Autor: Rómulo Betancourt
Título: Experiencia ajena que nos conviene tomar en cuenta: el gobierno de Bolivia y la Standard Oil
Fecha de publicación: 07-04-1937
Publicación: Diario Ahora


El "Jornal of Commerce", en su edición del 17 de marzo próximo pasado, inserta un despacho de la "United Press" procedente de La Paz, dando cuenta de que el Gobierno de Bolivia determinó anular los contratos que tenía celebrados con la Standard Oil Comp., de Bolivia, subsidiaria de la Standard Oil Company de New Jersey, alegando fraude de parte de la empresa petrolera.
El Gobierno se incauta además de las extensas propiedades de la compañía en todo el territorio de la República de Bolivia, que pasarán a ser administradas por el Departamento de Petróleo del Gobierno de Bolivia "por el tiempo que el gobierno juzgue conveniente", según reza el decreto.
La Standard Oil se beneficiaba de extensas y ricas concesiones en diversas regiones de Bolivia, muy especialmente en la parte sur-este que colinda con el Gran Chaco.
El Gobierno boliviano acusa a la Compañía de haber exportado aceite extraído en los años de 1925 y 1926, procedente de los campos de "Bermejo" sin haber pagado los derechos correspondientes. El gobierno, antes de proceder a su reclamación, llevó a cabo una revisión de todos los pormenores. Parece que la Compañía ha explotado los terrenos de Bermejo desde sus propiedades de "Agua Blanca" que están ubicados en territorio argentino. Como sucede en estos casos, la Compañía se niega a reconocer la justeza de los reclamos del Gobierno boliviano, empecinamiento que ha motivado la incautación de sus propiedades y la cancelación de sus concesiones.
Traemos esta noticia a colación porque el caso boliviano hace una experiencia ajena que bien puede ponerse al servicio de Venezuela.
También aquí, dos poderosas compañías han delinquido aprovechándose de la ignorancia o de la complacencia de los dirigentes durante el antiguo régimen y haciendo malabarismos con los guarismos concernientes a los fletes de petróleo. Nuestro actual Gobierno se ha reducido a demandarlos ante los tribunales de justicia con la intención, seguramente, de darles la oportunidad para disculparse o de poner más de manifiesto su falta.
No es este el único caso de falta de las empresas petroleras. Hay mucho que decir sobre la gravedad específica del petróleo que ha sido acusada. Creemos que el Ministerio de Fomento no ignorará estas cosas y que se estará ocupando de documentarse en esos oscuros archivos que nos dejaron los doctores Antonio Álamo y Cayama Martínez.
El caso de Bolivia asienta un precedente de inapreciable valor para nosotros. Es verdad que Bolivia no tiene costas, ni su capital cercana al mar, pero, de todas maneras, es un precedente aprovechable, sobre todo mientras los demócratas gobiernen en los Estados Unidos.
Una vez más queremos decir que no rechazamos el capital extranjero. Ya que nosotros carecemos de la técnica y del empuje necesario para explotar las enormes riquezas de nuestro sub-suelo, hemos de acogemos a ese capital. Sólo pedimos que las empresas extranjeras se conduzcan honestamente y que el Gobierno, a cambio de lo mucho que les damos, devengue un provecho racional para el país.