Autor: Rómulo Betancourt
Título: El apoyo de la Cámara de Comercio de Maracaibo a la valorización del bolívar y la falta de dólares
Fecha de publicación: 14-08-1938
Publicación: Diario Ahora


En los diarios se ha publicado un razonado alegato de la Cámara de Comercio de Maracaibo, en favor del mantenimiento de la actual relación cambiaria.
Ante el cambio de Gabinete, ha habido el temor en diversos sectores sociales de que el Gobierno Nacional rectifique su política valorizadora del bolívar. Maniobras más o menos embozadas de los grupos económicos interesados en una moneda nacional barata -especialmente de los inversionistas extranjeros, que importan dólares y libras esterlinas para convenidos en bolívares- explican la actitud a que aludimos.
La Cámara de Comercio de Maracaibo insiste, sobre todo, en un hecho que resulta innegable: el de que Venezuela no es país exportador de productos elaborados, sino de materias primas y de productos agrícolas. El valor de las primeras (oro, petróleo), no regresa en su totalidad al país; en cuanto a los productos agrícolas, la merma de ingresos para los exportadores significada por el valor del dólar fijado oficialmente en Bs. 3,19 se compensa con las primas pagadas sobre exportación.
Sobre el tema no creemos sea necesario discutir más. Los desvaloracionistas han recogido velas, y nadie se atreve hoya defender públicamente que en un país con las características económicas del nuestro, convenga la depreciación de su símbolo monetario.
Pero si los partidarios de la devaluación de nuestro bolívar –por convenirle a sus intereses egoístas, de grupo- no defienden públicamente sus ambiciones, en cambio trabajan, solapada e infatigablemente contra la valorización del bolívar.
En sus manos tienen la forma de hacerlo, y a ella apelan con cierta periodicidad. A ella están apelando desde hace dos meses. Casi desde que se comenzó a hablar de la posibilidad de un cambio de Gabinete. Y nuestra impresión es la de que se ha pretendido colocar al nuevo Gabinete ante el disparadero de una situación que lo incline a aceptar la tesis de que no debe fijarse oficialmente el precio de las d-divisas extranjeras en el mercado monetario nacional. Sino dejar que ese precio lo fije el llamado "libre juego de la oferta y la demanda", libre juego que no puede existir cuando son los bancos y las compañías petroleras quienes aportan el volumen de moneda extranjera que más influye en el mercado de divisas de la República.
¿En qué ha consistido la maniobra a que nos venimos refiriendo? Simple y llanamente en retener el aporte de dólares en el mercado monetario. Esta retención de los aportes normales de esas divisas ha determinado en Caracas el fenómeno de que los bancos no vendan dólares y que de nuevo esté floreciente la transacción al margen de la Oficina de Centralización de Cambios, realizada en la >. El tipo oficial del cambio -Bs. 3,19- es sólo nominal. Porque quien vaya a vender dólares lo coloca en la > al precio de Bs. 3,21 y Bs. 3,23, y quien necesita comprar dólares para viajar o para satisfacer el pago de facturas en esa moneda se ve también obligado a concurrir a las casas de cambio o a individuos especializados en transacciones con monedas extranjeras. Y, en uno como en otro caso, tiene que pagar el dólar con cinco o seis puntos de exceso con respecto a la cotización nominal, a la cotización oficial.
No puede ser un secreto para nadie que nos encontramos ante una maniobra de los colocadores de dólares, encaminada a crear descontento en el comercio, importador y a influenciar en forma indirecta al Gobierno Nacional para que rectifique su política monetaria.
Y maniobras como ésta se repetirán periódicamente, mientras el Ejecutivo no se decida a darle a su política valoracionista de nuestra moneda un respaldo real. Ese respaldo no puede ser otro sino el de un fondo estable de compensación. El día en que baste una simple resolución del Ministerio de Hacienda para hacer afluir al mercado monetario cuantos dólares se necesiten -porque disponga el Gobierno Nacional de una reserva fija y cuantiosa de moneda extranjera- dejará de estar sometida la política monetaria nacional a las contingencias de toda clase de maniobras.
Planteamos la necesidad de que el asunto que nos ocupa sea estudiado, asignándosele la magnitud que tiene.