Autor: Rómulo Betancourt
Título: Curazao y Trinidad son pulpos de la economía venezolana
Fecha de publicación: 29-03-1937
Publicación: Diario Ahora


El comercio venezolano con trasbordo en puertos extranjeros, alcanza cifras muy altas, tanto en tonelaje como en valor. Sólo la importación por Maracaibo, con trasbordo en Curazao, llega a más de cien mil toneladas por año, a lo cual tenemos que agregar la exportación ordinaria por la misma vía. Es generalmente conocido que todo el café y el cacao que vende Maracaibo a Europa, ha de tomar el camino de Curazao. Esta circunstancia somete extensa porción del territorio venezolano a un estado de servidumbre con respecto a la vecina Antilla holandesa, y cuesta al país una considerable cantidad de dinero todos los años.
Si bien este estado de cosas tuvo una explicación mientras en Venezuela no existía un puerto capaz, por carencia de muelles y de almacenes donde realizar cómoda y rápidamente las operaciones de carga y descarga de ese gran volumen de mercancías, la construcción de los muelles de Puerto Cabello, la modernización de este puerto gracias a las instalaciones adecuadas que tiene el gobierno en proyecto, cambia completamente la situación. El trasbordo de las mercancías provenientes de, o destinadas a Maracaibo, podrá hacerse en lo futuro en Puerto Cabello, sin que haya lugar a dilaciones que causen perjuicio al comercio y sin que los gastos sean mayores de los que tiene que abonar Maracaibo a Curazao. De esta manera se dará a Puerto Cabello una nueva fuente de vida, pues la movilización de la carga de tránsito dará trabajo a millares de hombres, y el dinero que hoy pagamos a la isla extranjera, permanecerá en el propio país.
Se obtendrá, además, una ganancia adicional con el hecho de que la carga transbordada en Venezuela, habría de ser transportada a Maracaibo en buques venezolanos, o cuando menos, en buques que porten la bandera nacional y cuyas tripulaciones sean nativas. Hoy día se hace ese transporte en barcos holandeses, franceses o alemanes que prestan servicio entre Curazao y Maracaibo.
El gobierno posee los medios para obligar a que esta operación se realice en Puerto Cabello y no en Curazao, creando, por una parte, un impuesto especial sobre las mercancías que sufran trasbordo en Puerto extranjero, y otorgando, por otra, todo género de facilidades a las mercancías que trasborden en puerto venezolano.
Con respecto a Ciudad Bolívar, deberá el Gobierno estudiar, cuidadosamente, cuál de los puertos de Oriente, capaz de recibir buques de calado, es el más apropiado para designarlo como sitio de trasbordo.
La Isla de Curazao nos explota de diversas maneras. Vive y se enriquece a nuestra costa. Allí donde no hay vida propia, porque no existen ni agricultura, ni cría, ni industrias, se desarrolla una febril actividad con las refinerías de petróleo, de petróleo venezolano que se debiera refinar en nuestro territorio, con el trasbordo de mercancías, y con el comercio clandestino. Antes de que se estableciesen las refinerías de petróleo y de que Maracaibo hubiese ganado el auge que tiene hoy, la metrópoli tenía que subvenir a los gastos del Gobierno de la Isla que no producía ni para sostener la policía, mientras que hoy cuenta esa Antilla con una renta propia de unos ocho millones de florines, cantidad que nos sustraen a nosotros sin que haya razones buenas para tolerarlo por más tiempo. Es hora de que el Gobierno de Venezuela se ocupe seriamente de poner término a esta situación tan perjudicial a nuestros intereses: el trasbordo de mercancías puede y debe hacerse en nuestros puertos; debe ponerse cese al contrabando intensificando la vigilancia de las costas con buques apropiados y aplicando penas muy severas a los que se ocupan del comercio clandestino que causa perjuicios al Fisco y al Comerciante honesto que paga religiosamente sus derechos de importación, y finalmente, el Ministro de Fomento debe estudiar la forma de que el petróleo sea íntegramente refinado en Venezuela.