Entrevistadores: Sofía Ímber
Entrevistado: Pedro Pablo Aguilar, jefe de la Fracción Parlamentaria de Copei
Programa: Buenos días
Canal: Venezolana de Televisión
Fecha: 26-06-1970

Pedro Pablo Aguilar, expresó:
- Con el vencimiento del mandato de la Comisión Mixta prevista por el Acuerdo de Ginebra cabían tres actitudes. Una, la denuncia pura y simple de ese Acuerdo, lo cual hubiera sido y sería (si llega el Congreso a hacerlo) un gesto no patriótico sino patriotero, del cual podrían derivarse algunos beneficios políticos para sus patrocinantes, pero que sería contrario al verdadero interés nacional. La segunda actitud, y la mas cómoda, hubiera sido poner en ejecución los mecanismos previstos en el Artículo 4° del Acuerdo de Ginebra, con lo cual a corto plazo la decisión hubiera salido de nuestras manos. Por último, cabía intentar lo que propone el Protocolo de Puerto España, que es lo patriótico y lo determinado por el verdadero interés del país; lo que deja en pie la posibilidad de recuperar nuestros derechos sobre la Guayana Esequiba, mediante la suspensión temporal de los efectos del mencionado Artículo 4° que, de funcionar, llevaría a una eventual decisión del Secretario General de la ONU sobre el medio que, dentro de los usos del derecho internacional, debería resolver la controversia, y que casi seguramente sería la Corte Internacional de La Haya.
Añadió:
- El problema político interno que se ha suscitado procede de la inmadurez de algunos sectores de nuestra democracia. Hay sectores para quienes hacer oposición significa sencillamente decir no a todo cuanto proponga el Ejecutivo. Eso los dispensa de todo esfuerzo doctrinario, de toda definición que no sea esa definición primitiva. En esa forma, algo que ha debido ser una cuestión nacional se ha transformado en una polémica partidista. Es falso que el gobierno no haya hecho consultas. Las hizo desde hace muchos meses, pero obviamente no sobre la versión definitiva del Protocolo, que estuvo lista sólo el 18 de este mes, cuando se firmó, sino sobre las alternativas que se presentaban con la extinción de la Comisión Mixta. Hubo opiniones en favor de la denuncia del Acuerdo de Ginebra, pero hubo más en favor de mantener vigente lo ganado en Ginebra, y todavía más en favor de alguna fórmula que permitiera posponer los mecanismos previstos en el Artículo 4°. A base de ese consenso, y de acuerdo al mejor criterio del presidente Caldera, el canciller Calvani, etc., se negoció con Guayana lo que eventualmente se convirtió en el Protocolo de Puerto España.
Con respecto a aquellos que fueron consultados acerca del Protocolo, Aguilar señaló:
- Entre las personas consultadas, estuvieron los dirigentes de los principales partidos políticos. Las consultas fueron hasta excesivas. Pudo arriesgarse el acuerdo con Guayana, porque los guayaneses hubieran podido enterarse de nuestros motivos de buscar un arreglo como el que se logró con el Protocolo. En este sentido, son insólitas las declaraciones de Jóvito Villalba. Él estaba enterado, lo mismo que el senador urredista Soto Amnesty, Presidente de la Comisión de Política Exterior del Senado, de lo que se perseguía y por qué. Pero es obvio que no todo el mundo podía ser tenido al corriente, día a día, del texto preciso del Protocolo, o de las modificaciones que se le hicieron sobre la misma mesa de negociación en Puerto España.
Agregó:
- También es insólita la actitud y la conducta de Jorge Olavarría. Su argumento fundamental es que no fue consultado, pero eso es totalmente falso. En enero fueron llamados al país para una conferencia sobre el problema, todos los embajadores implicados, inclusive el de la ONU, el Embajador en Guayana y, desde luego, Olavarría. El 31 de marzo, al terminar de convenir, en negociaciones secretas con Guayana, las bases de un posible Protocolo, Venezuela y Guayana convinieron en incluir, de allí en adelante, en las conversaciones al gobierno de Gran Bretaña. Ese mismo día fueron llamados a Caracas los embajadores, pero Olavarría se excusó dizque por compromisos sociales que tenía en Londres, y llegó a Caracas sólo el 4 de junio. Al conocer el borrador del Protocolo, hizo algunas observaciones. Se le pidió que se quedara y participara en la etapa decisiva de la negociación, pero se negó, de nuevo alegando compromisos sociales en Londres, en particular cierto "Garden Party" que da la Reina cada año en junio. Entre el 4 y el 18 de junio hubo tres reuniones venezolano-guayanesas, en las que se hicieron revisiones al texto del Protocolo, y de las cuales Jorge Olavarría estuvo ausente porque quiso. Se pueden dar ustedes una idea de la manera de actuar el embajador Olavarría en este asunto, si les digo que en la carta pública de renuncia que dirigió al presidente Caldera, incluyó el texto de un telegrama cifrado que había recibido la Embajada en Londres...".