Entrevistadores: Sofía Ímber; Carlos Rangel
Entrevistado: Rubén Fernando Coronil, Médico cirujano, Jefe de la Cátedra de Cirugía del Hospital José María Vargas
Programa: Buenos días
Canal: Venevisión
Fecha: 28-03-1983


SI: Yo tengo 15 años tratando de convencer al Dr. Rubén Coronil que venga a la TV, de manera que hoy es un gran día para nosotros en Venevisión, por tener con nosotros a uno de los cirujanos más ilustres del país, quien es Jefe de la Cátedra de Cirugía del Hospital Vargas, es ex Presidente de la Sociedad Venezolana de Cirugía, ex Decano de la Facultad de Medicina, etc. Se dice por ahí, Rubén, que cuando le decía a una madre que su hijo no era muy inteligente, para no decirle tonto, debería ser obstetra, pero si es muy inteligente cirujano. ¿Es tan milagroso el cirujano como lo pintan?
RC: EI cirujano de fines del siglo pasado podía ser un cirujano milagroso y debía ser un deportista de la cirugía, porque iba encontrando y luchando contra factores inesperados como era la rapidez que tenía que efectuar las operaciones, la falta de anestesia y las infecciones. Hoy día eso ha cambiado totalmente y el cirujano tiene que ser fundamentalmente un ente pensante y no un extirpador de órganos que corta y cose tejidos, eso lo hace cualquier buen alfarero. Pero hoy el cirujano tiene que ser fundamentalmente un anatomista. Segundo, un fisiólogo. Tercero, un clínico integral. De tal manera que, la persona que reúna esas tres condiciones, puede tener la pretensión de llamarse cirujano, y entonces ése es justamente uno de los problemas que confronta actualmente la enseñanza de la cirugía con la multiplicad de especialidades.
CR: Explícanos ¿qué es ser anatomista, qué es ser fisiólogo, que es ser clínico integral?
RC: Ser anatomista es conocer exactamente la anatomía usando la redundancia de la palabra, del cuerpo humano, conocer como son los órganos. Usted sabe exactamente dónde van las arterias...
CR: Es decir, que al cortar no haya sorpresas.
RC: ...dónde van las venas, dónde van los órganos, las glándulas fundamentales que usted debe conservar, que no debe herir, que no debe lesionar y aquellas que se pueden cortar, que se pueden herir y que se pueden extirpar.
CR: Además, tiene que tener un buen pulso, porque no olvidemos que el cirujano está manejando un cuchillo, de manera que, buen anatomista, buen fisiólogo, buen clínico integral y además tener un pulso muy firme.
RC: Claro. Hay una condición fundamental del cirujano. Antes se decía que el buen cirujano tenía que tener ojos de águila, corazón de león y manos de seda, o manos muy firmes, algo así. Hoy día esas situaciones han cambiado, primero porque los artefactos para tener ojos de águila, existen, inclusive existen los microscopios para operar y que dan aumentos de 40 veces el tamaño del tejido, y mientras uno opera, lo hace bajo el microscopio –lo que se llama la microcirugía- y entonces uno puede hacer suturas y anastomosis que antes eran imposibles.
SI: Anastomosis es cuando se une un tejido con otros.
RC: Exactamente. Cuando se une un tejido con otros, una arteria con otra arteria, una vena con otra vena. Por ejemplo, la Trompa de Falopio, por ejemplo, en las mujeres estériles que a veces se está utilizando esa operación muy frecuentemente bajo el microscopio, lo cual permite hacer suturas increíbles utilizando hilos que no se ven a simple vista y que necesitan el aumento del microscopio para así poder ver el hilo. De tal modo que, estos progresos tecnológicos han logrado, indudablemente, entrar en terrenos que el cirujano no pensó nunca poder entrar.
CR: Pero la condición física perfecta sigue siendo indispensable.
RC: La condición y una salud a toda prueba.
SI: Tú tienes operaciones a veces duran siete y ocho horas.
RC: Y pueden durar, pero hay que tratar que duren lo menos posible. El cirujano puede, por el hecho de que tiene hoy día excelentes anestesistas y con gran seguridad, no puede dormirse en un acto operatorio. El tiempo empeora las situaciones y los problemas del post-operatorio. Mientras menos tiempo, el post-operatorio debe marchar mejor, mientras menos tiempo, mientras menos traumas, mientras menos daño hace el cirujano a los tejidos, entonces el post-operatorio es mejor.
SI: ¿Por qué tiene que ser fisiólogo?
