El día en que una investigación a fondo se realice, los archivos de las empresas petroleras desvestirán de toda honorabilidad postiza a muchos de nuestros prohombres del foro, la política y el periodismo.
Esa hora llegará.