Autor: Rómulo Betancourt
Título: Algunos datos interesantes acerca de la economía del estado Aragua
Fecha de publicación: 03-10-1938
Publicación: Diario Ahora


Ayer, en una forma sucinta, comentamos el interesante ensayo de monografía económica sobre el Estado Aragua realizado por la Dirección de Estadística del Ministerio de Fomento. Hoy nos proponemos destacar y glosar algunos datos importantes que registra esa monografía.
Comenzamos con los referentes a la comparación entre el promedio de sueldos, salarios y utilidades de las empresas industriales privadas, y las que pertenecieron a Gómez, formando hoy parte de los Bienes Restituidos a la Nación.
Incluyendo las industrias que fueron del Dictador y son hoy propiedad de la Nación, se eleva a 375 el número de empresas industriales existentes en el Estado, con un capital social global que puede estimarse en Bs. 17.373.159. El número de empleados que utilizan esas empresas es de 242 y el de obreros industriales de 2.172. El de obreros extranjeros de 17 y el de empleados extranjeros de 7.
El sueldo medio mensual en las empresas pertenecientes a la Nación es superior en alrededor de 97 bolívares al promedio de sueldo pagado en las industrias privadas; y el salario medio diario es inferior en los Bienes Restituidos, con relación a las industrias privadas, en alrededor de Bs. 0,87. En cuanto a los beneficios liquidados por las empresas privadas y las empresas administradas por la Nación, representa, en el primer caso, el 6,44% del capital invertido; y en el segundo, el 6,95%.
De estos datos escuetos pueden extraerse algunas observaciones de interés. Se nos ocurren las siguientes:
1) El capital invertido en una de las regiones del país de mayor potencialidad industrial –el estado Aragua- resulta sumamente exiguo. Diez y siete millones de bolívares es una suma ridícula, en comparación con las disponibilidades de dinero del capital venezolano. (Recuérdese el dato de los trescientos millones de bolívares estancados, por depositario particulares, en las cajas fuertes de los Bancos, según datos publicados en 1937 en a Revista de Hacienda). Esa escuálida cifra de bolívares aplicada a industrias en la zona manufacturera por excelencia del país, es una revelación más del atraso económico nacional. La transición del país pastoril, agrario, hacia país industrial –que viene operándose en Colombia, intensamente, desde hace varios años- ni siquiera ha comenzado a despuntar en Venezuela. Eso explica, que no justifica, los doscientos y tantos millones de bolívares que anualmente se invierten en el exterior, para pagar artículos elaborados o semielaborados extranjeros, que bien podrían ser producidos en nuestro país. Las cifras arrojadas por este censo industrial de Aragua sobre el volumen de capital fijo de las empresas industriales debiera ser motivo de permanente, desvelada preocupación para los dirigentes de la cosa pública en nuestro país.
2) El promedio de sueldos revela que la industria privada paga emolumentos mensuales mayores a sus empleados que los pagados por la administración de Bienes Restituidos. Esta constatación impone que los designados por el Estado para regentar esas empresas revisen el montante de los sueldos que en ellas devengan los empleados. Es absurdo que empresas privadas sean patronos más liberales con sus empleados, desde el punto de vista de la cuantía de los sueldos, que la administración de los Bienes Restituidos.
3) En el caso de los trabajadores a salario diario –de los obreros industriales- se observa lo contrario: es menor el promedio de salario en las empresas privadas que en las administradas por la Nación. Ese desnivel no tiene razón de existir. Las empresas nacionales no están hoy, como lo estuvieron cuando constituían patrimonio particular del Dictador, en situación privilegiada. Pagan sus impuestos y sus gastos generales. Es más: soportan la carga muerta de una burocracia de favoritismos políticos, y que no es secreto para nadie cómo se ha saturado a esas empresas de empleados sin finalidad distinta de la de cobrar su estipendio mensual. No obstante esas circunstancias, los Bienes Restituidos pagan un promedio de salario más alto que las empresas privadas, las cuales trabajan, necesariamente, con gastos generales más reducidos. Si es así, resulta perfectamente justificada la exigencia de los trabajadores de que sus salarios sean, cuando menos, equiparados a los que ganan los obreros de industrias pertenecientes a la Nación.
4) El porcentaje de utilidades obtenido por las empresas nacionales (6,44%) como el que acusan las empresas privadas (6.95%), es bastante remunerativo. Cualquier empresa extranjera, trabajando en el extranjero, se mostraría satisfecha de poder liquidar ganancias del ½% mensual. Lo cual revela que si el capital criollo no se aplica más intensamente a actividades industriales es por su ingénita, arraigada vocación agiotística. Y no porque en el campo de la actividad manufacturera, típicamente capitalista, no encuentre alicientes y perspectivas.
Estas son las observaciones de primer plano que se nos ocurren, después de leer con la atención requerida la monografía industrial y comercial de Aragua.