Autor: Rómulo Betancourt
Título: Escuela libre de Ciencias Económicas y Sociales
Fecha de publicación: 29-10-1938
Publicación: Diario Ahora


Está publicándose en los periódicos el Aviso Oficial del Rectorado de la Universidad Central, fijando en el 15 de noviembre próximo la fecha en que se cerrarán las inscripciones para el primer año del Curso de Ciencias Económicas y Sociales. Es, pues, una realidad el establecimiento en Venezuela de otra carrera científica: la del doctorado en Ciencias Económicas y Sociales.
El estudio del programa que regirá en esta nueva Facultad -modestamente calificada de Escuela Libre de Ciencias Económicas y Sociales-, nos ha llevado a la conclusión de que es bastante completo y adecuado a nuestra realidad. Comprende el estudio de las materias que constituyen el basamento irrenunciable de toda capacitación en, cuestiones económico-financieras (Economía Política, Derecho Constitucional y Principios Generales de Administración, Historia de Economía y de las Doctrinas Económicas, Contabilidad Bancaria y Fiscal, Hacienda Pública, Geografía Económica, etc.) Y, al mismo tiempo, da especial énfasis al estudio de cuestiones específicamente nacionales (Economía venezolana) y a otras cuyo conocimiento resulta imprescindible, dadas las características de la estructura económico-social de país. (Legislación Minera, Derecho Social).
El simple hecho de que se haya enfocado y resuelto la cuestión de establecerse una Escuela de Estudios Económicos y Sociales revela la existencia de una conciencia, aún primaria mas ya operante, de cuáles deben ser las nuevas directrices nacionales. Nuestra educación superior ha sido, hasta ahora, calcada en el concepto de la ciencia y de la vida heredado de la Colonia. Las llamadas "Profesiones Liberales" -derecho, medicina, ingeniería- continúan polarizando la atención del Estado y de las clases gobernantes del país. Mientras tanto, la industria revolucionaba al mundo, destruía los moldes estructurales del medioevo y ponía de actualidad el análisis de los complejos fenómenos económicos y financieros de la sociedad. Las crisis periódicas que conmovían, de arriba a abajo, a la armazón entera del régimen capitalista de producción contribuían también a agudizar la preocupación del hombre para encontrar la clave explicativa de los fenómenos colectivos. Aquella beata confianza de los economistas liberales en que el reinado de la libertad de comercio y del "dejar hacer" estadal iba a solucionar todas las cuestiones colectivas había hecho crisis: y en el apasionado estudio de las leyes sociales por las cuales se rigen el flujo y reflujo de los precios, el poder de compra de las monedas y los otros fenómenos que a diario confrontan los pueblos en sus relaciones económicas, adquirieron inusitada actualidad.
Como en otros aspectos del progreso internacional, tarde se incorpora Venezuela a ese vigoroso movimiento de científico estudio de las cuestiones económicas. Y no como rama subsidiaria en los estudios generales de las Ciencias Políticas, sino partiéndose de la idea previa de que constituyen ya disciplinas científicas autónomas, con sus métodos propios de investigación y de análisis.
Y es por lo mismo que Venezuela toma sitio retrasadamente en el concierto mundial de los pueblos preocupados por el estudio científico de la Economía y de la Hacienda Pública, que querríamos ver nacer esta Escuela Libre bajo otros auspicios. Digámoslo con valentía: con un personal de profesional menos empírico, más adiestrados más aptos por su haber científico y por su experiencia profesoral. Recordemos que en Venezuela se necesita de una vocación casi heroica para arribar al conocimiento, siquiera parcial y deficiente, de las Ciencias Económicas. Falta ambiente, Literatura de otras épocas que aliente y guíe, atención y resonancia en los medios estatales para este género de ensayos; y, hasta hace poco, hasta los más elementales datos estadísticos.
Aún hoy, y a pesar de los esfuerzos de la Dirección de Estadística del Ministerio de Fomento, son escasos y fragmentarios los datos de que se dispone en nuestro país para-guiarse, a través de la compleja pero orientadora brújula de las cifras, hacia la meta de las conclusiones correctas. Tomando en cuenta estos factores, llegaremos a la conclusión de que son muy meritorios todos los autodidactas en materias económico-financieras que se han formado en el país, en el silencio discreto de su cuarto de estudio.Empero, no son autodidactas, con una cultura económica llena de lagunas, recién entrenados en el manejo de los métodos de investigación de esa ciencia, ayunos en absoluto de técnica pedagógica, quienes pueden preparar en las aulas universitarias un equipo juvenil apto y densamente lastrado.
La importación del profesor extranjero se impone. No otro ha sido, por ejemplo, el ejemplo de México, que apela continuamente a la importación de profesores en materias que no dominan realmente los estudiosos nativos.
Sabemos que al exponer tan francamente nuestro criterio nos exponemos a herir susceptibilidades. La epidermis del venezolano es hipersensible. Sin embargo, no vacilamos en afirmar que si al frente de la Escuela Libre de Estudios Económicos y Sociales no se pone un equipo profesoral de técnicos en las materias a estudiar, profesores experimentados en su respectiva especialidad y entrenados para la tarea de enseñar, será pobrísimo en frutos positivos la nueva Facultad Universitaria.