Autor: Rómulo Betancourt
Título: La política de irrigación del gobierno mexicano
Fecha de publicación: 18-12-1938
Publicación: Diario Ahora

Mientras una prensa interesada en desacreditar a la actual Administración mexicana -porque así conviene a ciertos trusts que le han declarado guerra a muerte- habla de la bancarrota y ruina de aquel país, el presidente Cárdenas y sus colaboradores le están dando formidable impulso a su economía.

No se ha limitado el Gobierno mexicano a encararse con el problema de la tierra, resolviéndolo mediante la dotación de tierras ejidales a las cooperativas agrícolas de producción, sino que también ha enfocado, y está resolviendo en grande y con audacia, el problema de la irrigación. La política agraria y la política de aguas resultan así estrecha e íntimamente ligadas en el progresista México de hoy.

Alguna vez comentamos, en líneas generales, la política de irrigación vigente en la nación azteca. Hoy vamos a informar de una conquista concreta alcanzada por esa política: la construcción de la represa 'El Palmito', que será la primera de México en importancia y la segunda del mundo.

Esta represa en construcción tendrá un costo total de 25.000.000 de pesos mexicanos. Su principal finalidad es la de irrigar la llamada 'zona lagunera', donde enormes extensiones de tierra laborable, pertenecientes a compañías extranjeras en su mayor parte, han sido reivindicadas por el Estado y parceladas entre comunidades indígenas y cooperativas agrícolas. Esta represa será apta para almacenar y distribuir, por sus canales de riego, tres millones de metros cúbicos de agua. El área regable gracias a ella abarcará la enorme extensión de 200.000 hectáreas, las cuales serán dedicadas al cultivo del ajonjolí, el algodón, el maíz, la cebadilla, la alfalfa, el trigo, la linaza, el cacahuete (maní). El costo de la planta hidroeléctrica que también se instalará, con una energía de 600.000 HP. Y destinada a facilitar los procesos de industrialización de esos cultivos, se ha estimado en cuatro millones de pesos mexicanos.

En esta obra vienen trabajando, desde hace un año, más de dos mil trabajadores, laborando durante las 24 horas, por equipos. Dirige los trabajos el ingeniero civil constructor H. V. R. Thorno, técnico norteamericano que se ha ganado una reputación internacional en ingeniería hidráulica, construyendo grandes obras de irrigación artificial en España, Francia, Sud América, Canadá y Estados Unidos. Una brigada de 22 ingenieros mexicanos, pertenecientes a la Comisión Nacional de Irrigación, lo secunda en la construcción de la represa 'El Palmito'.

Lo gigantesco y audaz de esta obra se evidencia de estos datos: tendrá una altura de 93 metros y 500 de ancho; para su construcción, la Comisión Nacional de Irrigación necesitará cinco millones de metros cúbicos de arcilla y roca, construyendo una enorme montaña artificial; los canales de desagüe, de los cuales ya han sido conectados dos, tienen un diámetro de 7 metros y 720 pies de largo, con capacidad para desplazar 1.200 metros cúbicos por minuto. Naturalmente, que una obra de las audaces proporciones que este tiene, requerirá de bastante tiempo para ser concluida. Los trabajos preliminares -levantamiento de planos, aforo de las corrientes de agua de que se alimentará, etc.- comenzaron en 1936. Fue en enero de 1937, que se comenzó la construcción; y ella no será terminada, no obstante el ritmo intenso con que se trabaja, sino en octubre de 1940.

En su decidido empeño de impulsar a un mismo ritmo la agricultura y la industria, el Gobierno mexicano ha contratado todo el cemento que se empleará en esta obra a la Cooperativa de Cementos Hidalgo, formada por 186 obreros. Reputados técnicos mexicanos dirigen esta cooperativa industrial, cuya producción es de alrededor de 20.000 toneladas mensuales de cemento, que será aumentada para atender los pedidos contratados con la Comisión Nacional de Irrigación.

Esto hace el Gobierno mexicano para desarrollar la economía del país, para darle un fuerte impulso a la producción agrícolo-industrial, para poner a México en la vía de la conquista de la autosuficiencia económica.

y duele pensar que en nuestro país se avance tan poco, por carencia en los medios gubernamentales de una planificada y resuelta política económica, en ese camino que México está recorriendo a trancos.

Entre nosotros, el problema de la falta de riego en extensas zonas laborables corre parejo, en magnitud, con el de la concentración de la propiedad agraria en pocas manos. Lara, Falcón, Nueva Esparta, gran parte del Zulia, el Guárico y otros estados llaneros, son regiones agrícolas cuyo riego está sometido a las contingencias de las lluvias. Carecen de corrientes de agua estables y capaces de asegurar la irrigación de los cultivos en los meses del verano. Regiones hay --como gran parte de Lara, de Falcón y del. Llano- donde el problema de la falta de agua es tan agudo que hasta falta el indispensable elemento para satisfacer las necesidades humanas de consumo y asco.

Este problema no ha sido encarado, por ningún gobierno venezolano, inclusive el actual. El Plan Trienal apenas prevé una erogación de tres millones de bolívares, durante el lapso 1938-1941, con fines de irrigación. Y a esta fecha, casi cuando está para fenecer el primer año de ese trienio, ninguna obra de aliento se ha iniciado. Los molinos hidráulicos decretados por algunos gobernantes regionales, no han pasado de las páginas escritas de la Gaceta.

Con énfasis, sin temor a errar, puede afirmarse que el Gobierno Gabaldón Alvarado Silva, ha sido el único que en serio tomara el problema agudo de la falta de agua; y que en Lara diera los primeros pasos, firmes y resueltos, hacia una política de irrigación. Lo fugaz de esa Administración Regional impidió que los planes de irrigación, ya avanzados, pudieran culminar en obra cumplida.

Todavía es tiempo de que el Gobierno Nacional, y los estadales, pongan en vigencia una política de irrigación, por la que claman muchos millares de venezolanos; y la cual, por otra parte, daría impulso indudable a la producción agropecuaria nacional.

México está demostrando que una obra de tal índole es perfectamente realizable con los medios y recursos de que se dispone en América Latina.