Autor: Rómulo Betancourt
Título: Un vistazo a la economía de la "Nueva Checoeslovaquia"
Fecha de publicación: 05-10-1938
Publicación: Diario Ahora


El señor Chamberlain, no satisfecho con lo ingentes servicios que le prestó en Munich a Checoeslovaquia, ha anunciado en el Parlamento británico su propósito de seguir "protegiéndola". El Gobierno de Su Majestad de Gran Bretaña y sus dominios hará un empréstito al pueblo de Benes.
Como observó irónicamente la oposición laborista, ese empréstito será apenas una mezquina, pobrísima compensación de Inglaterra al país cuya independencia sacrificó, con la complaciente tolerancia de Daladier, en la capitulación de Munich.
Y es de tomarse en cuenta que ni siquiera tiene el mérito de lo espontáneo esa iniciativa. Es respuesta a la exigencia que hiciera el Gobierno de Praga, conjuntamente a París y Londres. Con fecha 2 de octubre, el Presidente Benes se dirigió a los gobiernos de Inglaterra y de Francia, haciéndoles ver que Checoeslovaquia quedaba económicamente desmantelada a consecuencia del "acuerdo de las 4 potencias". Y en el mismo documento se adelantaba la esperanza de que las dos grandes potencias, sí habían sacrificado la independencia checa a las ambiciones expansionistas del eje Roma-Berlín, cuando menos se preocuparían por ayudar al país sacrificado a reconstruir penosamente su economía sobre nuevas bases.
Porque la retórica hitleriana de las "minorías oprimidas e irredentas" no ha sido, en realidad, sino una cortina de humo para disimular el anhelo del Tercer Reich para posesionarse de zonas manufactureras y productoras de materias primas de importancia vital.
Realizada la "pacífica anexión" del Sudetland al imperio alemán, ha quedado desarticulada por completo la economía de Checoeslovaquia y uno de sus portavoces oficiales ha podido exclamar con razón: "Checoeslovaquia vendrá a ser un pequeño centro agrícola, con varias industrias aisladas, centralizadas en Praga y en Pilsen. Las grandes industrias fronterizas en Pilsen llegarán a constituir fronteras con el nuevo Estado. Otros centros especialmente industriales serán Moravia, Ostrava y Bem9, donde tendrán lugar plebiscitpsim1ecesarios, pues la mayoría de la población es checa. La agricultura del país quedará debilitada considerablemente. Checoeslovaquia, por ejemplo, perderá dos regiones muy importantes, como son Zatee y Uster, de especial importancia para la exportación.
Entre las pérdidas más sensibles que ha experimentado Checoeslovaquia, -con motivo de,este infame "acuerdo", hecho a sus espaldas ya su costa- están los depósitos mineros de hulla y de lignito. Las industrias ferroviarias que trabajan con este último material han recibido un golpe decisivo. Los centros carboníferos de Moravska y Ostrava han pasado también a manos del Reich. Las industrias mecánicas poderosas de Pilsen, Praga, Brono y Zlin no podrán suplirse con los pequeños centros carboníferos que quedaran en poder de la nación checa; y el lógico destino de esas industrias es el de la debacle económica.
Meyer Handler -un corresponsal de la Prensa Unida- sintetiza así los resultados desfavorables que para los checos ha tenido la humillación de Francia e Inglaterra ante el eje Roma-Berlín: "Según los cálculos que se han hecho, han perdido (los checos), centenares de millones en carbón, kaolín, industria de porcelana, etc. El comercio de exportación será prácticamente imposible para Checoeslovaquia, mientras que las materias primas tendrá que importadas, especialmente el jute, la lana, el algodón, pieles, metales, caucho, petróleo y otros productos de primera necesidad. Como resultado de la pérdida de los ricos territorios que pasarán a las manos de Alemania y Polonia, el standard de vida en el país disminuirá y el desempleo aumentará."
Y sin embargo de todo esto, con estupenda "cara dura", continúa sosteniendo el Premier Británico, ante el fuego graneado de la oposición liberal y laborista, que sólo innúmeros beneficios derivó el pueblo checo de los innombrables pactos de Munich.