Título: En Venezuela tenemos mujeres aviadoras
Fecha de publicación: 12-01-1949
Publicación: El Nacional
EN VENEZUELA TENEMOS MUJERES AVIADORAS
DESDE que la mujer fuera liberada de sus ancestrales cadenas en la primera guerra mundial, hemos visto cómo ella toma parte activa en la vida desempeñando cargos que hasta entonces estuvieron encomendados a la pericia e inteligencia del hombre. Pero cuando en realidad el mundo comenzó a asombrarse del espíritu de responsabilidad y cooperación de la mujer fué en la última guerra mundial, cuando ella se decidió por labores que hasta entonces le estuvieron vedadas. Entonces la mujer no se contentó con ocupar el puesto vacante por el compañero en la fábrica o en el campo, sino que tomó un día el volante y se elevó hasta las nubes, como sucedió en la Unión Soviética; o se dispuso a montar guardia para avisar a la población civil la llegada de los bombarderos nazis como en Gran Bretaña, o se fué a las fábricas de aviones para aumentar la producción de los cazas, como en Estados Unidos... Incluso las mujeres llevaron los aviones hasta el frente de batalla con riesgo inminente de sus vidas. Y vimos surgir las heroinas del aire como Marina Raskowa muerta en el cumplimiento del deber en el frente de batalla ruso y las (sic) Amelia Earhart que halló la muerte en un vuelo sobre el Pacífico...
De allí, de aquellas famosas mujeres que se vieron envueltas en la conflagración mundial más espantosa que conoce la historia de la humanidad, surgió este espíritu de superación de la mujer en el mundo. En nuestro país también se han registrado casos de mujeres valerosas que en plena guerra han colaborado con las democracias y en contra del nazi-fascismo desde un avión piloteado por ellas mismas...
¿Quiénes son estas mujeres?
MARY KEELER, LA PRIMERA MUJER AVIADORA VENEZOLANA
¿Dónde están nuestras aviadoras? –nos pregunta alguien. Y nos hemos ido a buscarlas, a interrogarlas sobre sus hazañas, sobre sus accidentes, sobre su cooperación a la derrota del nazi-fascismo en el mundo. Al principio se nos hizo difícil la búsqueda. Están tan escondidas nuestras aviadoras... Sin embargo, teníamos noticias de que María Asunción Calcaño había hecho estudios de aviación en Estados Unidos y que había llevado aviones al frente, que era instructora de aviadores y se había casado con un norteamericano. Teníamos vagas noticias de su cooperación durante la guerra última en Estados Unidos; de su valiosa ayuda como venezolana en el campo de la aviación.
–No, no conocemos a María Asunción Calcaño –nos dijo una voz a través del aparato telefónico de la Casa Stubins.
–Ella tiene otro nombre, nos informó un amigo. Casó con un americano y se llama Mary Keeler... Es la primera aviadora venezolana, con un magnífico record de viajes sin accidentes...
–Señorita, por favor, Mary Keeler...
Y la misma voz nos puso en contacto con María Asunción Calcaño.
–Ven ahora que estoy más desocupada. Por la tarde estoy muy atareada con la correspondencia, nos pidió.
Y allá nos fuimos. Dos escaleras y una oficina muy aireada y muy vasta. Tras su escritorio encontramos a la dinámica Mary Keeler que selecciona la correspondencia. Reímos de la equivocación. Hablamos de los tiempos viejos, de los viejos amigos, y entramos en materia.
AVIADORA DESDE 1939...
–Yo me gradué de piloto aviador en Noviembre de 1939 en Estados Unidos, nos informa Mary Keeler. –Fuí la primera mujer aviadora venezolana. Después se graduó Anita Branger, quien está volando en el Perú, y Carolina de Molinari...
–Cuando llegué a Caracas me uní a un grupo de pilotos para fundar la Escuela de Aviación. El grupo estaba formado por los pilotos civiles Guillermo Pacanins, Alberto Yanes, Harry Gibson, Guillermo Ochoa, John Stubins y yo... Practicábamos servicios aéreos en La Carlota... Entonces se graduaron varios pilotos. Entre ellos estaban estudiando Carmencita Madriz y Nelly Zing de Villegas, pero no llegaron a graduarse. La Escuela está ahora en Maracaibo y su instructora es Patricia Grant.
–¿Asisten algunas mujeres?
–Solamente dos americanas, –contesta Mary decepcionada.
–¿Por qué estudiaste aviación?