RC: Porque tiene que saber como funciona el cuerpo humano para poder saber lo que corta, lo que quita, que no debe cortar ni quitar. Hoy, por ejemplo está, muy en boga la cirugía fisiológica de las series, es decir, el cirujano puede modificar la secreción de un órgano, por ejemplo del estómago, seccionando ciertos nervios y entonces seccionando las ramas del nervio neumogástrico que enerva al estómago, usted que evita que el enfermo tenga exceso de ácido clorhídrico, que es el principal porque hay otros, en la producción de la úlcera del duodeno. Eso hace que el cirujano tenga que conocer a fondo como funciona la secreción gástrica, qué produce la secreción gástrica, qué hormonas entran en juego en la secreción gástrica, porque si no sabe lo que está cortando y cosiendo y ante una situación inesperada, quién sabe cuánto daño puede hacer.
SI: ¿Y en cuanto al clínico? Esa sensación de la gente que al ir a casa del cirujano integral debe saber que es un médico antes que nada, no sólo un hombre que le va a proponer de inmediato una intervención.
RC: Desde hace mucho tiempo, desde el año 20, se habla con mucha insistencia de las enfermedades psicosomáticas y de las personas que han obligado prácticamente a algunos cirujanos que se dejan obligar, a ser operadas de determinadas cosas y las operaciones se suceden en serie cierto número de años en la misma persona. El paciente quiere ser intervenido, el paciente que cree que tiene una dolencia gástrica, si no se le interviene no se va a curar. Entonces, el cirujano tiene que ser fundamentalmente un clínico y saber qué tipo de personalidad tiene el paciente que le consulta, tiene que saber por lo menos fundamentos de psiquiatría para poder catalogar a la persona en la posición que le corresponde como paciente y saber cuál es la verdad y cuál puede no ser la verdad de lo que el paciente nos dice. Entonces, ésa es la función del verdadero clínico, además de todos los conocidos de semiótica y de clínica para llegar a un diagnóstico.
CR: Entonces, es una especie de superhombre.
RC: Sí, una especie de superhombre, es que el cirujano y el médico se acercan y llegan a ser hoy día, a acercarse a ser creadores, prácticamente creadores, competidores de Dios en la creación del cuerpo humano. Hoy cuando se resucita gente, hoy cuando se saca gente de la muerte, se está haciendo prácticamente una competencia con la fatalidad y el ser humano, para conservar esa posición, tiene que tener condiciones fundamentales de humanista para saber hasta dónde puede llegar, y de conocimientos técnicos y profesionales para saber cómo aplicarlos debidamente.
SI: Lo que te quiero preguntar es ¿si ese anatomista, ese fisiólogo, ese clínico, ese conocedor de la psiquiatría, ese conocedor del contexto del mal en el ser humano, no se lo enseñan aquí en la universidad? ¿Ese muchacho sale preparado en su anatomía y en todo lo demás?
RC: La universidad hace grandes esfuerzos, las universidades, no sólo universidades venezolanas, sino las universidades del mundo, porque las universidades están siendo atropelladas por el crecimiento de las especialidades, la aparición cada día de un sin número de especialidades, el atropello de la tecnología. Entonces, formar ese humanista, formar ese hombre que conozca al hombre antes que todo y que conozca al hombre para poder ayudarlo, no es fácil, es decir, las materias están tan compendiadas, lo que hay que estudiar de lo técnico es tanto, que difícilmente se puede llegar a formar ese hombre en seis años. ¿Qué es lo que pasa? Que esos hombres que terminan los seis años de estudio, ingresan a los hospitales y si tienen la buena suerte de ingresar en hospitales donde hay un buen maestro que les vaya enseñando estas cosas que es necesario aprender, humanismo, ética..., además, el humanismo no se enseña, es decir, hay cosas de ética que se enseñan boca a boca, el humanismo que se enseña boca a boca, pero también hay que leer, hay que estudiar, hay que leer no solamente medicina sino leer lo que escriben los filósofos, los psicólogos, los literatos, los que están tentando al pueblo todos los días y muchas veces lo plasman en una obra magistral, para que así el cirujano, el médico, comprenda esa situación y pueda plasmarla y orientarla en la conducción de su paciente.
SI: Rubén, yo he oído decir que el que da medicina sólo sabe, y que ni de medicina sabe.
