Autor: Rómulo Betancourt
Título: La devaluación del peso colombiano
Fecha de publicación: 28-03-1937
Publicación: Diario Ahora


El comunicado de la Legación de Colombia, insertado en la prensa diaria del 24 del corriente mes, informa que el Ministro de Hacienda y Crédito Público de aquella República, presentó a las Cámaras un proyecto de Ley que modifica el régimen monetario, reduciendo el contenido oro de la divisa colombiana en un setentiséis por ciento, y cambiando la liga de la acuñación del tipo de novecientos dieciséis dos tercios, al de novecientos milésimos.
Con esta nueva orientación de su política monetaria, entra Colombia a formar en el ya nutrido grupo de naciones devaluacionistas, que tanto en América como en Europa se han visto, por la fuerza de las circunstancias, obligadas a acogerse a este recurso. Hemos de convenir en que a Colombia le asisten buenas razones para ello: crecida deuda externa, voluminosa exportación de productos nativos y una industria doméstica bastante desarrollada. Interpretando el proyecto de ley, se nota la determinación de aliviar el gravamen de la deuda exterior, en la disposición que contiene y que dice: "las obligaciones originariamente contraídas en monedas o divisas extranjeras, se cubrirán, tanto el capital como los intereses, en moneda nacional colombiana, a la cotización que las respectivas monedas extranjeras hayan tenido en la fecha en que se contrajo la obligación, a menos que tales obligaciones provengan de transacciones en el comercio de importación, de contratos de compra-venta de productos, destinados a la exportación, etc." Es decir que el Ministro de Hacienda y Crédito Público estima que el resultado lógico de la baja del peso colombiano, será un alza proporcional de las monedas extranjeras, proceso que anularía, en gran parte, los beneficios que se propone derivar el Gobierno de Colombia de la devaluación en lo que a la deuda pública se refiere, y se anticipa a poner remedio a este accidente adverso, con una medida inteligente.
Nos asalta el vago recelo de que el ejemplo de Colombia pueda influir en el ánimo de algunos venezolanos. Ha habido ya quien sostenga que nosotros no podremos mantener una divisa fuerte en un mundo donde todos los países se apresuran a restar encaje oro a las suyas, o a inflarlas con emisiones sucesivas de papel. Una vez más queremos recordar que la situación de la economía venezolana es muy singular. No pesa sobre nosotros una deuda externa cuyo pago en moneda fuerte pudiera ser oneroso, no somos país exportador en grande escala (toda la exportación venezolana se reduce a unos Bs. 60.000.000 y tenemos el petróleo como facto decisivo en la trascendental cuestión. Cuanto más bajo esté el bolívar, tanto menor será la suma de dólares que las compañías explotadoras del sub-suelo viertan en nuestra economía y tantos mayores serán sus beneficios, pero ya sabemos que los beneficios de las compañías petroleras quedan en Inglaterra o en los Estados Unidos. En cambio, el costo de la vida crecería extraordinariamente porque casi todo nuestro consumo está dirigido a artículos importados. En nuestro caso es lo acertado subir el bolívar, robustecerlo más y más, tal como se lo ha propuesto el Gobierno, y compensar debidamente la agricultura y la cría. La suma adicional que nos. suministrará el petróleo llevando el bolívar a su paridad oro, pondrá en nuestras manos los recursos necesarios para premiar, con creces, los productos de exportación que se vieren afectados.
La nueva política monetaria de la vecina República ha de tener, necesariamente, seria repercusión sobre los negocios con nuestro país. Es natural que los artículos importados sensiblemente en Colombia, y entre éstos figura el ganado venezolano, sufrirán esas consecuencias. Debemos suponer que, al mismo tiempo, sobrevendrá en Colombia un alza de sueldos y de salarios, pero esta alza nunca tendrá la misma celeridad del alza de los precios y cabe, por lo tanto, preguntarse, hasta qué punto podrá afrontar la nueva capacidad adquisitiva de los colombianos, el alza que habrán de experimentar en Colombia las carnes venezolanas. Es este un punto que merece la atención de nuestro Gobierno pues nos encontramos expuestos a que el Tratado Comercial con Colombia venga a ser prácticamente nulo para nosotros.