Entrevistadores: Sofía Ímber; Carlos Rangel
Entrevistado: Hugh O’Shaughnessy, Periodista, Editor para América Latina del diario Financial Times, Editor del semanario Observer
Programa: Buenos días
Canal: Venevisión
Fecha: 22-03-1983


SI: Estamos con Hugh O’Shaughnessy, Editor para América Latina del Financial Times y del dominical del Observer. Este hombre que tiene un nombre tan difícil, tiene un acento inglés que es una mezcla de chileno y de castellano de Salamanca, o sea, que habla muy bien el español. Él ha venido a Venezuela a participar en un seminario de Perfección de Ejecutivos sobre la situación actual de nuestro país. Para un estudioso es una coyuntura interesante y para nosotros difícil. ¿Cómo encontró el nivel de análisis de los participantes venezolanos?
HOS: Creo que el nivel de análisis fue muy bueno. Yo los vi un poco preocupados. Yo palpo y estuve aquí hace más de un mes, que el grado de pesimismo ha aumentado, aunque diría que ese pesimismo no es del todo justificado, ni por la crisis por la cual está atravesando el país.
CR: No está justificado. Ahora, estas personalidades venezolanas a quien usted ha tenido la oportunidad de oír, son gente sobre todo del mundo empresarial o también del mundo político. ¿Estaba usted cuando intervino el Presidente de la República en la inauguración?
HOS: No, no estaba.
CR: ¿Entonces estas personalidades, en su opinión, tienen en forma uniforme dominio del problema actual venezolano y de sus posibles soluciones? Usted acaba de decir que están tal vez demasiado pesimistas, pero ¿no le parece que tienen un control, digamos intelectual de la situación?
HOS: Sí, yo creo que sí se sabe aquí que la hora de la austeridad está a las puertas, porque todos están convencidos de que el país tiene que pasar por un período de austeridad. Pero veo a la gente un poco asustada por esa austeridad. Diría que muchos países de Latinoamérica están muy contentos de vivir en el grado de austeridad que se va a vivir en Venezuela.
CR: Ahora que usted introduce ese tema de la austeridad en Venezuela, esa palabra no tiene casi significado, claro, lo tiene para la gente de escasos recursos quienes nunca participaron de la gran abundancia de dinero, pero para la clase media, la clase media alta y la clase pudiente, esa palabra casi no tiene sentido porque no se ha conocido en Venezuela. En cambio, por ejemplo, un país como el suyo, Gran Bretaña, ha conocido gran austeridad, sobre todo en período de guerra y usted conoce muy bien América Latina donde hay grados diversos, pero severos de austeridad. ¿Qué es la austeridad, la austeridad verdadera?
HOS: Para el venezolano es reprimir y congelar un poco el consumo, ir a un grado de consumo, y lo vuelvo a repetir, que sería muy bueno en muchos otros países del hemisferio. Yo diría que la austeridad por la cual ustedes van a pasar con su austeridad, o con su supuesta austeridad, lo van a pasar bastante bien, hasta muy bien en comparación con muchos países del mundo.
CR: Por favor, trate de describir un poco y en términos concretos esa austeridad. En Venezuela hemos estado acostumbrados a importar de todo y además barato. En otros países muchas cosas no se consiguen a ningún precio y las importaciones son caras, costosas, con relación al nivel ingresos de la gente. ¿Cómo es una situación de austeridad en América Latina que usted haya vivido y que nos pueda describir?
HOS: Bueno, la imposibilidad de ir a Miami para hacer compras y ni siquiera a la capital del país para hacer compras. La clase media aquí tiene la ventaja y la costumbre de ir a otros países a hacer compras, a Estados Unidos, a Curazao. Pero hay muchos países en los que no se pueden hacer compras, ni la gente se puede movilizar de sus ciudades a hacer compras en la capital y menos ir a otro país.
CR: Tampoco se puede viajar con divisas, uno no puede comprar dólares.
HOS: Claro, si no tiene divisas en su país, ¿cómo podría cambiar?
SI: No es lo mismo la austeridad en Inglaterra o en Francia o en el Canadá o en Estados Unidos donde puede haber períodos de gran austeridad porque esos países en sí mismos tienen gran cantidad de cosas que ofrecer a sus habitantes. El que busca cultura la encuentra en un grado óptimo, etc. ¿Usted cree que Venezuela, en un período de austeridad, tiene esas riquezas intrínsecas que ofrecer a los venezolanos?