RC: Eso decía un sabio español, Letamendi, pero en la época de Letamendi era muy fácil saber algo más que medicina, pero en la época de hoy es muy difícil saber algo más que medicina. Por eso los médicos jóvenes de hoy tratan de buscar precozmente una especialidad, porque eso reduce el campo de acción, pero ojalá fueran especialistas, buenos especialistas, pero también fueran humanistas y clínicos generales, porque entonces se puede llegar a un contexto, se podría llegar a un hombre que va a ser verdaderamente útil. Pero el especialista que sólo es técnico, aunque un técnico brillante, puede hacer mucho daño al ignorar, cuando conversa con un enfermo, cuando examina a un enfermo, otros problemas que no son de su especialidad, y que muchas veces son primarios, que privan sobre los problemas de la especialidad que el enfermo le está consultando.
SI: En Inglaterra y otros países, cuando a una persona le dicen que tiene que ser intervenida, se le dice que no lo haga inmediatamente, y no que esa misma noche se hospitalice para ser intervenido al día siguiente, sino que tome tiempo y busque una segunda opinión. ¿Qué opinas de esa búsqueda de una segunda opinión? ¿No es una cadena de una segunda, una tercera y cuarta, o más bien es algo que tú recomiendas?
RC: Yo creo que cuando el paciente tiene confianza en su médico, y que tiene confianza en su médico o en su cirujano a través del tiempo, la segunda opinión, si es necesaria, la debe plantear el médico si la cree necesaria, el mismo médico buscando una luz en un problema confuso que tenga por delante. La segunda opinión en los Estados Unidos sí es la regla, ¿por qué?, porque allí ha nacido un ejercicio de la medicina un poco complejo, un poco difícil, donde el médico tiene que estar asegurado contra demandas que se suceden a diario por lo que lo que llaman "bad practice" en el ejercicio profesional y hay un sin número de abogados que están detrás de los pacientes para fomentar estas demandas y obtener de allí los beneficios necesarios o innecesarios como consecuencia de un acto médico. Entonces, el médico pide y busca una segunda opinión para él tener el apoyo de otro médico.
CR: Rubén, esta proliferación de las demandas por error médico, ¿no envenena la relación médico-paciente?, ¿no llega el médico, cosa que todavía no ocurre en Venezuela, a ver una especie de enemigo potencial en cada paciente?
RC: Carlos, yo te podría contestar a eso que, si yo tuviera que ejercer en esas condiciones, yo probablemente hubiera dejado la medicina, porque cosa que más detesto es la desconfianza de un paciente. Cuando yo noto que un paciente tiene desconfianza, le digo: "Yo le recomiendo ir a casa de otro especialista, de otro cirujano. Yo le puedo recomendar dos, tres, cuatro, usted escoge, pero si usted se opera conmigo, yo lo voy a ayudar a usted y tenga la confianza de que voy a hacer todo lo que esté de mi parte para que esa ayuda sea efectiva y que sea útil para usted". De manera que, no puedo aceptar la desconfianza. Si un paciente desconfía de mí, yo prefiero no atenderlo.
CR: Otra consecuencia de esa situación de constantes demandas contra los médicos, es que en Estados Unidos los médicos le dicen a todo mundo, porque se lo tienen decir para evitar una demanda futura, no actúan casuísticamente en el sentido de saber a quién se le dice "usted tiene un cáncer", si es un cabeza de familia que tiene que arreglar sus asuntos, o a quien no se le dice. Y otra cosa, le pone a firmar al paciente una serie de papeles diciendo que él sabe que tiene tal cosa, y que de eso se muere la gente, y que él está de acuerdo.
RC: Es una manera de hacer las cosas por imposiciones legales, pero no es la manera humana de ejercer la medicina, eso es sencillamente antihumano. No creo que a un paciente se le debe decir todo lo que le puede pasar, todas las complicaciones que existen. Vamos a poner el ejemplo de intervención quirúrgica, la más simple de ellas, vamos a decir una apendicetomía. Una apendicitis aguda que comienza en una persona joven, si uno le dice a esa persona todo lo que le puede pasar, es probable que esa persona, o va excitada, asustada a la intervención, en un estado deplorable que es perjudicial para su salud, o simplemente dice que no se opera si puede evitar la operación. Porque es que en la lista de las operaciones pasa como en los medicamentos, si usted lee la lista de las contraindicaciones que tienen las medicaciones, de las complicaciones que un medicamento puede dar hoy día con la química moderna, entonces usted dirá: "Yo no tomo nada, me meto a naturista", como hacen muchos y a lo mejor son los que tienen razón, ¿por qué no?
CR: En toda intervención la estadística da que hay equis número de muertes. Como tú decías, en la intervención más sencilla hay una serie de cosas negativas en la mesa de operaciones, y entonces, si a la gente le dicen todo eso, o no se opera o va en mal estado anímico a operarse.
