Autor: Rómulo Betancourt
Título: El contrabando en nuestra frontera occidental y la valorización del bolívar
Fecha de publicación: 31-08-1937
Publicación: Diario Ahora


Ayer, en su sección "Del Momento", comentó este diario la situación peculiar que en terreno económico confronta el Táchira.
De la glosa que ayer se hizo en la nota aludida a informaciones verídicas venidas de la frontera occidental se deducen conclusiones muy distintas de las que en Caracas están esgrimiendo determinados sectores contra la valorización del bolívar. El Táchira y su situación angustiosa, vecina de ruina inminente, es uno de los argumentos más gratos a quienes desearían que el dólar no se cotice a Bs. 3.17 cifra muy aproximada a la paridad con el dólar Roosevelt, sino al tipo artificial de Bs. 3,93, que rigió por varios meses.
La realidad es, como lo demuestra bien el artículo a que nos venimos refiriendo, que el intensificado contrabando en el Táchira obedece a causas más profundas que un desequilibrio de momento en la relación con el dólar americano del bolívar de Venezuela y del peso de Colombia.
De un lado, está el concepto, que hasta los tuétanos se ha metido en la conciencia de determinados sectores venezolanos, de que no es hurto lo que al fisco se hurta. Parece aventura de salteadores de caminos, argucias de cuatreros, las tácticas explotadas por algunos contrabandistas del Táchira de exportar, reimportar clandestinamente y exportar por segunda o tercera vez un mismo lote de ganado, para obrar en cada oportunidad la prima; o sea otra treta de importar café de las haciendas colombianas colindantes con nuestra frontera, para exportado luego como grano producido y recogido en nuestras haciendas, con objeto de cobrar la prima de exportación que en Venezuela ha sido acordada por el Gobierno Nacional como ayuda a los productores de ese grano y para resarcidos de la disminución de beneficios motivada por la valorización del bolívar.
En consecuencia, la pérdida real para Venezuela no está en la merma de ventas del comerciante de San Cristóbal, por el hecho de que el venezolano fronterizo incursione a Cúcuta, se provea de ropa o de alguna otra mercadería a precio bajo, aprovechando la baratura del peso colombiano en relación con nuestro bolívar. En realidad, esa merma de ventas del comercio tachirense no es mucha, sobre todo si se tiene en cuenta la lamentable circunstancia de que las masas consumidoras de aquel Estado tienen una capacidad de consumo muy limitada. En un sector del país como aquél, sin industrias y donde el nivel de los sueldos y salarios es bastante bajo, no son muy numerosos los consumidores que pueden darse el lujo de acumular algunas reservas de dinero, pasar la frontera con él en el bolsillo y regresar luego a Venezuela con mercadería de contrabando.
El contrabando ruinoso para Venezuela es el que se hace, en grande, en la forma aludida. Estos no sólo defraudan al fisco, mediante la argucia del ganado exportado varias veces y del café de Colombia sobre el que cobran prima haciéndolo pasar por venezolano, sino que también someten al productor nacional de medianos recursos a una situación de tributario suyo. Son ellos, como apuntaba la nota de AHORA que comentamos, quienes fijan a ese productor de limitados recursos el precio a que han de comprarle el ganado que trajo a duras penas del Llano lejano, o los quintales escasos de café que cosecharon en sus fundos.
De modo tal que antes de pensar en la desvalorización del bolívar, como vía para solucionar los problemas económicos peculiares que se presentan en el Táchira, el Gobierno Nacional tiene correctivos previos para aplicar. El comentarista de AHORA señalaba dos: marcar con tinta indeleble a las reses que se exporten por la frontera occidental, para evitar el fraude ya señalado; y ¯medida esta ya más difícil¯ buscar la forma de impedir que se exporte como venezolano el café que con el designio de cobrar la prima de exportación se trajo de Colombia y luego se hizo salir por nuestra frontera. Y junto con estas medidas, coincidiendo con ellas, la estrecha vigilancia sobre las actividades comerciales de algunas fuertes firmas del Táchira, que son las especializadas, al decir de muchas gentes cuyo decir debe merecer la atención oficial, en el fructífero negocio de defraudar al fisco y de explotar al productor de recursos limitados.
Otro aspecto de la cuestión debe enfocarse, y es de la imposibilidad casi material en que está Venezuela para ejercer un control activo, para reprimir el contrabando, a lo largo de una frontera aun extensa como lo es la colombovenezolana. Aún distrayendo sumas que tripliquen las actualmente erogadas por el Estado para la vigilancia de esa frontera, su longitud permitiría siempre que grupos audaces evadieran el paso por aduanas de mercancías que se propongan introducir o hacer salir de Venezuela.
Este argumento, de que las fronteras económicas entre los dos países "no han podido hacerse efectivas en la práctica y solamente podríamos con enormes sacrificios" es invocado, entre otros, por un economista colombiano, en número reciente de la Revista Financiera "El Mes Financiero y Económico de Colombia", en pro de una unión aduanera gran-colombiana.
Mañana abordaremos el interesante tema que allí se plantea, porque en nuestro concepto problemas como los que existen actualmente en el Táchira, relacionados con el contrabando, pueden ser parcialmente abordados mediante la adopción de medios de la índole de las sugerencias. Pero, aún cuando con máxima eficacia se aplicaren, siempre quedarán en pie, mientras artificiales fronteras económicas nos separen, las cuales son más hondas y en realidad, determinantes, de tales problemas. Mientras esas causas no se precisan y se propenda a suprimirla de raíz, el contrabando será la más pingüe e incitante de las industrias fronterizas.