HOS: Obviamente, y tiene una tradición artística que se puede comparar con todos los demás países del hemisferio. Los pintores, los autores, los intelectuales, tienen ambiente aquí donde hay pintura, arte, etc., de todo para ellos. Ustedes ya han tratado de invitar a su país turistas para las bellezas de un país que ustedes mismos a veces no conocían. ¡Cuántos no han estado en el Delta, en las ciudades andinas, en la Gran Sabana!
SI: También cuántos se han puesto una tarde en Caracas a ver la belleza del sol cayendo en el Ávila. Según los participantes venezolanos en el seminario, ¿cuáles son los puntos críticos de la situación que requieren acción?
CR: Yo haría una pregunta previa, Sofía, ¿cómo, según ellos, llegamos a este punto? Muchos han opinado de los errores cometidos, de las inadvertencias colectivas del Gobierno y de la Nación. Según estos venezolanos que usted ha escuchado, ¿cómo llegamos a esta crisis innecesaria?
HOS: Según ellos y les estoy citando yo a ellos, ha habido falta de coherencia en varios Gobiernos, no sólo, según ellos, en este Gobierno, sino varios Gobiernos y también una incapacidad de administrar los cuantiosos bienes que ha tenido este país por concepto del petróleo. Una serie de Gobiernos, según estos mismos venezolanos, no han tenido la capacidad intelectual, administrativa, para administrar este caudal de bienes.
CR: ¿Por qué Kuwait sí y Venezuela no?
HOS: Kuwait tiene la extensión de un Estado de los más chicos de aquí.
CR: Con más razón, ¿por qué Kuwait tuvo la previsión de crear un verdadero fondo de inversiones que tiene hoy día no sé cuántos miles de miles de dólares y que le produce el 30 % de su ingreso en divisas?
HOS: Yo no soy experto y menos en lo del Oriente Medio, pero creo que en Kuwait ha habido una costumbre, una tradición mercantil, una tradición comercial que ha podido dominar el cúmulo de riquezas que también ha recibido ese país.
CR: Una cosa curiosa y es que hay un gobernante venezolano anterior a los más recientes, Juan Vicente Gómez, usted conoce la historia de Venezuela, quien hacia 1923 comenzó a recibir una inmensa cantidad de dólares, grande para él, o mayor para él que lo que fueron estos ingresos recientes pero que, sin embargo, hizo un poco lo de Kuwait, se dedicó a pagar la deuda externa que era grande, en vez de tratar de modernizar, forzar el desarrollo como se dice, que fue el error del Sha de Irán.
HOS: Exacto, exacto, pero yo no quería tomar el ejemplo de Juan Vicente Gómez para plantearlo a los venezolanos.
CR: Pero es interesante, porque un hombre que había sido comerciante y hacendado, tuvo la posibilidad o la capacidad de no volverse loco, de no perder la cabeza con súbitos ingresos petroleros.
SI: ¿Cuáles son los puntos críticos, según sus interlocutores venezolanos, que requieren atención?
HOS: Un control mayor de la deuda externa y una cuantificación exacta de la misma, porque según varios, no existe un informe detallado de cuánto debe Venezuela. Esto es lo principal. Luego, una seriedad y coherencia en lo financiero, en lo económico y en lo político.
CR: Se habló del supuesto doble Gobierno, de la opinión discrepante del Gabinete Económico y del BCV.
HOS: Cuando yo estuve, no hablaron de eso.
CR: Pero usted está enterado de eso. ¿Usted qué opina? ¿Existe discrepancia?
HOS: Yo creo que en todo Gobierno hay discrepancias. En el británico hay discrepancias.
CR: Lo que ocurre es que aquí se ha estado diciendo que después de que se decretó el control de cambios, ha pasado demasiado tiempo sin que se aclare quién puede comprar dólares, a qué precio. ¿Usted oyó hablar de esa situación?
HOS: Sí, algo escuché.
SI: ¿Son muy críticos del Gobierno los participantes venezolanos, o según su opinión, moderadamente críticos?
HOS: Bastante críticos y también bastante deprimidos.
CR: ¿Qué críticas fichó usted?
