Autor: Rómulo Betancourt
Título: La mala alimentación del venezolano: sus causas y consecuencias
Fecha de publicación: 20-10-1938
Publicación: Diario Ahora


El título de este comentario es el mismo de una tesis de bachillerato. La escribió Ricardo Hernández Rovati. Un muchacho de la provincia venezolana que deja, como huella de su paso de estudiante por las aulas universitarias, toda una trayectoria de preocupación social.
Caso raro, y digno de destacarse, el de este estudiante que se gradúa. La fórmula generalizada, para alcanzar el título de bachiller y cumplir con el Reglamento, es la de redactar una esquemática generalización. Algo para "salir del paso". Hernández Rovati trajinó otra vía. Su experiencia hospitalaria, su contacto con la pobreza colectiva en las guardias del Vargas, su diaria comunicación con nuestro pueblo y sus problemas, lo indujo a abordar un tema fundamental: el de la alimentación del venezolano.
Sus conclusiones son dramáticas. El hombre medio de Venezuela -especialmente el que trabaja a jornal en las faenas agrícolas- es un individuo desnutrido. Su déficit vital puede precisarse numéricamente: el promedio de calorías que necesita un trabajador en nuestro país, dadas sus condiciones climatéricas de nación tropical, es de 2.073 calorías. Eso cuando trabaja en una actividad que no requiera esfuerzo. Si la actividad es de aquellas que exigen un gran desgaste de energía, se puede calcular el aumento de las calorías gastadas en un promedio de 150 a 300 por hora. En consecuencia, se puede estimar en un promedio de 4.000 calorías el desgaste de un trabajador corriente de Venezuela, en sus 8 horas diarias de labor. Ahora bien, investigándose científicamente la cantidad y la calidad de los elementos que ingiere normalmente un peón de nuestros campos se llega a la conclusión -obtenida por el doctor Díez del Ciervo en sus investigaciones- de que el máximo de calorías producido por esos alimentos es de 2.400. Comparando esta cifra de reposición de calorías con el de desgaste de las mismas queda un déficit de 1.500 calorías.
Estas investigaciones, realizadas en un plano bioestadístico, tienen trágica confirmación cuando del mundo de lo fisiológico pasamos al de las escuetas y concluyentes cifras arrojadas por la economía.
Las conclusiones del doctor José Ignacio Baldó, en su admirable ponencia sobre la tuberculosis como problema social-presentada al primer Congreso venezolano del Niño- son decisivas.
Una encuesta realizada por el eminente tisiólogo lo llevó a estas conclusiones: entre 126 niños de diversas edades examinados en el Dispensario antituberculoso, sólo tomaban leche, en cantidad que varía entre 1/4 y 1 litro, el 23,80%; el 25,30% apenas recibe una muy escasa cantidad con el café matinal; y el 50,70% nunca prueba leche. Constataciones semejantes se hicieron en cuanto al consumo de la carne y de otros alimentos fuertes. De los niños examinados, el 33,3% -es decir, más de la tercera parte-, sólo se alimentan de caraota y de maíz.
Las investigaciones del doctor Baldó -que cita y comenta Hernández Rovati en su trabajo lo llevaron a la conclusión -examinando el promedio de ingreso familiar, por día y por cápita, de 117 familias con niños tuberculosos- que transcribimos: en el 19,80% de los casos el promedio es de sólo Bs. 0.30 y en el 53,9% es inferior a Bs. 0,75. Sólo un mínimo grupo de 4,20% tiene un ingreso promedial que oscila entre Bs. 3,66 y Bs. 4,14.
Comentando estas terribles cifras, concluye diciendo Hernández Rovati:
"Un clamor unánime, emanado de todos los sectores afectados por tal estado de cosas, exige urgentes medidas que tiendan a resolver el angustioso problema planteado. Venezuela entera pide la intervención eficaz del Estado y de las organizaciones que se interesan por la suerte de nuestro pueblo, para luchar contra los dos grandes factores que cada día hacen más difícil la vida en el país: los bajos salarios y la especulación de los intermediarios y acaparadores."
Hemos querido no registrar en una escueta nota de recibido la tesis de Hernández Rovati. Sino glosarla en esta columna, porque es un esfuerzo más en este empeño de los hombres preocupados de Venezuela para interesar al Estado ante el problema de la pauperización colectiva.