SI: Tú hablabas de los factores de un buen cirujano, pero aquí hay muchísimos estudiantes que llegan casi a graduarse sin haber pasado o sin haber visto un enfermo, sin haber disecado. Ello por el exceso de estudiantes.
RC: Tan grave no es la cosa.
SI: Parece que sí, parece hay muchos que realmente tienen poco acceso a la práctica de lo que estudian en teoría. ¿Eso no debilita la calidad de nuestros médicos?
RC: Eso es cierto, porque hay una masificación estudiantil, hay una cantidad de personas que aspiran a ser médicos y entonces, ¿cuál ha sido consecuencia?, que la gran mayoría de estos individuos cuando se gradúan, tienen que hacer estudios que duran a veces más de seis años, además de los seis que tuvieron para graduarse, dentro de hospitales, y allí es donde complementan su aprendizaje.
CR: ¿Eso no es normal? Nadie sale médico por haber estado seis años en la universidad.
RC: En la medicina de hoy nadie puede, ni debería ejercer la medicina, con seis años de estudios. Ésa es la realidad, porque la medicina de hoy es compleja, no es ya la medicina de nuestro tiempo cuando empezamos estudiar, y mucho menos la medicina de nuestros maestros que era una medicina muy simplificada en una serie de cosas.
CR: Yo te he visto cada vez que vas a operar estudiar horas en los libros de anatomía, es decir, sabiendo tanta anatomía como sabes, pero sabiendo que vas a hacer cierta intervención y vuelves a repasar toda zona, todo ese campo.
RC: Y eso debería hacer todo cirujano en operaciones de cierta importancia y magnitud. Todo cirujano debe repasar su anatomía y su técnica operatoria aunque lo esté haciendo todos los días, porque a veces se escapan cosas, surgen anomalías, surgen problemas que se nos han ido de la mano, que se nos han olvidado, y que si los tuviéramos presentes en el acto operatorio, las situaciones serían mucho mejores, es decir, el médico nunca debe dejar de estudiar, es un estudiante permanente y por eso generalmente en otras disciplinas es tan pobre, con contadas excepciones, es decir, que el médico no tiene el tiempo para la música, para la literatura, para la filosofía, a pesar de que hay algunos que son capaces en esos otros campos.
CR: Pero tú antes decías que es indispensable.
RC: Y lo sigo diciendo, sigo diciendo que es indispensable, y que el médico tiene que empeñarse en conocer al hombre. Pero pasa que la buena mayoría no lo hace así, y no lo hace porque no es humanista, porque no estudia a los hombres que escriben sobre literatura ni sobre filosofía, ya que creen que es más importante su medicina y puede que en parte tengan razón, que más vale ser un buen técnico que un buen humanista. Pero yo creo que se pueden combinar bien las cosas y al mismo tiempo tener una vida entregada a la profesión, no ese cirujano que tiene todas los fines de semana que montarse en un yate, ni en un avión, ni irse a la playa, porque los fines de semana son los momentos más maravillosos para llenar esa serie de lagunas que todos tenemos, para buscar y complementar conocimientos y para darse el gran lujo de leer a tantos hombres sabios que escriben cosas que nada tienen que hacer con la medicina.
SI: En este momento en Venezuela se ha llegado a la imposibilidad de la medicina barata, medicina importada y la gente se iba a Estados Unidos hasta para las cosas más sencillas, los famosos chequeos, digamos. Pero sin duda, además de esa gente, hay otros que decían que no se operarían en Caracas porque ese tipo de cirugía no se hace aquí o claro, aunque existen magníficos cirujanos, no hay cuerpo paramédico, no hay enfermeras suficientes, no hay asistentes suficientes. ¿Eso es cierto, o que hay de verdad en ello? ¿Es una verdad a medias lo que digo?
