Autor: Rómulo Betancourt
Título: México y las compañías petroleras
Fecha de publicación: 07-08-1937
Publicación: Diario Ahora


Ayer publicó este Diario un cable de la U.P., fechado en México, en el que se dice que la comisión oficial designada para estudiar las condiciones financieras de las empresas del aceite había rendido su informe. La comisión, después de estudiar la contabilidad de las empresas, afirma que éstas se encuentran disfrutando de excelentes condiciones; y están en posibilidad de pagar el salario mínimo de 5 pesos mexicanos exigidos por el Sindicato de Obreros Petroleros.
Los antecedentes de ese dictamen posiblemente los ignore el lector. La comisión que así se pronuncia fue designada por el Presidente Cárdenas, como resultado de sus esfuerzos conciliatorios para poner fin a la huelga en los campos petroleros que paralizó la industria, hace pocos meses, por varias semanas. Las partes en pugna, sindicato y empresa, aceptaron que si el pronunciamiento de la comisión indicaba la imposibilidad material para las empresas de pagar salarios mínimos de $ 5, los obreros transigirían a aceptar salario menor; pero que a su vez, las empresas admitirían el fallo si les era desfavorable. El cable de al U.P., revela que la partida fue perdida por los industriales del aceite.
Este trato que en la república azteca reciben las empresas explotadoras del subsuelo reclama de nosotros el más atento análisis. Allí, rectificándose la política de "puerta abierta" practicada por Porfirio Díaz y su equipo de científicos, viene cumpliéndose paso a paso una acción reivindicatoria. En la Constitución de Querétaro, ¯en sus artículos 27 y 127¯ comenzó la nación norteña a afirmar su decisión de tratar de quién a quién con el inversionista extranjero, garantizándole sus inversiones a cambio de una retributiva participación del país en la explotación de sus riquezas naturales. Esta directriz gubernamental fue torcida cuando el Gobierno Calles-Obregón, dando la espalda al sentido nacionalista del movimiento popular que los elevó al poder, cedieron posiciones ante el embajador de Wall Street, Mr. Morrow. El retorno a la tradición mexicanista de Querétaro se ha realizado ahora, bajo el progresista gobierno del General Cárdenas.
De un lado, es el aumento paulatino de los ingresos fiscales, por concepto de impuestos sobre industrias de tipo extractivo controladas por el capital financiero. Para 1934, con una producción de 38 millones de barriles, México cobró por impuestos $40.000.000; Venezuela, con una producción cuatro veces mayor que la mexicana recibió en cambio como impuestos apenas unos $15.000.000. En México, como en Venezuela, las empresas exportaban la casi totalidad del aceite sin refinar, en "crudo", con destino a las plantas donde se manipulaban para transformarlo en los diversos "refinados" del petróleo. México reaccionó contra esa situación y mediante el recurso de altos impuestos sobre la exportación de aceites no refinados ha logrado que la mayor parte del petróleo de su subsuelo sea transformado en gasolina, fuel oil, gasoil, etc. dentro de sus propios límites territoriales. Así, la producción total de barriles de México, en 1931, fue de barriles 33.038.853, de los cuales se refinaron en el interior del país la cantidad de 22.308.416; y en 1934, sobre una producción de 38.171.946 barriles, se refinaron 37.331.137.
Otro paso interesante que ha dado el Gobierno Mexicano hacia la protección de sus reservas de riqueza, es éste que comentamos al comienzo de nuestro artículo. Después de aumentar los ingresos por concepto de impuestos petroleros, de exigir y de lograr que un volumen cuantioso de barriles se refine dentro del país, México ha comenzado a liberar su riqueza-hombre de la explotación extranjera. Ese salario mínimo de $ 5 que, contra su voluntad, deberán pagar de ahora en adelante las compañías del aceite operantes en México a sus millares de obreros, abre camino para futuras peticiones. El estándar de vida del trabajador mexicano del petróleo irá elevándose, a costa de una merma en los cuantiosos beneficios de sus patronos de ultramar.