Autor: Rómulo Betancourt
Título: La parcelación de "La Cruz de las Palomas" y el destino de las haciendas confiscadas a la Sucesión Gómez
Fecha de publicación: 10-09-1938
Publicación: Diario Ahora


El cronista oficial de la gira a Oriente del ciudadano Presidente de la República ha informado, desde Maturín, acerca de la posible parcelación de la hacienda "La Cruz de las Palomas". Está ubicada a 10 kilómetros de Maturín; y en tan excelente posición geográfica que el Presidente de la República la encontró ideal para que se intente allí un ensayo de parcelación. Telegrafió al Ministro de Agricultura y Cría, sugiriéndole que adelantara gestiones para la compra y fraccionamiento de esa finca por el Estado.
Esta noticia nos ha hecho meditar sobre el destino de las enormes posesiones agrícolas y pecuarias, ayer de Gómez y hoy de la Nación. Si el Ejecutivo está dispuesto a adquirir fincas de particulares, para intentar en ellas experimentos de parcelamiento, no nos explicamos por qué no realiza tal ensayo en escala nacional, planificadamente.
Tiene entre sus manos medios de que posiblemente no ha disfrutado ningún otro gobierno de Occidente para realizar una reforma agraria. Las mejores tierras laborables de Venezuela, en los más importantes Estados de la República, están a su entera disposición.
Se nos argumentará que el Ejecutivo Federal, en su función de administrador de los Bienes Restituidos, no ha desaprovechado la coyuntura especial puesta en sus manos. En efecto, algunas de las grandes haciendas que adquirió el Dictador -terrófago impenitente- ha iniciado tímidos ensayos de parcelamiento. Especialmente, en algunas fincas ubicadas en Carabobo -caso de la forma de producción bananera por sistema de colonato establecido en la enorme posesión "El Trompillo", en el estado Carabobo-; o en Occidente, como es el caso de los contratos de arrendamiento suscritos, por el Banco Agrícola con algunos centenares de pequeños agricultores en las cincuenta y tantas haciendas, encabezadas por la "Bramon", de Junín, que poseyó Gómez en su tierra natal.
Estos ensayos -no obstante todos los vicios originales de que han adolecido- dieron y dan resultados positivos. Esos vicios a que aludimos son:
1) El de ser sumamente tímidos. Se ha limitado el experimento en cuestión a unas pocas haciendas; otras han sido entregadas, en arriendo, a individuos de recursos económicos, grandes hacendados, quienes se han dedicado, literalmente, a agotar las fincas en sus cultivos actuales, sin interesarse en absoluto por resembrarlas y valorizarlas. En las haciendas parceladas, apenas si unos pocos centenares de agricultores han sido asentados, cuando en la enorme extensión de tierra labrantía, hoy en poder de la nación, hay campo de trabajo para todo el campesinado sin tierra de Venezuela.
2) El de no ofrecer a los parceIeros garantía de estabilidad, ni seguridades para el mañana. El Banco Agrícola, constreñido por uno de los artículos de la Ley por la cual se rige, y que ha venido normando su conducta como administrador de los Bienes Restituidos, no puede celebrar contratos de arrendamiento sobre tierras bajo su responsabilidad por plazo mayor de dos años. Lo limitado de este plazo no constituye señuelo alguno para el productor parcelario. Su ambición lógica es la de trabajar una tierra que pueda ser mañana garantía de una vejez sin hambres.
3) Los productores parceleros han tenido que sufragar anualmente el pago de un canon por concepto de arrendamiento del suelo. No obstante que este canon es sensiblemente más bajo que el corrientemente exigido por el gran propietario particular, siempre constituye una carga para quienes no tienen otro capital que sus dos brazos.
Aun mediando todas estas circunstancias adversas -y otras que no interesa precisar aquí, tal como la circunstancia de que la administración de los Bienes Restituidos ha tenido que cargar con el peso muerto de una burocracia muy remunerada y las más de las veces inepta- es lo cierto que los experimentos de parcelación han dejado un balance positivo. Los números publicados al respecto en el informe presentado por la Administración de los Bienes Restituidos, de su gestión durante el año 37,10 evidencia plenamente.
En estas circunstancias -y estando urgidos millares de venezolanos del campo, de un pedazo de tierra suya para cultivarlo y la economía agrícola nacional, de un fuerte impulso- no nos explicamos por qué vacila el Gobierno Nacional. El camino lógico a seguir es el de intentar, en los vastos latifundios gomecistas confiscados, un ensayo nacional y progresista de reforma agraria.