Autor: Rómulo Betancourt
Título: El nuevo precio de la gasolina, los expendedores del interior y un posible frente nacionalista
Fecha de publicación: 22-09-1938
Publicación: Diario Ahora


Ha sido publicada una carta, que a The Caribbean Petroleum Co., dirigen los señores M. Delgado Larez, dueño de la bomba de gasolina "El Manguito", en Ocumare del Tuy; y Rafael Pulido M., y Víctor S. Arocha, dueños ambos de bombas en Charallave.
En el texto de esa carta nos hemos enterado de una nueva modalidad de la reciente medida, publicada entre bombos y platillos, de las compañías productoras de gasolina. Nos referimos a la que fijó en Bs. 0,16 el precio de venta, al detal, del litro de ese carburante.
Resulta que a los dueños de bombas ubicadas en el interior del país le venden las compañías la gasolina al mismo precio que a las de Caracas: Bs. 0,13 el litro. Pero aquéllas -en el caso concreto de la vía del Tuy, hasta Ocumare-tienen un gasto suplementario: el de 1,1/2 céntimos de bolívar por litro de gasolina por concepto de flete. En consecuencia, el nuevo precio fijado por las Compañías a la gasolina en sus propias estaciones de servicio, sin que al mismo tiempo bonifiquen con el valor del flete o hagan una rebaja sensible en los precios de venta al por mayor, somete a los venezolanos que tienen bombas en la aludida zona mirandina, a ganar el máximum de céntimo y medio por litro de gasolina expedida.
Claro está que los dueños de bombas, ante esta situación, optarían, unos, por vender las estaciones a las compañías, con lo cual éstas lograrán el control absoluto en la distribución de los derivados del petróleo por ellas mismas producido; otros -los más inescrupulosos- por resarcirse de la merma sensible de sus ganancias mediante la reducción de salarios a los trabajadores que le asisten la bomba; o apelando, en lo posible, a cualquier treta en perjuicio del consumidor.
Ni una ni otra salida son racionales, ni justas, ni nacionalistas. Lo lógico es que los dueños de bombas se unifiquen, nacionalmente, y unidos presenten un solo frente de lucha contra las maniobras de las Compañías, visiblemente encaminadas a monopolizar en absoluto el comercio de gasolina en el país.
Este frente, de limitarse a los simples dueños de estaciones de servicio particulares, sería muy endeble. En realidad, es relativamente reducido el número de esas estaciones. Paulatinamente han ido las compañías extendiendo la red de tela de araña de sus propias estaciones.
Empero, ese frente -organizado alrededor de aspiraciones bien concretas: reducción de precios de venta de la gasolina, defensa de los dueños de bombas particulares de las maniobras monopolistas de las compañías, garantías de que las reducciones en el- precio de la gasolina se reflejarán en mejoras del nivel de salarios de los choferes y empleados de las bombas- puede ser muy amplio. Puede abarcar, desde el dueño de estaciones particulares, hasta el trabajador del volante, pasando por los industriales dedicados a explotar el negocio de transporte motorizado en autos y buses.
Tan es posible y viable este amplio frente de defensa nacionalista, que del sector de quien era lógico esperar más resistencia -por ser el más maltratado y resentido- ha surgido ya la iniciativa de su constitución.
En efecto, en un comunicado de la Asociación General de Choferes del Distrito Federal -suscrito por su Presidente, el dirigente obrero Cirilo J. Brea- hemos encontrado el germen de ese bloque de resistencia nacionalista.
Los choferes de Caracas, en su comunicado, lanzan la idea de que se forme un amplio, sólido frente tendiente a lograr un abaratamiento progresivo de la gasolina y a neutralizar las maniobras antinacionales del capital extranjero que produce y distribuye ese artículo, de "primera necesidad" en la vida contemporánea, progresivamente motorizada.
Sólo basta que esa iniciativa cristalice en el acto. Que se concrete en forma de programa, o de pacto, la sugerencia lanzada. Y entonces veremos cómo un sólido valladar, en el que actuarán de argamasas el patriotismo nacionalista y el instinto de la defensa económica, le cierra el paso a las tradicionales y bien conocidas trácalas de las compañías petroleras en relación con la gasolina.