–No sé. Yo siempre quise volar. Me imagino que lo tenía en la sangre...
Mary sonríe un poco dudosa y continúa:
–Cuando tenía 14 años hice una excursión a los Castillitos, en el camino de La Guaira. Allí me quedé asombrada ante el paisaje de Caracas y exclamé "algún día volaré sobre Caracas en un avión piloteado por mí..." Todos mis compañeros se rieron –expresa Mary y de seguidas exclama:
–¿Sería el subconsciente?...
Pero lo que recuerdo es que empecé a estudiar en los Estados Unidos y en tres meses me gradué... Compré un avión y lo traje a Venezuela. De aquí volé por todo mi país.
–¿Qué sensación experimentas cuando vuelas?
–De reposo, de tranquilidad, de felicidad... ¡que no es poco!, –contesta A veces he volado sola. Otras acompañado (sic) con el mecánico, Antonio Reyes Carvallo, popularmente conocido por "el indio Reyes", hoy mecánico de Constellations...
–¿Has tenido accidentes?
–Una vez se me rompió una hélice en el aire y aterricé en el campo sana y salva... A la media hora estaba volando otra vez, pero el susto fué después que llegué y registré el motor, cuando me dí cuenta que estaba desprendido y he podido matarme... ¡Suerte! –concluye emocionada. –Este y muchos otros accidentes menores confirmaron mi teoría de que moriré en mi cama y no en el aire...
–¿Desde cuándo no vuelas?
–Ahora estoy calmada... El trabajo de la Escuela me quitaba todo el tiempo y también todas las energías. Cuando terminaba mis labores ya no tenía ánimo para volar... Pero cuando se reanuden las actividades de La Carlota volveré a volar, si todavía me quedan fuerzas, –concluye.
–He volado con mi hijo, que le encanta la aviación, nos dice orgullosa.
LA AVIACION CIVIL HA PROGRESADO, PERO...
Ahora hablamos en términos generales. Mary Calcaño Keeler nos da su valiosa opinión sobre la aviación civil en Venezuela.
–La aviación civil aqui ha progresado, pero muy lentamente –nos dice. El cariño y empeño que han puesto casi todos los pilotos fundadores del Aéreo Club Caracas, han mantenido el entusiasmo vivo. En mi opinión el motivo por el cual no se desarrolló hasta donde debía este deporte, fué la falta de simpatía de las autoridades aeronáuticas civiles. En el Ministerio de Comunicaciones se encuentran personas que sí quieren la aviación civil; y se habrían solucionado nuestros problemas si no se hubiera cerrado La Carlota para los trabajos de nuestro aeropuerto...
–En el interior del país reina un gran entusiasmo por la aviación y nosotros pensamos abrir una escuela en Barquisimeto, porque nos la han pedido mucho –continúa informándonos Mary.
–Una vez reanudadas las actividades de La Carlota, es el momento para dar un buen empuje a las actividades aéreas civiles...
–¿Conoces a aviadoras de importancia?
–Yo conocí a Amelia Earhart, gran aviadora desaparecida en el Pacífico; a Louise Taden, ganadora del Premio de Velocidades en las carreras de Cleveland y a Ruth Nichols, quien posee muchos records y premios... En California existe un templo de aviadores, donde hay un muro de bronce con las alas de los aviadores más famosos. Por Venezuela están las alas de Jorge Marcano y las de Mary Keeler...
–Pero quiero decirte algo sobre nuestra Patricia Grant, actual instructora en Maracaibo. Es una gran mujer. Tiene 27 años y una gran experiencia. Obtuvo su título de instructora de vuelo a ciegas y de vuelo nocturno... A propósito, una anécdota...
–Cuando yo presenté a Patricia Grant a los alumnos en La Carlota, muchos de ellos protestaron de que una mujer les fuera a enseñar a volar... Yo les conté el cuento de Blanche Noyes, una instructora de un programa que existió en Estados Unidos antes de la guerra, el cual consistía en graduar pilotos civiles que más tarde formaron parte del ejército... Cuando ella fué presentada a los alumnos, todos protestaron. Uno de ellos se le acercó y le dijo: "Mire, yo cambié de idea. Una mujer me enseño a caminar y a hablar, ¿por qué no me va a enseñar una mujer a volar?"
–Todos no querían volar sino con Patricia, porque es una excelente instructora –nos dice Mary. Ha graduado hasta hoy un gran número de alumnos en Maracaibo, donde reina gran entusiasmo por la aviación civil.
