Autor: Rómulo Betancourt
Título: El Banco Agrícola y Pecuario exige reformas
Fecha de publicación: 04-08-1938
Publicación: Diario Ahora


Es propicia la oportunidad creada por la renuncia del Director-Gerente del Banco Agrícola y Pecuario para plantear algunas cuestiones, relacionadas con ese instituto estatal de crédito.
De primero, vamos a enfocar la situación económica interna de ese banco. Teóricamente, tiene como función ese instituto la de vitalizar, inyectando crédito barato en el organismo agro-pecuario nacional, la economía agrícola y ganadera del país. Funciones múltiples -de crédito hipotecario, remisión agrícola, pignoración de frutos, etc.- le han sido atribuidas. Actividades que en otros países -Colombia: México, etc.- han sido sometidas a un proceso de descentralización, situándoseles bajo el rango de actividad de diversos bancos, están en Venezuela unificadas dentro del Banco Agrícola y Pecuario.
Estas múltiples funciones no puede cumplidas ese banco mientras no se modifique a fondo su estructura interna en dos sentidos: en el del aumento considerable de sus disponibilidades en dinero; y en el de la descentralización de su departamento de Crédito, haciendo a éste al mismo tiempo, más expeditivo y sencillo. Expliquésmosno.
El capital del banco es, en la actualidad, de Bs. 70.000.000. Ese capital se distribuye así: Bs. 55.00.000 de capital inicial; Bs. 10.000.000 con que se aumentó ese capital, en 1937, de acuerdo con las reformas introducidas en la Ley Especial por la cual se rige y mediante erogación del Estado; y Bs. 5.000.000 pertenecientes a la Nación y que el banco administra libremente.
De este capital -de por sí escuálido, dada la magnitud de los problemas de la economía natural de Venezuela- casi el 75% está aplicado a deudas hipotecarias, Bs. 52.000.000 han sido prestados a particulares, con garantía de hipotecas sobre haciendas agrícolas y fundos pecuarios. De esos créditos alrededor de 50% están congelados, muertos, y reclamando con urgencia un reajuste que permita sanear el capital y la fijación de un monto real; y el resto sí está en movimiento porque atienden los titulares de esas deudas sus compromisos contractuales en cuanto a cuotas de amortizaciones e intereses.
Ahora bien: en la actualidad, el banco tiene en circulación, en créditos de suministros, alrededor de Bs. 6.000.000 y con ellos tiene que afrontar solicitudes de crédito, que suman la cantidad de CUARENTA Y SEIS MILLONES de bolívares. Más que suman debe decirse: sumaban. Porque nuestros datos son de algunas semanas atrás; y es constante y progresivo el envío al banco, por agricultores y criadores urgidos de atención crediticia, de nuevas solicitudes de préstamo.
En estas condiciones, el Banco Agrícola y Pecuario resulta apenas un organismo capaz de colocar, sobre el depauperado organismo agrícola-ganadero de la República, la cataplasma mediocre. No resulta apto para inyectar fuerte poder creador a la economía raizal de Venezuela. De aquí que planteemos la necesidad de que se aumente el volumen de disponibilidades monetarias del banco; y de que se atribuya a él la distribución .adecuada de capítulo del Presupuesto del Ministerio de Agricultura que acordó 20 millones de bolívares para "ayudar a la agricultura". Las primas de exportación, pagándose por el banco directamente al agricultor, antes y no después de la cosecha, pueden y deben distribuirse a través de ese organismo nacional de crédito.
Al mismo tiempo, el banco necesita de una reforma interna, que expedite y facilite la concesión de créditos. El sistema centralizado actual, y los engorrosos trámites establecidos por la Ley para la obtención de créditos, resultan ruinosos para el agricultor. Sólo la Junta Administradora Central puede conceder créditos mayores de Bs. 2.000, lo cual obliga al agricultor provinciano a hacer viaje expreso a Caracas cuando necesita presentar una solicitud al banco. Y son tantos, y tan lentos, los trámites establecidos, que solo resolviéndose el interesado a abandonar por varios meses sus obligaciones y a radicarse en Caracas, tendrá probabilidades de obtener satisfacción a su necesidad de dinero.
La otra cuestión a la cual queremos referimos es la de las condiciones que deben concurrir en el gerente de ese banco.
Antes que todo, debe ser un individuo absolutamente desligado de la Banca privada. Esta es, lógicamente, opositora más o menos disimulada del Banco Agrícola, como de toda otra institución crediticia estatal que escapa a su control y dominio. Las razones son obvias. El Banco Agrícola presta al cinco por ciento y a plazos de 20 años. Y hace así una competencia calificada de > por quienes no enfocan los problemas económicos sino desde su egoísta perspectiva de cazadores de dividendos- a bancos que no conceden créditos sino al 9%, cuando el préstamo es pequeño; y al 6%, cuando es cuantioso. Y, además, que exigen garantías especiales y fijan plazos cortos para la cancelación del crédito.
Tomándose bien en cuenta estos hechos, resultaría absurdo que individuos ligados a esa Banca privada -de los cuales algunos se barajan como posibles substitutos del señor Rojas- vayan al Banco Agrícola a servir más los intereses de accionistas determinados que los permanentes e inmanentes de la Nación.
Debe procurarse también que el gerente del Banco Agrícola sea persona políticamente independiente. Desligada de las circunstanciales camarillas que se forman en las altas esferas oficiales. Individuo que tenga sólo en cuenta, en las actividades del Banco, a los intereses de la cría y de la agricultura nacionales; y nada más que a ellos.
No queremos, ni podemos, hacemos ilusiones. Sabemos que la política -no ésa de la altura, ganosa de realizar la empresa de transformar un pueblo, política de gran estilo- sino la otra -menuda y tarada de muchos vicios tradicionales en nuestro país- está de presente en la hora de la escogencia de determinados funcionarios. Sin embargo, no eludimos el deber de señalar la necesidad de que persona ajena a vinculación obligadora con sectores de la Banca particular, o con activas camarillas oficiales, vaya a regir los destinos del Banco Agrícola y Pecuario.