HOS: La supuesta falta de coherencia del Gobierno en todo lo referente a la deuda externa, al control de los hechos que pasaron un poco antes de la declaración de la regulación. Esto, según ellos, fue una cosa criticable.
CR: ¿No escuchó usted criticas sobre la indecisión, sobre cómo distribuir las divisas que ahora son escasas? Ése es el otro problema. Es evidente que no hay divisas para todo lo que había antes, entonces, el problema es decidir a qué precios y para qué cosas debe haber divisas.
SI: El seminario tuvo otro aspecto muy interesante, ¿cómo nos ve el mundo? Usted fue invitado como uno de los observadores extranjeros, ¿cómo ve a Venezuela desde la redacción del Financial Times, donde usted trabaja? Ahora es su opinión y no la de venezolanos.
HOS: Yo no soy la persona más adecuada para responder a esa pregunta.
CR: Usted escribe artículos continuamente sobre Latinoamérica y específicamente sobre Venezuela.
HOS: Pero yo tengo la desventaja de tener un gran afecto por este país.
CR: Eso no es desventaja, sino una ventaja.
HOS: Desde hace 20 años yo he acompañado a Venezuela, si no desde aquí mismo, desde el terreno, lo he hecho desde afuera, en los altibajos de la política y la economía, y yo diría que desde Londres se ve...
SI: Vamos primero desde su periódico y luego en general.
HOS: Yo diría que los que estudiamos América Latina en Europa y somos bastante pocos, vemos a una Venezuela democrática y esto es lo que distingue este país de todos los demás países de la región. Tal vez estando yo aquí, lo palpo más en este instante. Ustedes no se dan cuenta de la riqueza política que tienen. Sí tienen fallas en el Gobierno, pero cualquier Gobierno en cualquier país tiene fallas, pero ustedes han tenido, durante los últimos 25 años, un sistema si no perfecto, sí superior en mucho a casi todos los Gobiernos de la región, y ustedes han llegado a una madurez política que ha escapado, por ejemplo, a Chile, a la Argentina, a Uruguay, para sólo nombrar tres países.
CR: Esto que dice el Sr. O’Shaughnessy es bien importante, porque los venezolanos, aún antes de tener estas dificultades económicas de ahora, estábamos realmente subestimando esa riqueza política, ese capital político que es la democracia y que es la libertad, y no nos damos cuenta inclusive que las críticas que merece el sistema y que las hacemos, son parte de ese capital.
HOS: Exactamente.
CR: Y es muy interesante que lo diga alguien del exterior, quien conoce bien a Latinoamérica y que nos diga eso en este momento. Recuerden que hay un enorme capital político en Venezuela que se llama la democracia.
SI: ¿Cómo se ve Venezuela desde el centro financiero mundial que es la "City" en Londres?
HOS: Yo diría un tantito caótica.
CR: Cuándo un banquero dice caótico, ¿qué quiere decir?
HOS: Que no se acata lo establecido o lo pactado, que a veces los pagos no se hacen en el tiempo ni el día, y a veces ni en el mes fijado.
CR: El tema es muy importante. Aquí se ha hablado mucho, no sólo ahora después de la devaluación, de hecho se ha hablado menos después del control de cambios, aquí la palabra devaluación no se debe nombrar. Después del control de cambios se ha hablado menos, lo que voy enseguida a decir, pero sobre todo antes del control de cambios se habló mucho de una conspiración bancaria contra Venezuela y contra el bolívar. ¿Usted cree que eso es cierto?
HOS: Yo creo que tiene cierta razón eso, pero diría que sería una parte muy pequeña.
CR: ¿Cuál sería el motivo de que banqueros internacionales quieran debilitar a Venezuela?
HOS: No es que quieren debilitar, pero sí palpo en Londres una cierta impaciencia, una cierta falta de simpatía para con un país cuyos banqueros en el pasado no han obrado por la vía exacta.
CR: Ahora que usted dice eso, que en Londres se nos ve con poca simpatía, ¿no tendrá que ver en esa actitud hacia Venezuela, la crisis de Malvinas?
HOS: No, yo creo que el caso de las Malvinas está bastante aparte de... Creo que la opinión que se tiene de parte del sector financiero británico, es compartida por muchos países europeos y tal vez también Estados Unidos, y eso tiene poco o nada que ver con las Malvinas.