–Pero lo más divertido fué lo que me pasó en un pueblecito de Venezuela. Ibamos en avión a una ternera, y yo me perdí en la ruta. Aterricé en un lugar donde había un ranchito. La campesina corrió desesperada casa del esposo y le gritó: "Hermenegildo, llegó un pájaro con una bruja..." Cuando le pedimos la dirección, nos dijo "Po’ay pa’bajo..." Y llegamos directamente –concluye Mary riendo la ocurrencia.
BUSCABA UNA SENSACION DE OLVIDO...
Ahora nos dirigimos a la casa de habitación de Carolina Herrera Uslar de Malinari, quien en breves momentos nos informa sobre su carrera de aviadora.
–Yo estoy volando desde el año 41, cuando obtuve mi título de piloto. Estudié en la Academia Emry-Riddle, en Miami, después de muerto mi marido...
–¿Sentía la vocación de aviadora?
–No, yo quería experimentar la misma sensación de olvido que decía sentir Oscar cuando tomaba el avión y se elevaba.... Siempre me decía que cuando tenía alguna preocupación, se le olvidaba todo allá, en las nubes...
–Pero yo no llegué a sentir esa sensación –continúa–. Yo quería olvidar la tragedia de su muerte y de mi vida... Estaba como loca. En mi casa no sabían que yo andaba volando. A las ocho horas llegué a volar sola, después cogí las cincuenta horas para hacer el pilotaje privado y graduarme de instructora. Viendo que era tan fácil y que tenía bastante sangre fría, me inscribí en todas las materias para instructora: navegación aérea, navegación celeste, aerodinámica, metereología (sic) y regulación aero-civil...
–Más tarde viajé al Ecuador a continuar mis estudios en medicina. Y a mi regreso a Miami me propusieron que fuera instructora de la Base Naval de Emry-Riddle durante la guerra, y fuí instructora... Tuve muchos discípulos que no sufrieron accidentes...
–Yo hice todas las pruebas antes de obtener la licencia de Piloto Privado. Seguía la misma escuela de los Pilotos y tengo sólo 222 horas de vuelo. Es muy poco, continúa, pero es que tengo un hijo y no quiero exponerme más...
–¿Es un trabajo fuerte para la mujer?
–No es un trabajo fuerte para la mujer –contesta. Yo considero que nosotras las mujeres somos más concentradas, más sensibles, podemos ser admirables pilotos... Allí había muchas mujeres instructoras de tierra y en Venezuela tenemos una gran aviadora que es Mary Keeler...
–¿Qué opina usted de la mujer como aviadora?
–Me parece una carrera sumamente interesante, pero a mi modo de ver lo más importante es el "training" de tierra para el descenso y el ascenso. Para ello tenemos que para un examen de aviación de tierra. Los exámenes son fuertes, 200 preguntas en cada materia. Pero logré un record obteniendo mi título de piloto privado y comercial en cinco meses –concluye. –Durante la guerra estuve volando todo el tiempo....
–Ha sufrido accidentes?
–Tuve algunos. Una vez estaba dando vueltas a cinco mil pies de altura, venía en picada haciendo el "spin" y el aparato no se recobraba. Maniobré ya a ras de tierra, y el aparato se recobró. Me asusté muchísimo. El co-piloto creía que me quería matar... Pero hace tiempo que no vuelo. Mi último vuelo fué en México –expresa como añorando aquellos tiempos.
Y como la señora Molinari no se deja fotografiar, dimos por terminado nuestro viaje en tierra con las mujeres de las nubes, no sin antes recordar los nombres de las entusiastas de la aviación en Venezuela, como Dora de las Casas, Carmen Luisa de Zuloaga, Olga de Lucca, Nelly Zingg de Borges, Carmencita y Elvira Madriz, quienes después de haber efectuado vuelos en compañía de sus maridos, se dedicaron a sus hijos.
–Tengo tres hijos y no puedo exponer la vida así, nos ha dicho una.
(*) La presente transcripción es una copia fiel del texto original. Los aparentes errores de redacción, ortografía, acentuación, concordancia y tipeo son producto del estilo periodístico y de las técnicas de edición de la época. Únicamente se corrigió la inversión de líneas. El adverbio de modo sic se empleó entre paréntesis después de aquellas palabras o expresiones con errores muy evidentes de ortografía o tipeo para asegurar que la expresión precedente es una cita textual.
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