Autor: Rómulo Betancourt
Título: Hoy discute el Concejo Municipal del Distrito Federal la municipalización de la electricidad en el Litoral
Fecha de publicación: 25-09-1938
Publicación: Diario Ahora


En sesión extraordinaria de la mañana de hoy discutirá el Concejo Municipal el informe de la comisión encargada de dictaminar sobre este importante asuntó.
La rapidez con que ha procedido el cuerpo edilicio caraqueño se justifica plenamente. El lunes próximo, 26 de septiembre, fenece el contrato suscrito entre el Gobernador Juan C. Gómez y la empresa Electricidad de Caracas, concesionaria de ese servicio. Lo lógico, en consecuencia, es que la actitud que vaya a asumir el Concejo Municipal no se someta a plazos dilatorios, sino que coincida con el propicio momento en que el contrato que hasta ahora ha regido perezca legalmente.
Contra este paso progresista se han alzado ya voces de crítica prematura y apasionada. Se descubre en él una "actitud teatral" del Concejo. De ahí a ver en el propósito de municipalización un recóndito anhelo moscovita, no hay sino un paso. Es urgente, por eso hacer algunas consideraciones alrededor del tema.
La primera y primordial de ellas es la de que ha surgido ese propósito de una iniciativa privada. Un ciudadano de la calle, un hombre preocupado por los problemas de la colectividad – e señor J. M. Álvarez, de La Guaira- dio el primer campanazo. Ya su proposición prestó de inmediato, cálido, resuelto, mayoritario apoyo el comercio del litoral, el grande como el pequeño, el mayorista como el detallador. Fue precisamente una excitativa del comercio del departamento Vargas el punto de partida de la resolución del Concejo, de hacer estudiar por una comisión especial el problema surgido. Y es importante destacar que en un concejal de los calificados de derecha, -el señor Cabrera, de Naiguatá- encontró la idea, apenas esbozada en la Cámara Municipal, el respaldo más firme y la solidaridad más resuelta. Dijo palabras duras, agresivas -que no recogieron en sus crónicas los reporteros de los diarios, pero las cuales quedaron vibrando en el ámbito del recinto municipal- sobre la forma como la empresa concesionaria ha venido tratando al suscriptor de fuerza y luz eléctrica.
La "actitud teatral", la "demagogia" y el "afán de hacer política" -si es que los hubiere- habría que achacarlas entonces al comercio del Litoral; y no al Concejo Municipal de Caracas.
En verdad; no hay nada de eso. Sino actitud defensiva de parte de los que compran -en La Guaira y sus alrededores- fuerza y luz eléctrica; y vigilante preocupación en el cuerpo edilicio para respaldar, desde su reducto de personero de la colectividad, esa legítima actitud.
Se ha apuntado también, como argumento en contra de la municipalización, la circunstancia de que la empresa concesionaria carece de fuentes propias, generadora s de fluido eléctrico. Esa empresa compra la fuerza que distribuye en el Litoral, a la Unión de Electricidad, que la produce en sus plantas de Naiguatá. Y este argumento, antes que desfavorable, puede esgrimirse en favor de la tesis de la municipalización. Porque significa que será mucho menor la erogación de la Municipalidad. No necesitará de los Bs. 3.000.000 requeridos por la de Barquisimeto para comprar las plantas e instalaciones de la Venezuela Power, sino de una cantidad que, aproximadamente, se calcula sea tres veces menor, En efecto, la Municipalidad caraqueña no adquirirá de la Electricidad de Caracas sino los sistemas de distribución que ella tiene establecidos. Y hará un contrato directo con la Unión de Electricidad para comprarle la cantidad de fuerza que vaya a vender, de acuerdo con las necesidades de sus suscriptores.
Un último argumento, de endeblez ridícula, se está también esgrimiendo: el del sabor de aventura que tendría este ensayo. El Municipio será un mal administrador, dicen por ahí. Y cabe preguntar: ¿Es un mal administrador de los acueductos? ¿Y qué diferencia intrínseca existe entre administrar una planta que suministra agua, y otra que suministra fuerza y luz eléctrica?
Tenemos datos en cartera, que expondremos si fuere necesario, en los cuales se evidencia el magnífico resultado obtenido por Medellín (capital del departamento colombiano de Antioquia) y por otras ciudades extranjeras, mediante el directo control y explotación municipal de los servicios eléctricos. Por hoy nos limitamos a esta refutación panorámica de las agoreras críticas -apresuradas unas, otras rezumantes de prevención- que se han lanzado ya a la idea de una posible municipalización del servicio eléctrico en el Departamento Vargas.