Autor: Rómulo Betancourt
Título: Italia establece el monopolio cafetero
Fecha de publicación: 15-12-1938
Publicación: Diario Ahora

Cables de la AP, fechados en Roma el 13 de diciembre, informan que ha quedado establecido en Italia un monopolio de hecho de la importación y distribución del café. A partir del próximo primero de enero, tres grandes empresas serán las concesionarias únicas para la compra, en el exterior, del café que se consuma en el país.

Italia adopta esta medida, contraria a la libertad de comercio, dentro del plan de autarquía económica que adelanta el fascismo. Aspira el régimen fascista, como el nazi en Alemania, a sustituir paulatinamente el libre intercambio de mercancías por el 'trueque', en que ya no será con divisas que se paguen las compras de materias primas, sino con maquinarias y otras manufacturas producidas en las usinas del Reino. Al mismo tiempo, tiende esta disposición a desplazar del mercado italiano al café de los países americanos, para suplirlos con el que está produciendo en sus colonias de Abisinia y Eritrea.

Aun cuando no se tienen datos precisos sobre el montante de las importaciones de café hechas por Italia de esas colonias suyas, en el curso de los meses corridos de 1938, se presume que sean cuantiosas. En efecto, en 1937, el total de las importaciones italianas de esas dos colonias africanas fue de 379.795 quintales.

Esta noticia no tiene para nosotros un sentido exclusivamente anecdótico. Porque viene a afectar las relaciones de nuestro comercio exterior con uno de los países europeos que, desde vieja data, ha sido mercado relativamente firme para el café nacional.

Según informa la misma agencia noticiosa cuyo cable glosamos, Italia importó de Venezuela, durante el año de 1936, la cantidad de 18.601 quintales de café; y en el año próximo pasado, la de 48.255 quintales. Estas cifras tenderán a decrecer paulatinamente, a medida que la intensificada producción en Abisinia y Eritrea vaya disminuyendo la necesidad de Italia de suplirse de café producido en otros países.

Meditando en estas medidas italianas -que repercutirán desfavorablemente, lo repetimos, sobre el comercio exterior de Venezuela- hemos recordado el sólido argumento hecho por algunos economistas, cuando la agresión italiana contra Abisinia, en favor de la tesis de efectividad del boicot al país agresor. Decían esos economistas que la a ventura fascista, de conquistar a sangre y fuego el último país independiente de África, significaba algo más, que una escandalosa violación del derecho de gentes. Desde el punto de vista de los países productores de materias primas con demanda en el mercado italiano, implicaba esa conquista, que pondría a Italia en posesión de una tierra donde se cultivan con éxito muchos de los frutos tropicales, la pérdida de ese mercado a plazos más o menos largos. En consecuencia, no sólo por lealtad al Pacto constitutivo de la SDN. Y a principios de ética internacional que son patrimonio de la humanidad civilizada, debía detenerse esa agresión, sino también por egoístas, pero muy determinantes, intereses de índole comercial y económica.

Venezuela, entonces representada en Ginebra por el doctor César Zumeta, no tuvo en cuenta ni la ética internacional, ni su condición de pueblo débil amenazado de incursiones imperialistas semejantes, y ni siquiera el hecho de que la conquista de Abisinia por Italia significaba para esa nación la posibilidad de suplirse en esa región africana de parte o de la totalidad del café que a nosotros venía comprando.

Y mientras México se constituyó en abanderado de la aplicación del artículo 16 del Convenant, que fijaba rigurosas sanciones contra los Estados agresores, Venezuela, por boca de su representante, se 'reservó' la interpretación de ese artículo. Esa 'reserva' se tradujo, en el hecho, en la no ejecución por nuestra parte de las sanciones contra el Gobierno italiano –que no contra el pueblo italiano- decretadas en definitiva por la SDN. II Popolo d´Italia y los otros órganos oficiales del gobierno del señor Mussolini tocaron a rebato las campañas de su admiración, en vista de la claudicante y absurda posición adoptada por los delegados del General Gómez -que no de Venezuela- ante la SDN.

Ya comenzamos a cosechar los frutos de esa torpeza. Italia, si logra realizar sus planes, terminará por suplirse en Abisinia del café que antes nos compraba. Y habremos perdido un mercado más para nuestro principal artículo de exportación.

No basta, naturalmente, con lamentarse de lo inevitable. Sino que debe preverse la posibilidad de que seamos desplazados, total o parcialmente, del mercado italiano, en cuanto a la colocación de parte de las exportaciones anuales del café venezolano. Y proceder la Federación Venezolana del Café, en estrecho asocio con el departamento de Política Comercial del Ministerio de Relaciones Exteriores, a 'trabajar' un mercado nuevo, que venga a suplir el que estamos en vías de perder.