RC: Hay mucho de cierto en lo que dices. Nosotros estamos asistiendo a una situación que yo catalogué de caótica en mi discurso al ingresar a la Academia de Medicina. La catalogué de caótica por una razón elemental, me refiero a la situación hospitalaria del país y me refiero a los hospitales públicos y privados –no hago diferencias-. ¿Por qué?, porque Venezuela está construyendo camas de hospital a un promedio para aquella época de mil camas por año, y estaba preparando personal paramédico a un promedio tan bajo, con déficit tan alto, que faltaban para el año 80 unas 26 mil enfermeras graduadas y 51 mil enfermeras auxiliares. Hablo de los dos grupos humanos que manejan directamente a un paciente y que tienen responsabilidades muy directas. Pero resulta que en los hospitales, nosotros necesitamos 36 tipos de tecnólogos -lo que los americanos llaman paramédicos- para acompañar al médico en la labor que realiza. Antes los médicos eran enfermeros y ponían enemas ellos mismo, y hacían una partida de cosas. Era la medicina vieja. Pero en la medicina de hoy que llega a la ingeniería genética de cambiar cromosomas, o que por lo menos está llegando en las fases experimentales, y en la medicina del futuro, se necesita una pléyade de hombres capaces que ayuden al médico en la labor que éste realiza. Cito sólo a los Estados Unidos, ¿por qué se va la gente a operar allá de ciertas operaciones muy delicadas donde hay que atender al enfermo minuto a minuto? Porque simplemente, ¿quién cuida a esos enfermos minuto a minuto?, ¿los médicos? No, es un personal paramédico divinamente bien preparado, es decir, son casi médicos, y cuando una enfermera llama al médico por una emergencia, ya ella ha tomado prácticamente todas las medidas que el médico debería tomar. Pero aquí no nos pasa eso. Aquí, por ejemplo, cuando empezamos a hacer la cirugía del corazón en Venezuela, ¿qué hacíamos nosotros?, cada uno de nosotros hacía una guardia de cuatro horas con el enfermo, los médicos, el equipo que hacíamos esa cirugía, y nos íbamos turnando, pero eso no lo aguanta nadie. Eso está bien para comenzar, para abrir un camino, pero eso no se puede seguir toda la vida porque es inhumano. El médico está en otras labores y en otras funciones.
CR: En cierto modo le están dando la razón a quienes para operaciones muy delicadas, se van a Estados Unidos.
RC: Las operaciones que requieren una atención de minuto a minuto en el post-operatorio, en Venezuela no tienen una garantía, a pesar de que los cirujanos venezolanos tienen tanta o más capacidad que muchos de los cirujanos extranjeros donde la gente se va a operar. Son cirujanos excelentes, formados en magníficas escuelas y que dominan muy bien sus técnicas. Pero la falla está en esas subestructuras en los cuales hemos insistido mil veces, y lo insistimos en el Congreso de Ciencias Médicas, y lo insistimos en el Hospital Vargas en una conferencia que dimos hace tres meses, y lo insistimos en la Academia de Medicina, y los oídos están sordos. Hay que hacer los politécnicos al lado de los hospitales para preparar los técnicos, el personal paramédico, con suficientes estímulos, con suficientes grados de progreso en sus propios estudios y para que no se estanquen.
CR: ¿Por qué no se hace?
RC: Esa pregunta no la puedo yo contestar, yo no sé porque no se hace ahora. ¿Por qué no se hace? Porque probablemente se cree que la política de salud del país debe ser la política del anquilistomo, la política de la bilharzia, y la política de la amibiasis, pero los problemas que están matando gente que son los enfermos del cardiovascular, los enfermos del riñón, una serie de enfermos que necesitan esa atención inmediata, pero no, eso no interesa sino secundariamente, y entonces los médicos nos vemos desasistidos de ese personal indispensable, y muchos médicos han preparado su propio personal y tienen buena ayuda, etc., pero no es la regla. En nuestros hospitales no existe eso.
SI: Tú tienes en el Hospital Vargas un servicio de cirugía experimental. ¿Cómo va ese servicio?
RC: Yo no le llamaría a eso servicio. Hay una pequeña sección de cirugía experimental que fundamos nosotros en el 56 y que ha ido creciendo, y hoy tiene un buen número de investigadores de muy buena calidad, de muy buena condición humana, y tiene unos equipos realmente importantes que todos han sido conseguidos con la ayuda privada y no con la gubernamental. Ese servicio ha sido apoyado por la Universidad y por el Hospital Vargas en el mantenimiento del personal, pero los equipos han sido todos conseguidos con la ayuda privada a la cual estamos enormemente agradecidos. Y acabamos de presentar en el Congreso de Cirugía unos siete trabajos que han sido muy bien acogidos, muy elogiados, porque hacer investigación en Venezuela es una labor quijotesca casi, es una de las cosas más difíciles porque no hay ayuda y porque eso no lo paga nadie. En Estados Unidos hay para eso sumas de dinero entre las cuales entra el sueldo para el investigador. Aquí no, el investigador se da el lujo de investigar como pudiera jugar ajedrez o dominó, entonces se pone a jugar con los animalitos y a hacer experiencias, investigaciones, y eso no se paga.
SI: Valió la pena esperar 15 años a Rubén Coronil para entrevistarlo para todos los televidentes.