El Congreso Minero Nacional debe marcar en Venezuela el comienzo de una definida preocupación, tanto del Gobierno como los inversionistas particulares, sobre las posibilidades mineras de la Nación. Entre nosotros fuera del petróleo, del oro y de los diamantes, explotados, manipulados y exportados por empresas extranjeras- no se aprovechan comercialmente las reservas mineras del país. Las estadísticas revelan que la exportación de cobre y de otros minerales, distintos de aquellos tres a que hacemos referencia, no tiene tendencia a aumentar progresivamente, sino más bien a disminuir.
p>$
Oro26.326 105.177.442
Plata 2.633.870 136.992.292
Cobre 49.076.754 48.581.958
Plomo 218.133.072 106.129.721
Zinc 154.624.700 83.733.263
Los otros minerales exportados en grande, en el mismo año, fueron los siguientes: antimonio, cadmio, grafito, molibdeno, hierro, arsénico, mercurio, estaño, bismuto, tungsteno, vanadio y manganeso.
En el a que año 37, el valor de la exportación minera mexicana alcanzó a la suma de 559 millones de pesos, contra el valor de las exportaciones de 1938, que fue de sólo 426 millones de pesos. La diferencia, favorable al año recién pasado, resulta así más cuantiosa que la arrojada por la comparación hecha sobre el valor de la producción. Esa diferencia, como se observa fácilmente, fue de 130 millones de pesos.
Estados Unidos, Bélgica, Alemania, Japón y Gran Bretaña son los principales consumidores de los minerales que coloca México en el exterior. Y los Estados más ricos en reservas minerales, y de donde se extrae anualmente la voluminosa cantidad que de ellos se consumen en las industrias de transformación del país o se exportan a Europa, Asia y Estados Unidos, son, en su orden, de mayor productividad, los siguientes: Hidalgo, Chihuahua, Durango, Michoacan, San Luis de Potosí y Zacatecas.
Hemos hecho este comentario, como lo apuntábamos en su comienzo, con intención más profunda que la de dar una simple referencia periodística. Nos ha preocupado destacar las ventajas que deriva México de la explotación de las riquezas depositadas en el suelo y el subsuelo del país, en forma de productos minerales, como incitación a la incuria venezolana frente a las grandes riquezas yacentes en la mayor parte del territorio nacional.