Autor: Rómulo Betancourt
Título: Italia y la refinación del petróleo
Fecha de publicación: 09-01-1938
Publicación: Diario Ahora


Italia, como Alemania, confronta el problema de sus escasas reservas de petróleo. Y para gobiernos que han hecho de la guerra un culto y de la agresión militar una doctrina, esta es una falla irreparable. Sin petróleo no es posible llevar hacia adelante una guerra moderna.
Si alguna duda le quedara al respecto al gobierno fascista, la liquidó cuando su agresión a Abisinia. El cumplimiento de las sanciones decretadas por la Liga de las Naciones contra Italia hubiera significado su derrota en África si Inglaterra y las otras potencias poseedoras de esencia se hubieran ajustado a los términos de lo acordado por Ginebra. Sin gasolina para movilizar su aparato motorizado de guerra, "los camisas negras" no hubieran podido avanzar una pulgada a través de los desiertos y de las junglas africanas.
Convencidos de que sin aceite mineral y sus derivados no es posible empeñarse, contemporáneamente, en una guerra, los mandatarios fascistas vienen haciendo esfuerzos inauditos para proveerse de combustible. En su Word Economic Survey, correspondiente al año 1936-37, la Sociedad de las Naciones registra las palabras pronunciadas en mayo de 1937 por Mussolini asegurando que para mediados de 1938 Italia habrá asegurado su completa autonomía con respecto a las necesidades nacionales de petróleo y lubricantes.
Es como una demostración de que en Italia se trabaja por hacer realidad esa promesa que debe interpretarse la noticia transmitida al mundo por la U P, en cable fechado en Roma el 7 de enero corriente.
Según noticias oficiales, Italia está en vías de librarse de la necesidad de importar gasolina y lubricantes extranjeros. El Gobierno afirma que para 1940, cuando queden totalmente construidas las dos grandes refinerías de Bari y de Liria, se refinarán dentro del país todos los productos y subproductos del aceite mineral requeridos por el consumo Interno. Ya está funcionando, cerca de Nápoles, la más moderna refinería de Europa, construida por expertos norteamericanos con un costo total de cinco millones de dólares. Esta refinería está en capacidad de producir anualmente 60.000 toneladas de gasolina para motores, 50.000 toneladas de gasoil para motores Diesel; 10.000 toneladas de aceite lubricante y 10.000 toneladas de aceite de aviación. Con las otras refinerías que existen dentro del territorio italiano, las de Venecia, Specia y Milán, está el país en capacidad de refinar el 50% de los combustibles y lubricantes requeridos por la nación en tiempo de paz.
Estas refinerías -según .informa el cable- están equipadas con modernísimos aparatos, que permiten utilizar en el tratamiento del aceite crudo el llamado, proceso de hidrogenación. Este sistema permite refinar el petróleo crudo de bajo grado de Albania; país éste de donde Italia aspira a obtener la mayor cantidad posible del aceite requerido para su consumo, por la facilidad que tiene para transportarlo en sus propios tanques.
Un último informe con respecto a la industria de refinación en Italia es el siguiente, también transcrito en su cable por la United Press: a partir del 1º de enero de 1939, comenzará a regir en el país un decreto prohibiendo la importación de gasolina y de lubricantes que hayan sido refinados en el extranjero.
Italia hace esos esfuerzos desesperados para llegar a la autosuficiencia en materia de petróleo debido a la índole, esencialmente militarista y belicosa, del gobierno que la rige. Mas, lo esencial de esa política del fascismo -el esfuerzo para librarse de coyuntura de las grandes empresas internacionales productoras de aceite- es valedero y utilizable también por nosotros.
Ha bastado la cantidad de $5.000.000 de US.$ (menos de Bs. 20.000.000) para que Italia construya y ponga en actividad una magnífica planta de refinación. ¿Por qué entonces -cabe preguntar por millonésima vez- el Gobierno Nacional no ha construido en Venezuela una refinería estatal?
Lo desacertado de nuestra política en materia de petróleo se pone de manifiesto en hechos como el ya comentado por nosotros de que el Gobierno disminuya los derechos de importación de kerosene para fomentar su introducción al país. Lo lógico, de lógica simplista y elemental, es que el Gobierno refine petróleo nacional y obtenga kerosene nacional para el consumo interno; y que, al mismo tiempo, ponga en vigencia, de una vez decreto semejante al anunciado ya por el Gobierno italiano. Nos referimos al que prohíba la introducción al país de gasolina, kerosene y demás derivados del aceite mineral, cuando hayan sido refinados en el extranjero.
No nos cansaremos de reclamar del Gobierno Nacional, en todos los tonos y con todas las palabras, que construya una refinería en el país. Repetimos: una refinería estatal, o dándole participación en ella al capital privado criollo. Pero sin que para nada intervengan, en la organización o dirección posterior de la empresa, compañías extranjeras. En materia de refinación de petróleo, el desiderátum es bastamos a nosotros mismos, librarnos de la tutela extranjera.
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