Autor: Rómulo Betancourt
Título: Al margen de una exposición del Ministro de Agricultura y Cría
Fecha de publicación: 02-12-1938
Publicación: Diario Ahora

El doctor Amenodoro Rangel Lamus, Ministro de Agricultura y Cría, dirigió a este diario -y la hizo reproducir en todos los otros que se publican en esta capital- una extensa exposición. En ella, comenta y critica el artículo titulado "Burocracia y Agricultura" publicado en esta sección el 28 de noviembre pasado.

Si no conociéramos, como lo conoce todo periodista venezolano de estos tiempos, cómo es de hipersensible el funcionario público de este país frente a la crítica de la prensa, nos hubiera extrañado el tono del doctor Rangel Lamus.

Y esa extrañeza tendría plena base de justificación. Porque nosotros hemos sido en esta columna defensores decididos de cuanta medida progresista, por tímida que sea, haya sido, promulgada por el mac. Fresca y sin secarse está la tinta en que se han impresos comentarios favorables al decreto sobre Cajas Rurales, al crédito de Bs. 3.000.000 en favor de los caficultores, a la ayuda crediticia y técnica para la industria de productos lácteos, a las primas sobre la agricultura. Cuando otros órganos de prensa han exigido que se abandone a su propia suerte cultivos agrícolas considerados por ellos como nada reproductivos -como es el caso del café- nosotros hemos dado el frente en la defensa y popularización de las medidas del mac en favor de esos cultivos.

Hemos procedido así por lealtad a los intereses colectivos. Por consecuencia al firme programa de reconstrucción nacional que alienta desde las páginas de este diario. Y sin haber procurado nunca, ni directa ni indirectamente hacemos tales apoyos desde la calle a las labores del mac.

Entre los periodistas interesados en capitalizar en favor suyo, o de la empresa donde prestan sus servicios profesionales, los respaldos que espontáneamente puedan prestarle a gestiones oficiales, no se cuentan los que escriben a Ahora.

Ahora bien, por devoción muy arraigada a esa que nos niega el doctor Rangel Lamus, nuestro apoyo es condicionado. No entraña la renuncia a la libertad de crítica. No significa ese incondicionalismo ciego de los que no saben ver las lagunas de una obra gubernamental; o de los que, teniendo capacidad para enjuiciarlas, prefieren adoptar aquella actitud de los hijos de Noé cuando veían a su padre en estado de embriaguez: taparse los ojos con las manos y evadirse así del espectáculo desagradable.

Es por no asemejamos a los ciegos de nacimiento o de vocación por lo que hemos sostenido, desde esta columna y con terquedad innegable, una campaña pro-intensificación de la economía natural de Venezuela. En las Memorias ministeriales, en los informes estadísticos de Vandellós, en los datos arrojados por las aduanas de la República, hemos ido a documentamos. Y al reclamar en todos los tonos una política económica creadora -que al mac le corresponde fundamentalmente propiciar e impulsar-, sólo hemos servido de cauce y expresión para un anhelo nacional. Porque Venezuela entera -la que sabe como la que intuye- está plenamente convencida de que anda muy mal un país que se ve obligado a importar maíz y caraotas de Estados Unidos y hasta de Asia, porque las cosechas de frutos menores decrecen de año en año.

Nuestra actitud diáfana, evidenciada a través de los centenares de artículos publicados en esta sección, puede resumirse así: apoyo leal a toda medida de Gobierno progresista y de aliento; reclamo coincidente para que esas medidas inconexas se articulen, cobren audacia y respondan realmente a un ambicioso propósito de crearle a Venezuela una economía suya, autónoma, próspera y saneada.

Nos sería fácil citar pormenorizadamente los artículos que aquí se han publicado en favor de medidas gubernamentales, dentro del radio de enfoque asignado a esta sección. Lo creemos innecesario. Los lectores cotidianos de nuestro periódico, -entre los que debe presumirse al Ministro de Agricultura y Cría-, saben que estamos diciendo verdad.

Y por último, una pasajera referencia al tópico que promovió la enojada epístola del doctor Rangel Lamus. Dijimos, y las páginas de la Gaceta Oficial están ahí para respaldar nuestro aserto, que los escuadrones de la burocracia nacional se nutren cada día de nuevas promociones. Como el carácter específico de esta sección nos impone enfocar los problemas del Estado desde un ángulo esencialmente económico, es lógico que apuntáramos hacia el mac -encargado de promover la agricultura y la cría, base de nuestra economía- una critica extensible a los demás despachos ministeriales.

Y en este aspecto de la vida venezolana, hay una coincidencia, que no puede ni debe negarse por parte de los gobernantes de la Nación, de toda la prensa nacional. En el curso de la semana en que se publicó nuestro artículo, El Universal había editorializado agudamente sobre el tema de la hipertrofia burocrática; y La Esfera, además de sus notas editoriales y de redacción sobre el tema, había publicado hasta una caricatura de dudoso gusto, haciendo un retruécano con las palabras y .

La prensa, al reflejar en sus columnas el descontento general por el crecimiento desmesurado en el número de los funcionarios públicos, cumple una sana función crítica. Eleva hasta el conocimiento de quienes gobiernan lo que el pueblo piensa, siente y dice. Y lo lógico es que esos funcionarios escuchen esa voz colectiva y mediten un poco más antes de premiar amistades, de carácter privado o político, con el galardón del cargo público, de la fácil gabela o de la prebenda misericordiosa.

No tenemos inconveniente alguno en reconocer que el doctor Rangel Lamus, rectificando las prevenciones que en contra suya existían, ha hecho en el mac una labor preocupada. Pero reconocerlo y aceptarlo -sin que por ello esperemos obtener ventaja alguna-, no puede atamos las manos para señalar errores y para criticar desaciertos.

Y de la excesiva burocracia del mac es uno de los desaciertos que deben puntualizarse, extendiendo esa crítica a todos los demás órganos ejecutivos y administrativos del Estado venezolano.