Autor: Rómulo Betancourt
Título: Al margen de un informe de Harold Butler, Director de la Oficina Internacional del Trabajo
Fecha de publicación: 07-12-1937
Publicación: Diario Ahora


Recientemente -hablamos de unos cuatro meses atrás- se celebró en Ginebra una Conferencia Internacional del Trabajo, patrocinada por la Oficina de la S.D.N., que se ocupa de las cuestiones obreras. En esta Conferencia, leyó un extenso y documentado informe el señor Harold Butler, director de la Oficina Internacional del Trabajo.
De ese informe, dos aspectos merecen destacarse: el relativo al fracaso de las devaluaciones monetarias, como medio de superar las crisis económicas; y la extensión universal que está tomando la fórmula de los salarios mínimos estatalmente fijados.
Butler hace la observación de que la desvalorización monetaria no logró obtener el descenso del comercio iniciado en 1932, año en que la recién pasada crisis económica inició su más álgida y destructiva etapa. A este respecto de la política monetaria dice Harold Butler:
"Lo que antes que nada contribuyó a la modificación total de las ideas, fue el comprobar que el método tradicional de desvalorización de la moneda no había logrado detener el desastroso descenso del comercio, de la producción, de los precios y del empleo, iniciado en 1929. Durante los años de 1930-1931 y 1932, los Estados que sufrieron los ataques destructores de la crisis, trataron de combatirlos recurriendo a diferentes medidas de desvalorización. En Alemania, en Estados Unidos, en la Gran Bretaña y en otros países ,se intentaron enérgicos esfuerzos para reducir el costo de producción y los precios, para restringir los gastos del Estado y, con frecuencia, para rebajar los salarios. Ninguna de estas medidas dio el resultado que se deseaba. El paro continuó aumentando en proporciones alarmantes, incluso para la propia estabilidad del edifico social. La disminución del volumen de los negocios persistía y la confianza era cada vez menor. A medida que cedían los precios se hacía más pesada la carga de los deudores, sobre todo para los precios de sus productos era más rápido que el de las demás mercancías. Ocurrió así que los agricultores se encontraron muy pronto en la imposibilidad de hacer frente a sus obligaciones, de pagar los impuestos y consumir su parte correspondiente de la producción nacional. Los países agrícolas se vieron incapacitados para pagar los intereses de la deuda exterior y mantener el volumen de sus importaciones a causa del progresivo declinar del valor de sus exportaciones".
Estas constataciones son útiles en los actuales momentos en Venezuela. Los partidarios de una devaluación del bolívar afirman, en una forma apriorística, que esa medida de carácter monetario actuará como una panacea para todos nuestros males colectivos. La experiencia desvaloricionista en otros países prueba que no fue precisamente como una próxima salvadora que operó esa medida.
Y hay que dejar la constancia de que esas desvalorizaciones de la moneda tuvieron lugar en países manufactureros, exportadores, industriales, donde concurren fenómenos que hacen recomendable esa medida. Ya hemos dicho en esta misma columna, en varias oportunidades, que en países de una estructura capitalista desarrollada, la desvalorización repercute en la economía en forma de intensificación de la producción, porque los países importadores compran más a las naciones que venden en una moneda más barata. Y también que ésta no es la situación en que se encuentra Venezuela, país sin industrias de transformación, importador de manufactura extranjera y con el 91% de sus exportaciones controlada por las compañías extranjeras que explotan el petróleo y el oro de nuestro subsuelo.
Ya editorialmente fijó AHORA el criterio de este periódico con respecto a la situación que se confronta en el Táchira debido al valor alto de nuestra moneda. Creemos necesaria y urgente la intervención del Ejecutivo, tomando medidas parciales en el Estado fronterizo a fin de poner a salvo su comercio de la competencia ruinosa que le está haciendo el de Santander del Norte. Pero esta medida, o esta serie de medidas, localizadas en la zona fronteriza no deben afectar de ningún modo a la política valoricionista que se ha venido siguiendo con respecto al bolívar a partir de marzo de este año.
Además de las numerosas razones de carácter económico y fiscal que se han aportado en pro de la tesis de un bolívar alto, incorporamos hoy ésta de la experiencia internacional. Harold Butler, autoridad en la materia por alta posición que ocupa en un organismo técnico de la Sociedad de las Naciones, le niega a la desvalorización de la moneda ese valor de medicina sanativa de los complejos males económicos de las naciones que aquí le están atribuyendo los partidarios de reducir el contenido áureo del bolívar o de arribar por cualquier otra vía a la devaluación de nuestro símbolo monetario.
En nuestro artículo de mañana comentaremos las conclusiones a que llega Butler en la interesante cuestión de los salarios mínimo fijados por resoluciones de carácter legislativo.