CR: La mala opinión o ese juicio de que Venezuela es caótica en sus relaciones financieras internacionales, ¿está dirigido contra el sector público o contra el sector privado, o contra el sector público y también contra el privado de la banca venezolana?
HOS: Ustedes están en conocimiento de los juicios que...
CR: Pero ese juicio contra un banco del Estado -no sé si usted sabe bien cuáles bancos son del Estado aunque funcionen como bancos comerciales- y cuáles...
HOS: Pero esa falta de seriedad a veces se nota en algunos banqueros del sector privado.
CR: ¿El cierre del BTV repercutió mucho en la "City", en Londres?
HOS: Sí, pero mucho no. Yo diría que en parte la idea de una conspiración de la banca internacional contra Venezuela tendría una parte tal de la razón, yo creo que sí en ciertos sectores financieros. Hay todavía un cierto rencor contra un país que nacionalizó y estatizó el petróleo, que fue uno de los creadores de la OPEP. Pero creo que la acción de Venezuela en la OPEP hace 20 años le está a ustedes haciendo sufrir aún en estos días.
SI: ¿Cree usted que Venezuela llegará a requerir la ayuda del Fondo Monetario Internacional?
HOS: Creo que la decisión tiene que ser de Venezuela.
CR: Normalmente la decisión no es de los países. Cuando un país va y acude al FMI es porque está forzado por las circunstancias. Nadie lo hace por gusto. Entonces, la pregunta es ¿si usted cree que Venezuela podría, si las cosas continúan como están, verse obligada a acudir, como tiene derecho además, a solicitar la ayuda del FMI?
HOS: Creo que es bien probable.
SI: ¿Qué condiciones de austeridad nos pediría el FMI? ¿Qué le ha pedido el FMI a México?
HOS: Reducción del gasto público, reducción de importaciones y sobre todo plan financiero a corto plazo y a mediano plazo, para que el país por sí mismo se oriente, y la banca, en este instante, dice que no hay un plan ni de corto, ni de mediano, ni de largo plazo. La banca extranjera...
CR: Lo que el FMI pide se resume en una sola cosa, en una serie de medidas que se traduzcan en una disminución del nivel de vida de la población, y por eso es que la medicina es tan amarga.
HOS: Yo diría y no soy ningún defensor del FMI, creo que en el pasado el FMI ha hecho estragos en esta región, y la actuación del FMI en muchos países ha sido muy nefasta. En este instante, tal vez, ha habido una cierta modernización, una cierta evolución en los pensamientos, un poco para mí, exageradamente.
CR: Usted dice que el FMI ha sido nefasto, y yo le pregunto ingenuamente, cuando Manley en Jamaica decía que la culpa de los problemas de Jamaica la tenía el FMI, ¿no era una afirmación falsa y demagógica?
HOS: Era un tanto demagógica, pero debo decir que en el pasado el FMI ha operado sin tener en cuenta ningún riesgo de tipo social.
CR: Sí. El FMI no se ha preocupado por las consecuencias sociales de los sacrificios que exige, y si un país sufre una gran crisis social y una guerra civil en la última instancia, entonces de nada sirve tomar medidas financieras.
HOS: Muchos países han sufrido motines...
SI: La decisión de la OPEP en Londres, ¿es favorable o desfavorable para Venezuela?
HOS: Diría que ha sido favorable para Venezuela, porque ha detenido un descenso brusco en el precio del petróleo.
CR: Eso dijo el ministro Calderón Berti, porque si hubiera habido, o si hay ya, que no está descartada la posibilidad, una guerra de precios, el petróleo podría caer a 20 $, a 18 $ el barril. De manera que, esperemos que se mantenga ese acuerdo de Londres.
SI: Le quiero dar las gracias en nombre de todos los venezolanos que están viendo el programa, por ese poco de oxígenos que nos ha dado el colega O’Shaughnessy.
CR: Y sobre todo, que nos ha recordado que los valores no son únicamente lo material, sino que Venezuela tiene un inmenso capital que se llama la libertad política, la democracia, y que eso le da, por cierto, elementos para recuperarse de esta crisis mejor que otros países, los cuales por tener sistemas políticos inflexibles, fácilmente se desmoronan, inclusive política y socialmente, cuando tienen dificultades transitorias.